The drought alarms to the agricultural sector because to the limited volumes of water stored in dams in Gran Canaria

Sun, 21/09/2008

Las Provincias

El sector agrícola de Gran Canaria mira para el cielo desesperadamente a la espera que llueva y pueda afrontar los cultivos de temporada en medianías, así como la zafra hortofrutícola.
Las reservas en presas y embalses están a su límite después de dos años sin precipitaciones.
"Gran Canaria está seca desde el punto de vista agrícola y necesita que llueva para salvar esta campaña", señaló de forma alarmante el portavoz provincial de los exportadores y cosecheros hortofrutícolas (Fedex), Roberto Góiriz.
El escenario más preocupante se sitúa en la comarca de La Aldea de San Nicolás, toda vez que los recursos provenientes de sus presas están por debajo del 20% de su capacidad. Los embalses de Siberio, Parralillo y Caidero de Las Niñas apenas superan los dos millones de metros cúbicos cuando el año pasado por este mismo tiempo contabilizaban siete millones.
En la cuenca Sur/Sureste, la situación no es mucho mejor que la del oeste grancanario. La presa de Gambuesa está vacía y su contigua de Ayagaures sólo cuenta con un 60% de su capacidad. Fataga tiene 11.500 litros y la de Tirajana (Sorrueda) está al 2% de su capacidad. Para terminar el macroembalse de Soria está bajó mínimos y su contigua, la de Chira, sólo se encuentra a la mitad de su capacidad, con 2,8 millones de metros cúbicos.
Roberto Góiriz apuntó que a este escenario de los escasos recursos hídricos almacenados habría que añadir la sequedad de los terrenos. "El campo necesita agua ya y que sea con una lluvia tranquila y durante varios días para que la tierra se empape", explicó el representante del sector agrícola.
Los agricultores señalan también que la obtención de agua a través de su producción mediante desaladoras tiene el handicap de su coste con el alza del precio del combustible. Aunque en estos últimos días ha descendido el precio del barril del petróleo, las administraciones han mostrado su alerta por el alza que tendrá la desalación y depuración de aguas y su repercusión en cascada en los compradores y los consumidores.
Según las estimaciones que se han hecho, el alza de los combustibles repercutiría en la obtención de agua por los métodos no convencionales en torno a un 15 o un 20%.