New dams to save the crisis

Mon, 04/02/2008

El País

Los embalses para el riego están en situación de emergencia y apenas se puede garantizar una cuarta parte del agua de un año hidrológico normal. Este diagnóstico no hace más que tensionar aún más a los regantes, inmersos en una auténtica guerra del agua coincidiendo con el traspaso a Andalucía de las competencias sobre el Guadalquivir. Es, en todo caso, una situación de alerta para un sector, el del regadío, que ocupa el 22% de la superficie agraria útil andaluza, acapara el 60% de la producción final agraria (4.570 millones de euros el pasado ejercicio), un 50% del empleo agrario andaluz y el 15% del empleo total regional.
Con la dotación de agua disponible en los embalses, hace algo más de una década podría garantizarse el riego para gran parte de los cultivos. Lo que ocurre es que, desde entonces, la superficie de riego se ha incrementado un 60% en la cuenca del Guadalquivir. Es evidente, por tanto, que la superficie de riego ha ido evolucionando por encima de sus posibilidades, y, por tanto, sin garantizar el agua a los regantes. El déficit hídrico de la cuenca, de unos 1.000 hectómetros cúbicos según el Plan Especial de la Sequía, sólo podrá contrarrestarse a medio y largo plazo, sostienen los expertos, con la construcción de nuevos embalses. En concreto, los ocho pantanos proyectados (Melonares, Arenoso, Gor, Velillos, Solana del Peñón, la Breña II, Jesús del Valle y San Calixto) garantizarán una dotación de 743 hectómetros cúbicos de agua embalsada.
Desde la Federación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), que gestiona a más de 290.000 hectáreas, su secretario general, Pedro Parias, asegura que con los recursos que actualmente existen en los embalses para regadío en la cuenca del Guadalquivir, los regantes recibirían una sexta parte de la dotación norma, esto es, 1.000 metros cúbicos por hectáreas frente a las 6.000 metros cúbicos que supone una dotación normal. Por todo ello, Parias indicó que, en el caso de que finalmente no hubiera un aumento de los recursos, 'habría que dejar de sembrar algunos cultivos e irnos a cultivos de menor demanda, lo que supone menos renta y menos empleo'. Feragua lamenta el incremento de hectáreas de regadío desde el año 1992 que, según exponen, 'perjudica a los derechos adquiridos de los regantes, que, a finales de los años 80 podían regar casi con normalidad y en estos momentos no ofrece una sexta parte de una dotación normal'.
Para el presidente de Asaja en Andalucía, Ricardo Serra, la solución 'no sólo se conseguirá vía ahorro de agua, sino que habrá que aumentar la capacidad de embalsado' haciendo más pantanos y acabando las obras iniciadas. Serra también aboga por el 'apoyo solidario' de unas cuencas con otras.
Por su parte, el secretario general de UPA y portavoz de la Asociación de Regantes de Andalucía (Areda), Agustín Rodríguez, considera necesario plantear la reasignación de recursos que 'permita igualdad de recursos entre distintos sistemas e igualdad de condiciones en términos de agua para el conjunto de regantes del Guadalquivir'. Rodríguez recuerda que el año pasado pidieron esa reasignación para el arroz. En parecidos términos se pronuncia el responsable de agua de COAG, Rafael Civantos, que aboga por 'replantearse' la situación del regadío, en el sentido de 'trabajar más en los cultivos más sociales y regar cultivos donde la mano de obra que se genere sea mucho mayor que en otros cultivos'. COAG comparte la valoración acerca de la situación crítica que atraviesa la cuenca y, en ese sentido, considera que debe retrasarse la campaña de riego lo máximo posible, pero sin perjudicar a los cultivos de invierno. Además, añade que el Plan Especial de Sequía es la base sobre la que se debe decidir la dotación de riego de las distintas zonas regables y de los distintos cultivos.