The Business of the "blue gold"

Sun, 02/03/2008

El Mundo

No se suponía que era insípida? Pues parece que no. Que catador de aguas sea una profesión y que algunos restaurantes den a elegir entre 10 marcas de botellines a la carta evidencian que hay todo un mundo y un gran negocio detrás de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.
El agua envasada está de moda. La producción aumenta al ritmo de entre el 5% y el 7% anual en los últimos años y el consumo per cápita asciende ya a 129 litros anuales. En otras palabras, bebemos el doble de agua mineral que de leche o refrescos. En 2007, se vendieron en España casi 6.000 millones de litros, y la previsión es crecer en torno al 7,9% este año, según la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasada, Aneabe.
El boom del agua embotellada obedece a la consecución de una serie de factores: algunos de carácter sociocultural y otras, medioambientales. Por un lado, la creciente preocupación de los ciudadanos por el bienestar, por llevar una vida sana, el culto al cuerpo, el mayor poder adquisitivo de los consumidores y ciertas dosis de esnobismo explican el fulgurante crecimiento de este mercado del H2O. Por otro, detrás del auge del líquido cristalino, que ha comenzado a denominarse como el oro azul está el decreciente deterioro de las aguas en muchas regiones españolas, por la contaminación de los subsuelos a causa de la ganadería y las industrias. El cambio climático y la sequía también juegan a favor del sector del agua mineral. Unos cambios que llevan tiempo siendo observados por las grandes multinacionales que se han lanzado a la compra de manantiales en todo el mundo.
La fiebre del agua también está llegado a España. Cada vez más empresarios se zambullen en el negocio del agua embotellada.Las principales multinacionales de alimentación y bebidas presentes en nuestro país, ya tienen una división de aguas. De hecho, en España, el mercado está liderado por compañías de la talla de Danone, Nestlé, Leche Pascual y Damm.
Las empresas buscan continuamente nuevos manantiales con los que impulsar y asegurar su negocio en los próximos años y mejorar sus costes de producción. Lo que ha provocado que se paguen grandes sumas por los cada vez más escasos acuíferos con aguas limpias y sanas que quedan en España.
El Grupo Danone, con las marcas Font Vella y Lanjarón, lidera el mercado de agua mineral en España con el 21% de la cuota de mercado; en segundo lugar está San Bendetto (Fuente Primavera), con el 10% de la producción y Leche Pascual, que con las enseñas Bezoya y Nature suma el 9% de las ventas del sector. Detrás está el grupo Nestlé y Vichy Catalan, con un 6% y un 5% de cuota, respectivamente.
Las embotelladoras de agua mineral salpican todo el territorio nacional, aunque la mayoría se localiza en la mitad norte de la Península, principalmente en Cataluña y Castilla y León, donde en los últimos años se está viviendo una auténtico boom de compraventa de manantiales.
Así, Leche Pascual cuenta con dos importantes manantiales en Segovia (en los términos de Ortigosa del Monte y Tres Casas) y otro en León (Los Barrancos). Entre las tres plantas envasaron 590 millones de litros de agua mineral natural en 2006. Además, tiene uno más en Aragón (Ribagorza) y está a punto de abrir un quinto en Camporrobles, en Valencia, por una «necesaria optimización de la estructura logística».
Las empresas embotelladoras de agua tienen que asumir fuertes costes de logísticas. Tantos que el transporte del producto representa el 30% del precio de venta al distribuidor minorista. «Por esta razón hay que ser muy eficientes, lo que se consigue teniendo distintos manantiales y, así, disminuir los costes de transporte», explican en Pascual.
En el mercado español la venta de agua en supermercados copa el 60% del total y gana peso en detrimento de la hostelería, que hace unos años descubrió la ventaja de sustituir la jarra de agua del grifo por botellas del líquido mineral. En el segmento de la restauración, destaca el liderazgo de las aguas de Coca Cola, dado que sus tentáculos comerciales se extienden en bares y restaurantes de todo el país gracias a la distribución de sus refrescos.
Del manantial burgalés de Santolín salen cada año los 90 millones de litros que embotella la planta Aguas de Santolín, una de las tres proveedoras con que cuenta la multinacional de las colas para etiquetar su marca Aquabona.
Junto a la logística, el otro gran factor para triunfar en el mercado del agua es ofrecer un producto de calidad. En este segmento, Solán de Cabras, es, además de la marca más cara, una de las más valoradas en España. La compañía, que en su ascenso contó con el hecho de que su producto fuera recomendado por los médicos, ha apostado por dar una imagen de marca muy cuidada.
En un agua juega a favor el grado de mineralización, el tanto por ciento de residuo seco y la distinta composición de la misma.Ingredientes que hacen que unas marcas se diferencien de otras en sabor y precio.
Artículo de lujo
Ultimamente en los restaurantes y bares más selectos se ha puesto de moda tener una amplia carta con las aguas más valoras y caras del planeta. Aguas de lujo como Lynx, Acqua della Madonna o Gleneagles, presentadas como los más prestigiosos perfumes y que pueden costar incluso 50 euros los 100 centilitros.
Frente a las grandes compañías, la otra cara de la moneda la ofrecen empresas más modestas y con muy pequeñas producciones, que pretenden hacerse un hueco en un mercado cada vez más dominado por los colosos de la alimentación. «Las multinacionales compran manantiales y venden a muy bajo precio el agua», lo que deja fuera de la competición a las empresas pequeñas, comenta María Duarte, responsable de la envasadora zamorana del manantial de Calabor, en la frontera con Portugal.
Aquí embotellan pequeñas partidas de un agua con propiedades mineromedicinales que emanan del manantial que bañaba el balneario del mismo nombre. Su estrategia es «hacerse valer por la elevada calidad el agua» y porque el embotellamiento es de forma mecánica, sin conservante alguno.