They discover in the seabed of Chile new species that feed on methane gas
Wed, 11/06/2008
Investigadores chilenos han descubierto en aguas de este país nuevas especies marinas que conviven en asociación con bacterias que ingieren gas metano y lo transforman en nutrientes para esos organismos, lo que contribuye a reducir su efecto invernadero en la atmósfera.
Así lo explicó hoy a EFE Silvio Pantoja, subdirector del Centro de Investigación Oceanográfica del Pacífico Sur Oriental de la Universidad de Concepción, que tiene su sede en la ciudad del mismo nombre, a 515 kilómetros al sur de Santiago.
Los científicos hallaron esas nuevas especies, entre las que destaca un tipo de gusano de dos metros de longitud y una almeja de hasta 40 centímetros, cuando realizaban una investigación sobre la composición química del gas metano, que es uno de los causantes del efecto invernadero cuando se emite en la atmósfera.
Los investigadores descubrieron alrededor y dentro de los depósitos de gas comunidades de animales que albergan bacterias que se nutren de compuestos derivados de la oxidación del metano, un mecanismo que disminuye la cantidad de gas que llega a la atmósfera y, por tanto, reduce el efecto invernadero.
Las estimaciones indican que en las aguas jurisdiccionales chilenas, que abarcan 200 millas a partir de la línea costera, se concentra el 3 por ciento de los depósitos de hidratos de metano del mundo, cuyas reservas totales representarían además el doble de los yacimientos de petróleo que existen en el planeta, señaló Pantoja.
Estas reservas de gas metano podrían convertirse así en una alternativa para diversificar la matriz energética de Chile, un país que depende en un 60 por ciento de la energía hidroeléctrica, afectada en los últimos meses por la sequía, y que importa el 40 por ciento restante en hidrocarburos y gas, en su mayoría procedente de Argentina.
Sin embargo, aún no existe la tecnología para extraer este gas, cuyo coste de explotación se calcula que alcanzaría los 500 millones de dólares (unos 323 millones de euros), a lo que se añaden las dificultades de realizar esa operación con las altas presiones que existen en el fondo del océano y de manipular un gas inflamable como el metano.
Este estudio evalúa los efectos de las emisiones submarinas de hidrocarburos gaseosos sobre la ecología de las comunidades que habitan las aguas costeras de Chile y aporta información esencial para la extracción de esas reservas energéticas de forma sustentable.
Así lo explicó hoy a EFE Silvio Pantoja, subdirector del Centro de Investigación Oceanográfica del Pacífico Sur Oriental de la Universidad de Concepción, que tiene su sede en la ciudad del mismo nombre, a 515 kilómetros al sur de Santiago.
Los científicos hallaron esas nuevas especies, entre las que destaca un tipo de gusano de dos metros de longitud y una almeja de hasta 40 centímetros, cuando realizaban una investigación sobre la composición química del gas metano, que es uno de los causantes del efecto invernadero cuando se emite en la atmósfera.
Los investigadores descubrieron alrededor y dentro de los depósitos de gas comunidades de animales que albergan bacterias que se nutren de compuestos derivados de la oxidación del metano, un mecanismo que disminuye la cantidad de gas que llega a la atmósfera y, por tanto, reduce el efecto invernadero.
Las estimaciones indican que en las aguas jurisdiccionales chilenas, que abarcan 200 millas a partir de la línea costera, se concentra el 3 por ciento de los depósitos de hidratos de metano del mundo, cuyas reservas totales representarían además el doble de los yacimientos de petróleo que existen en el planeta, señaló Pantoja.
Estas reservas de gas metano podrían convertirse así en una alternativa para diversificar la matriz energética de Chile, un país que depende en un 60 por ciento de la energía hidroeléctrica, afectada en los últimos meses por la sequía, y que importa el 40 por ciento restante en hidrocarburos y gas, en su mayoría procedente de Argentina.
Sin embargo, aún no existe la tecnología para extraer este gas, cuyo coste de explotación se calcula que alcanzaría los 500 millones de dólares (unos 323 millones de euros), a lo que se añaden las dificultades de realizar esa operación con las altas presiones que existen en el fondo del océano y de manipular un gas inflamable como el metano.
Este estudio evalúa los efectos de las emisiones submarinas de hidrocarburos gaseosos sobre la ecología de las comunidades que habitan las aguas costeras de Chile y aporta información esencial para la extracción de esas reservas energéticas de forma sustentable.