The desalination, sustainable alternative

Wed, 30/07/2008

Expansión


Manuel Fariñas
Director de Tecnología, Investigación y Desarrollo de Acciona Agua
Las últimas lluvias que, por fortuna subieron el nivel de agua embalsada en nuestro país, no nos pueden hacer olvidar el problema estructural entorno a la escasez y la gestión eficiente del agua.
No en vano, España es el país más árido de la Unión Europea.
Una de las soluciones para paliar este problema, pero nunca la única, es la desalinización de agua marina. Mucho se ha hablado sobre este tema, a veces desde puntos de vista demasiado politizados.
Quizá abordarlo desde una visión más técnica y de negocio pueda aportar algo de luz.
Costes, consumo energético o impacto ambiental son algunos de los aspectos achacados a la desalinización. Todos ellos muy discutibles.
El desarrollo tecnológico en estos años ha permitido un descenso continuado de los costes de producción del agua desalada. Actualmente la tecnología más eficaz es la desalación por osmosis inversa, que básicamente consiste en la obtención de agua potable a partir de agua de mar, bombeando ésta a alta presión a través de membranas semipermeables, que filtran las sales y las impurezas.

Desde que se instaló la primera desaladora de España, en 1965, el precio del metro cúbico ha bajado progresivamente y hoy es hasta cuatro veces más barato. No obstante queda camino que recorrer.
Del coste del metro cúbico de agua desalada, el 40%-50% corresponde al consumo de energía, el 30%-35% a la amortización de la inversión y el resto a operación y mantenimiento, personal, reactivos, etc. Por tanto, para seguir reduciendo este coste hay que actuar en dos direcciones: rebajar la inversión inicial de la planta, haciendo especial hincapié en el proceso de pretratamiento y disminuyendo así la amortización, y rebajar el consumo energético.
Tecnología y consumo energético
La tecnología ha conseguido ir reduciendo cada año el consumo específico de energía a pie de planta, que actualmente se sitúa en 3,2 kilowatios hora por cada m3 y se espera que en un futuro próximo baje hasta los 3 kwh/m3.
Pero ¿cuánto es esto realmente?
Si tenemos en cuenta que un aparato de aire acondicionado funcionando una hora consume 4 kilowatios y que con menos de energía produciríamos más de 1000 litros de agua desalinizada, que es la cantidad necesaria para 5 personas durante un día en un país desarrollado, la respuesta parece clara, sobre todo si caminamos hacia un escenario de escasez de agua.
También se ha dicho que las desaladoras de agua de mar 'ensucian el mar' o lo 'llenan de sal'. Nada más alejado de la realidad.
La suciedad presente en el agua de mar es separada antes de llegar a las membranas de las desaladoras porque sino se deterioran.
La salmuera que se vierte posteriormente al mar está limpia y por tanto es imposible que contamine, sino todo lo contrario.

Ciclo hidrológico
Por otro lado, cuando se dice que las desaladoras llenan el mar de sal es por desconocimiento de cómo funciona el ciclo hidrológico, ya que cuando se vierte la salmuera con una concentración doble de la del agua de mar lo que se hace es mantener el equilibrio salino. De la misma forma que el agua evaporada en los océanos en forma de nubes deja su contenido salino en el mar, el agua producida por las desalinizadoras, al volver al mar, debe retornar las sales que poseía a dicho medio.
El agua es un bien escaso y lo será más en el futuro. Las fuentes de agua se están reduciendo por los efectos del cambio climático y por la contaminación. Pero además la población mundial sigue creciendo; hemos pasado de los 6.700 millones de personas y se estima que en el 2050 llegaremos a los 9.800 millones. Ante este panorama ¿qué soluciones tenemos? La buena gestión de los recursos hídricos y la reutilización de las aguas residuales es el camino, pero aun así seguirá faltando agua. Una de las soluciones pasa por la desalinización artificial, sobre todo si tenemos en cuenta que en los mares y océanos se encuentra el 97% del agua disponible en el planeta.
La desalinización reproduce lo que hace la naturaleza pero aprovechando la tecnología. Al igual que el sol desala el agua del mar y produce las nubes que descargan el agua sin sales en la tierra, las desalinizadoras emplean la tecnología para desalinizar el agua que luego se utiliza para uso humano ya sea consumo o para usos industriales, turísticos o agrícolas. El reto es ahora trabajar para que el consumo energético de la desalinización sea cada vez menor reduciendo consecuentemente el coste del metro cúbico y conseguir que cada vez más la energía utilizada provenga de fuentes renovables.