The CHE maintains the warning by drought in Esera and Ribagorzana
Thu, 03/07/2008
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) mantiene la situación de alerta por sequía en las cuencas del Ésera y el Noguera Ribagorzana, de las que depende el abastecimiento urbano y el suministro para riego de la mayor parte de los municipios de la Litera, en el Cinca Medio y el Bajo Cinca, en la zona oriental de Huesca.
Según los Índices de Sequía que mensualmente elabora la Oficina de Planificación Hidrológica del organismo de cuenca, los sistemas de embalses de estos dos ríos son los únicos de la cuenca que se encuentran en una situación crítica, aunque las copiosas lluvias de la pasada primavera han contribuido a mejorar sus escuálidas reservas. De ellos recibe su suministro el Canal de Aragón y Cataluña.
Barasona almacenaba ayer 83 de los 89 hectómetros que teóricamente puede almacenar. Sin embargo, esta cifra es menor en la práctica --hasta 25 hectómetros, según las fuentes-- debido a la acumulación de fango en su vaso. El principal consuelo de los agricultores que dependen de sus aguas es que las lluvias primaverales han empapado sus tierras. En poblaciones como San Esteban de Litera cayeron en los últimos tres meses 452,4 litros por metro cuadrado; en Tamarite, 230,6; en Zaidín, 195,3, y en Fraga, 191. En el primer caso es más agua de la que muchos años llega a los campos por el canal.
La escasez del Ribagorzana se debe a que la sequía se intensificó tras quedar esquilmadas sus reservas en el 2005 para salvar la campaña del Aragón y Cataluña.
Otros dos cauces regulados de la margen derecha, el Aguasvivas en todo su trazado y el Guadalope en su tramo superior --hasta los embalses de Santolea y Calanda--, cerraron el mes de junio en prealerta por su reducido volumen de reservas.
Esa situación se da en el tramo aragonés de la margen derecha, en el que todos los ríos sin regular o con regulación mínima se hallan, como consecuencia del estiaje, en situación de prealerta. Ocurre con el Jalón, el Jiloca, el Huerva, el Martín y el Guadalope. Por el contrario, la mayor parte de las cabeceras de los ríos de la cuenca se encuentran en situación estable
en pleno verano después de tres años consecutivos de escasez. No obstante, en los últimos días el caudal de algunos ríos pirenaicos se ha situado por debajo de los niveles de seguridad, que son los que garantizan la supervivencia de sus ecosistemas y la absorción de los vertidos autorizados.
Según los Índices de Sequía que mensualmente elabora la Oficina de Planificación Hidrológica del organismo de cuenca, los sistemas de embalses de estos dos ríos son los únicos de la cuenca que se encuentran en una situación crítica, aunque las copiosas lluvias de la pasada primavera han contribuido a mejorar sus escuálidas reservas. De ellos recibe su suministro el Canal de Aragón y Cataluña.
Barasona almacenaba ayer 83 de los 89 hectómetros que teóricamente puede almacenar. Sin embargo, esta cifra es menor en la práctica --hasta 25 hectómetros, según las fuentes-- debido a la acumulación de fango en su vaso. El principal consuelo de los agricultores que dependen de sus aguas es que las lluvias primaverales han empapado sus tierras. En poblaciones como San Esteban de Litera cayeron en los últimos tres meses 452,4 litros por metro cuadrado; en Tamarite, 230,6; en Zaidín, 195,3, y en Fraga, 191. En el primer caso es más agua de la que muchos años llega a los campos por el canal.
La escasez del Ribagorzana se debe a que la sequía se intensificó tras quedar esquilmadas sus reservas en el 2005 para salvar la campaña del Aragón y Cataluña.
Otros dos cauces regulados de la margen derecha, el Aguasvivas en todo su trazado y el Guadalope en su tramo superior --hasta los embalses de Santolea y Calanda--, cerraron el mes de junio en prealerta por su reducido volumen de reservas.
Esa situación se da en el tramo aragonés de la margen derecha, en el que todos los ríos sin regular o con regulación mínima se hallan, como consecuencia del estiaje, en situación de prealerta. Ocurre con el Jalón, el Jiloca, el Huerva, el Martín y el Guadalope. Por el contrario, la mayor parte de las cabeceras de los ríos de la cuenca se encuentran en situación estable
en pleno verano después de tres años consecutivos de escasez. No obstante, en los últimos días el caudal de algunos ríos pirenaicos se ha situado por debajo de los niveles de seguridad, que son los que garantizan la supervivencia de sus ecosistemas y la absorción de los vertidos autorizados.