Foment in Africa the construction of desalinating
Fri, 19/09/2008
El Gobierno de las Islas Canarias y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, fomentarán la construcción de desaladoras de agua a partir de energías renovables como la solar, la eólica y la fotovoltaica en países de Africa a través del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC).
Según explicó ayer el director de la División de Investigación y Desarrollo Tecnológico del ITC, Gonzalo Piernavieja, en la UNIA, esta iniciativa ha servido para instalar este año cuatro desaladoras de agua con energía solar fotovoltaica en Marruecos y otras en Túnez y Mauritania hace dos años.
Piernavieja señaló que esta actividad tiene una parte tecnológica y otra social, pues el ITC instala la desaladora, previa petición de los municipios interesados, en lugares de poca población donde los habitantes tienen que recorrer muchos kilómetros para encontrar agua y los técnicos enseñan el funcionamiento de la misma a los vecinos de la zona para que puedan generar energía y tener agua.
De esta manera, la desaladora se coloca «en medio de la nada» a partir de pozos de agua salobre, que se caracterizan por tener más sal disuelta que el agua dulce pero menos que el agua de mar. «Los pueblos donde se ubican sólo tienen mezquita y colegio y la desaladora se convierte así en otro espacio emblemático para los vecinos», aseguró.
Asimismo, apuntó que la falta de agua en el norte de Africa produce el éxodo rural y la emigración a países europeos, de manera que la instalación de desaladoras mediante energías renovables puede hacer que la gente no abandone sus pueblos.
Antes de desarrollarse en este continente, estas infraestructuras se prueban en las Islas Canarias debido a las similitudes que tiene esta comunidad autónoma con Africa en cuanto al terreno y la carencia de agua.
En cuanto a la aplicación de este sistema en España, el director señaló que si crece la demanda de desalación crecerá la demanda de energía y matizó que ésta debe ser renovable para evitar la contaminación. El director explicó también que las desaladoras actuales están diseñadas para funcionar de forma continua y que energías como la solar o la eólica no son constantes, situación que genera una compleja adaptación.
Según explicó ayer el director de la División de Investigación y Desarrollo Tecnológico del ITC, Gonzalo Piernavieja, en la UNIA, esta iniciativa ha servido para instalar este año cuatro desaladoras de agua con energía solar fotovoltaica en Marruecos y otras en Túnez y Mauritania hace dos años.
Piernavieja señaló que esta actividad tiene una parte tecnológica y otra social, pues el ITC instala la desaladora, previa petición de los municipios interesados, en lugares de poca población donde los habitantes tienen que recorrer muchos kilómetros para encontrar agua y los técnicos enseñan el funcionamiento de la misma a los vecinos de la zona para que puedan generar energía y tener agua.
De esta manera, la desaladora se coloca «en medio de la nada» a partir de pozos de agua salobre, que se caracterizan por tener más sal disuelta que el agua dulce pero menos que el agua de mar. «Los pueblos donde se ubican sólo tienen mezquita y colegio y la desaladora se convierte así en otro espacio emblemático para los vecinos», aseguró.
Asimismo, apuntó que la falta de agua en el norte de Africa produce el éxodo rural y la emigración a países europeos, de manera que la instalación de desaladoras mediante energías renovables puede hacer que la gente no abandone sus pueblos.
Antes de desarrollarse en este continente, estas infraestructuras se prueban en las Islas Canarias debido a las similitudes que tiene esta comunidad autónoma con Africa en cuanto al terreno y la carencia de agua.
En cuanto a la aplicación de este sistema en España, el director señaló que si crece la demanda de desalación crecerá la demanda de energía y matizó que ésta debe ser renovable para evitar la contaminación. El director explicó también que las desaladoras actuales están diseñadas para funcionar de forma continua y que energías como la solar o la eólica no son constantes, situación que genera una compleja adaptación.