The coastal aquifer is in danger of overexploitation
Sat, 28/06/2008
El acuífero costero del Valle de Aridane está en las últimas boqueadas. La recarga natural, según los estudios hidrológicos, «sólo compensa las extracciones bajo escenarios climáticos húmedos»; es decir, cuando las lluvias tienen entidad suficiente para hacer correr al barranco de Las Angustias hasta la desembocadura.
Las señales de alarma se dieron hace tiempo. En el Plan Hidrológico Insular, la citada cuenca está declarada en riesgo de sobreexplotación, explicó la gerente del Consejo Insular de Aguas de La Palma, Mercedes Rodríguez. Las principales comunidades de agua de la zona, agrupadas en Canopalma (Comunidad para la Distribución y Riego en las Vertiente Norte y Oeste de la Isla) han decidido tomar cartas en el asunto y, como primera medida, en una propuesta para la mejora de la gestión del acuífero costero del Valle de Aridane, plantean a sus socios la fusión de todas las entidades implicadas en la explotación de los pozos que captan sus caudales en el citado venero.
El objetivo es claro: conseguir un aprovechamiento racional del recurso y fijar las medidas de control y vigilancia para evitar la intrusión marina a fin de neutralizar el proceso de salinización de la veta hídrica.
El acuífero costero, desde muy antiguo, explica Carlos Soler, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la Dirección General de Aguas, ha sido explotado por «los pozos situados en el barranco de Las Angustias: Juan Graje, Candelaria, Morriña, La Prosperidad, Zona Alta, Duque, El Remolino, El Rayo y La Fuerza de Las Angustias», así como por los que se excavaron en el Barranco de Tenisca: Grupo Sindical de Colonización, Heredamiento de San Miguel, La Fuerza de Tenisca y El Salto». Entre todos elevan 15 hectómetros cúbicos al año.
Según Carlos Soler, «sólo los años de lluvias abundantes o precipitaciones intensas, cuando el caudal que circula por el tomadero de Dos Aguas, dentro de La Caldera de Taburiente, excede su capacidad de aducción, es cuando el agua supera la barrera que supone esta excepcional obra de captación y corre por el barranco de Las Angustias, pasando la zona de La Viña sin merma ninguna». Únicamente entonces llega caudal nuevo al acuífero costero.
Déficit
En el estudio y evaluación de Canopalma se subraya que «la recarga natural sólo compensa las extracciones actuales bajo escenarios climáticos húmedos». Para el resto, «se está en déficit», por tanto, precisa, «se extraen recursos almacenados del acuífero». También destaca la concentración temporal de las extracciones en los meses de verano y en horarios reducidos. Igualmente expone «la escasa capacidad de regulación (embalses)» y «la necesidad de implantación de sistemas de control de extracciones (sensores de conductividad y nivel del agua)».
Las señales de alarma se dieron hace tiempo. En el Plan Hidrológico Insular, la citada cuenca está declarada en riesgo de sobreexplotación, explicó la gerente del Consejo Insular de Aguas de La Palma, Mercedes Rodríguez. Las principales comunidades de agua de la zona, agrupadas en Canopalma (Comunidad para la Distribución y Riego en las Vertiente Norte y Oeste de la Isla) han decidido tomar cartas en el asunto y, como primera medida, en una propuesta para la mejora de la gestión del acuífero costero del Valle de Aridane, plantean a sus socios la fusión de todas las entidades implicadas en la explotación de los pozos que captan sus caudales en el citado venero.
El objetivo es claro: conseguir un aprovechamiento racional del recurso y fijar las medidas de control y vigilancia para evitar la intrusión marina a fin de neutralizar el proceso de salinización de la veta hídrica.
El acuífero costero, desde muy antiguo, explica Carlos Soler, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la Dirección General de Aguas, ha sido explotado por «los pozos situados en el barranco de Las Angustias: Juan Graje, Candelaria, Morriña, La Prosperidad, Zona Alta, Duque, El Remolino, El Rayo y La Fuerza de Las Angustias», así como por los que se excavaron en el Barranco de Tenisca: Grupo Sindical de Colonización, Heredamiento de San Miguel, La Fuerza de Tenisca y El Salto». Entre todos elevan 15 hectómetros cúbicos al año.
Según Carlos Soler, «sólo los años de lluvias abundantes o precipitaciones intensas, cuando el caudal que circula por el tomadero de Dos Aguas, dentro de La Caldera de Taburiente, excede su capacidad de aducción, es cuando el agua supera la barrera que supone esta excepcional obra de captación y corre por el barranco de Las Angustias, pasando la zona de La Viña sin merma ninguna». Únicamente entonces llega caudal nuevo al acuífero costero.
Déficit
En el estudio y evaluación de Canopalma se subraya que «la recarga natural sólo compensa las extracciones actuales bajo escenarios climáticos húmedos». Para el resto, «se está en déficit», por tanto, precisa, «se extraen recursos almacenados del acuífero». También destaca la concentración temporal de las extracciones en los meses de verano y en horarios reducidos. Igualmente expone «la escasa capacidad de regulación (embalses)» y «la necesidad de implantación de sistemas de control de extracciones (sensores de conductividad y nivel del agua)».