The current agricultural production and distribution will exhaust natural resources
Thu, 02/10/2008
La actual producción y distribución agrícola agotará los recursos naturales Se deben utilizar abonos naturales, semillas tradicionales e intensificar los procesos naturales
Puede convertirse en uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero Si continúa la tendencia actual de producción y distribución agrícola, se agotarán los recursos y se pondrá en peligro el futuro de nuestros hijos. Así se afirma en un estudio auspiciado por el Banco Mundial y la FAO, que repasa el estado de la agricultura mundial y aborda aspectos como los biocombustibles, los organismos genéticamente modificados o el cambio climático. Según sus autores, aunque el desarrollo de la agricultura ha mejorado la productividad en los últimos cincuenta años, sus beneficios se han repartido de forma muy desigual, provocando un elevado coste social y ambiental. Según recoge un artículo que publica la revista Consumer, el aumento global de los precios de alimentos básicos se encuentra también entre las graves consecuencias de este modelo de producción, lo que podría significar que haya países que no puedan asumirlos. Los expertos recomiendan que la agricultura combine estrategias de productividad con la protección de los recursos naturales y con las prácticas agroecológicas y, para ello, aconsejan utilizar abonos naturales y semillas tradicionales, intensificar los procesos naturales, o acercar más la producción agrícola y los consumidores a los que va destinada. El informe analiza las consecuencias de la agricultura moderna a nivel global.Así, en África del Norte y Asia Central y Occidental la biodiversidad agrícola está desapareciendo y podrían escasear los recursos hídricos en los próximos años. En Asia Meridional y Oriental y el Pacífico aumentará la contaminación por nitrógeno y el agua disponible se reducirá el 60% en una década. En Sudamérica, a pesar del aumento de la productividad agrícola, la pobreza afecta al 37% de la población, y la importación de alimentos ha creado una dependencia del exterior, alterando la producción local. En cuanto al África Subsahariana, la escasez de agua o la disminución de la diversidad genética representan también serios problemas. Cambio climático El pasado enero Greenpeace presentó un estudio en el que detallaba los efectos de la agricultura sobre el cambio climático, en el que se recordaba el enorme potencial del modelo intensivo actual para convertirse en uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. El trabajo explica que fertilizantes, deforestación, destrucción de ecosistemas, degradación del suelo y ganadería intensiva provocan la emisión anual de entre 8.500 y 16.500 millones de toneladas de CO 2 (entre el 17 y el 32% de las producidas por el hombre). Por su parte, la ganadería produce grandes cantidades de metano, más nocivo aún que el dióxido de carbono. Para reducir este impacto ambiental, la citada organización ecologista propone generalizar las prácticas agrarias sostenibles que fijan carbono en el suelo o reducir el uso de fertilizantes y el consumo de carne y derivados animales en los países desarrollados. Según explica a Consumer, Luís Echarri, de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra, la agricultura siempre ha supuesto un elevado impacto ambiental, sólo que el modelo actual multiplica sus efectos, y señala siete clases de impactos sobre el medio ambiente. Son, erosión, salinización y anegamiento de suelos muy irrigados, uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas, agotamiento de acuíferos, pérdida de diversidad genética, deforestación, consumo de combustibles fósiles y liberación de gases invernadero.
Puede convertirse en uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero Si continúa la tendencia actual de producción y distribución agrícola, se agotarán los recursos y se pondrá en peligro el futuro de nuestros hijos. Así se afirma en un estudio auspiciado por el Banco Mundial y la FAO, que repasa el estado de la agricultura mundial y aborda aspectos como los biocombustibles, los organismos genéticamente modificados o el cambio climático. Según sus autores, aunque el desarrollo de la agricultura ha mejorado la productividad en los últimos cincuenta años, sus beneficios se han repartido de forma muy desigual, provocando un elevado coste social y ambiental. Según recoge un artículo que publica la revista Consumer, el aumento global de los precios de alimentos básicos se encuentra también entre las graves consecuencias de este modelo de producción, lo que podría significar que haya países que no puedan asumirlos. Los expertos recomiendan que la agricultura combine estrategias de productividad con la protección de los recursos naturales y con las prácticas agroecológicas y, para ello, aconsejan utilizar abonos naturales y semillas tradicionales, intensificar los procesos naturales, o acercar más la producción agrícola y los consumidores a los que va destinada. El informe analiza las consecuencias de la agricultura moderna a nivel global.Así, en África del Norte y Asia Central y Occidental la biodiversidad agrícola está desapareciendo y podrían escasear los recursos hídricos en los próximos años. En Asia Meridional y Oriental y el Pacífico aumentará la contaminación por nitrógeno y el agua disponible se reducirá el 60% en una década. En Sudamérica, a pesar del aumento de la productividad agrícola, la pobreza afecta al 37% de la población, y la importación de alimentos ha creado una dependencia del exterior, alterando la producción local. En cuanto al África Subsahariana, la escasez de agua o la disminución de la diversidad genética representan también serios problemas. Cambio climático El pasado enero Greenpeace presentó un estudio en el que detallaba los efectos de la agricultura sobre el cambio climático, en el que se recordaba el enorme potencial del modelo intensivo actual para convertirse en uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. El trabajo explica que fertilizantes, deforestación, destrucción de ecosistemas, degradación del suelo y ganadería intensiva provocan la emisión anual de entre 8.500 y 16.500 millones de toneladas de CO 2 (entre el 17 y el 32% de las producidas por el hombre). Por su parte, la ganadería produce grandes cantidades de metano, más nocivo aún que el dióxido de carbono. Para reducir este impacto ambiental, la citada organización ecologista propone generalizar las prácticas agrarias sostenibles que fijan carbono en el suelo o reducir el uso de fertilizantes y el consumo de carne y derivados animales en los países desarrollados. Según explica a Consumer, Luís Echarri, de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra, la agricultura siempre ha supuesto un elevado impacto ambiental, sólo que el modelo actual multiplica sus efectos, y señala siete clases de impactos sobre el medio ambiente. Son, erosión, salinización y anegamiento de suelos muy irrigados, uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas, agotamiento de acuíferos, pérdida de diversidad genética, deforestación, consumo de combustibles fósiles y liberación de gases invernadero.