The crazy summer ends with the driest September since 1985

Mon, 01/10/2007

El Correo Gallego

Los que creen en las témporas, creencia popular según la cual el tiempo de cada temporada lo indica el día que ésta comienza, parece que este año pueden estar seguros de ellas.

Y es que a sólo un día de la llegada del verano, el pasado 20 de junio, la jornada se convirtió en la más lluviosa del año en el junio más loco desde nada menos que 1977.

Los datos del Observatorio Astronómico Ramón María Aller de la USC, que dirige el profesor José Ángel Docobo, haciendo un balance del verano que acaba de terminar para dar paso a un otoño que amenaza lluvioso, dan fe de que este verano fue uno de los más atípicos en las últimas décadas.

Aunque julio y agosto son considerados como los meses veraniegos por excelencia, en septiembre hizo más calor que en todo los dos meses anteriores juntos, aunque lo más llamativo es que fue el septiembre más seco desde 1985, con datos hasta el 22, día en que comenzó el otoño.

El estudio sobre este verano, desde el 21 de junio hasta el 22 de septiembre, y que se ha convertido en el más atípico de las últimas décadas, indica que mientras que en julio llovió justo la mitad del mes (15 días), las precipitaciones aguaron agosto 11 días, mientras que en septiembre el agua sólo hizo su aparición tres días y además en cantidades inapreciables, a pesar de que hubo jornadas con tormentas en zonas próximas como Ordes y A Estrada.
En cuanto a las temperaturas, el día con más calor no fue tampoco en julio ni agosto, sino en septiembre, en concreto el día 6, subiendo los termómetros hasta los 33,3 grados en Compostela.

De un calor insoportable al frío en unas horas

Si el verano acabó con un septiembre atípico en cuanto a la escasez de precipitaciones, también lo fue en las temperaturas, con máximas de 33,3 grados. Así, Compostela se convirtió el pasado 6 de septiembre en un auténtico horno, donde incluso algunos viandantes optaron por sacar el paraguas, aunque en esta ocasión para resguardarse de un sol de justicia.

Pero en este verano de contrastes, el termómetro tampoco huyó de los vaivenes inesperados, registrándose sólo 9 grados de mínima el 20 de julio y los 8,9 grados el 27 de junio.
También septiembre hizo que se cambiasen camisetas por chaquetas de abrigo en sólo unas horas. Ya que a mediados de mes las máximas cayeron hasta catorce grados en sólo 72 horas al entrar en Galicia un frente frío, que ya avisaba de la entrada del otoño

De 7 litros a 72 en 30 días de diferencia

Aunque la lluvia apareció en la noche del sábado al domingo y a ratos durante la jornada de ayer en Santiago, el verano en Compostela puede considerarse seco, aunque con excepciones. Y es que si en junio el agua hizo sacar los paraguas cuatro días en junio, con 7,1 litros en total, al mes siguiente, con 15 días de lluvia, cayeron 72,6 litros.

Sólo 9 jornadas con temperaturas altas

Los datos sobre el verano del Observatorio Astronómico Ramón María Aller reflejan que también fue atípico en temperaturas al registrarse sólo nueve días con más de treinta grados y 21 jornadas con temperaturas que oscilaron entre los veinticinco y treinta grados. Las máximas: el 30 de julio y el 6 de septiembre, con 33,3 grados.

Ocho puntos de diferencia en un año

El director del Observatorio compostelano, José Ángel Docobo, indicó a este diario que la comparativa del verano que acaba de terminar con la del año pasado es muy apreciable en cuanto a temperaturas. En 2006, hubo máximas de 38 grados en julio y septiembre