The Pavillion-Bridge keeps the Expo in suspense

Mon, 17/09/2007

ABC

Junto con la Torre del Agua y el Acuario Fluvial, el Pabellón-Puente sobre el Ebro, diseñado por la prestigiosa arquitecta iraquí, Zaha Hadid, es uno de los edificios emblemáticos de la futura Expo 2008 de Zaragoza y, en esto no hay duda, el más complejo de todos. Los responsables de la Expo no dejan de acordarse del día en que se adjudicó un proyecto tan ambicioso pero tan difícil de ejecutar, sobre todo con el desafío de llegar a tiempo para la inauguración el 14 de junio del año que viene. De hecho, admiten abiertamente que este proyecto les mantendrá con el alma en vilo hasta el día de la inauguración. «Es una obra muy dura, el proyecto más complicado que tenemos; lo digo con toda claridad, el que nos va a llevar con la lengua fuera hasta el final», reconoce el presidente de la sociedad pública Expoagua, encargada de la puesta en marcha de la muestra, Roque Gistau. Según explicó en una entrevista en RNE-Aragón en la que participó ABC y Ep, explicó que se trata de «un proyecto muy difícil, con una estructura muy compleja». Previsto como una de las entradas de acceso principales al recinto expositivo, el estilizado diseño del Pabellón-Puente tiene una forma de gladiolo que se abre y se cierra. Se apoya en los extremos del río, en unos montículos que descienden suavemente hacia las orillas, y en una isla artificial en el cauce del río. Un reto de ingeniería El equipo de Zaha Hadid define el Pabellón-Puente pretende que se convierta en «un objeto que nace de las condiciones naturales del río y sus riberas». Urbanísticamente, plantea un nuevo orden para el paisaje de las márgenes fluviales del río Ebro, separándose de esta manera de las alineaciones y los edificios, estableciendo con la ciudad una suave interacción por medio de unas rampas ajardinadas de transición. En su interior se instalará durante la Expo el espacio «Agua Recurso único», que dará a conocer el agua como derecho humano. Pero toda esta idea arquitectónica y expográfica supone un reto de primer nivel que trae a los ingenieros de cabeza. Es una obra prácticamente artesanal, puesto que no hay una sola pieza que sea igual a otra, y las distintas partes se construyen en cinco talleres distintos, alguno de ellos en Alemania. Compleja operación El anclaje al río implica una compleja operación que incluye una perforación de más de 60 metros de profundidad en mitad del Ebro. A ello se ha unido el difícil trato con la arquitecta iraquí, a la que desde distintos ámbitos de Zaragoza se reprocha que apenas se haya molestado en pasar por la ciudad a seguir la marcha de las obras, al contrario que los responsables de otros destacados edificios de la Expo. Roque Gistau confía en poder «lanzar» la parte que está construida en la margen derecha a principios de octubre, antes de las Fiestas de la Virgen del Pilar, aunque aún no lo tiene «claro». En todo caso, la obra «irá muy justa de plazo y será la que nos lleve más del ronzal hasta la exposición». «Es una locura» El resto de las obras no presenta, en principio, mayores dificultades para que concluyan a en plazo. El presidente de Expoagua se lamenta de que sólo se disponga de tres años y medio para una iniciativa de esta envergadura. «Es una locura, la verdad es que estamos trabajando con poca reflexión y al final te lleva a que las cosas no salgan en la medida que tu quieres y que haya errores que espero que se corrijan», reconoce. Por ello su grado de satisfacción con las obras es «relativo». «Por razón de la velocidad a la que vamos, no hemos aplicado todo el rigor que nos hace falta, sobre todo en lo que se refiere a la reflexión. Hay que primar el plazo frente al rigor y, a veces, tomamos decisiones con precipitación, y no se harían cosas que se han hecho si hubiera habido más reflexión», añade Gistau. Pero, en conjunto, opina que «el enfoque es positivo» y que tras la Expo permanecerá en la ciudad «una pieza arquitectónica de primer nivel», con edificios de gran calidad como el Pabellón-Puente, la Torre del Agua o el acuario... Me gustaría dejar una pieza arquitectónica de primer nivel. En cualquier caso, concluye: «Estoy absolutamente convencido de que esta exposición va a ser un éxito». Los responsables de Expoagua reconocen que van a estar «con la lengua fuera» por la obra más compleja de todo el proyecto y lamentan la falta de reflexión con que deben actuar por culpa de los plazos.