Last rainfalls does not solve drought

Sun, 19/08/2007

El Periódico

Las precipitaciones de los últimos días, abundantes en muchas zonas de Catalunya, no han logrado frenar la situación de sequía por la que atraviesa Catalunya. Los embalses de las cuencas internas, que abastecen a más de cuatro millones de habitantes, están al 42,63% de su capacidad. Un poco por encima la del Ter (al 44%) y a ese nivel la del Llobregat.
Llueve, pero no a gusto de todos. "Las primeras precipitaciones, como la tierra estaba tan seca, no llegaron ni a los acuíferos y en poca medida a los ríos y rieras", explican desde la Agència Catalana de l'Aigua (ACA). "Una vez la tierra se empape, ya será más probable que el agua --prosigue el portavoz-- alcance los lugares idóneos para almacenarla, que son los embalses".
De todas formas, esas lluvias de la primera semana de agosto y las que han venido posteriormente, como la de ayer, han contribuido a disminuir el ritmo de descenso de las reservas hídricas. Como es obvio, "estaríamos mucho peor si no hubiese llovido", explican desde la ACA. Las cuencas con una pluviometría más generosa en agosto han sido las de la Bisbal, Foix, Garraf, Ribes, Besòs y Maresme. En la relación no figuran las cuencas del Ter y el Llobregat, que son las que más agua proporcionan para abastecer a la población y al regadío.
Las lluvias, más o menos generosas, han contribuido, no obstante, a que se requiera menos agua para riego, lo que también ha contribuido a evitar un descenso aún mayor del caudal embalsado. La ACA calcula que gracias a esas precipitaciones de agosto se ha conseguido ahorrar unos ocho hectómetros cúbicos de los pantanos del sistema Ter-Llobregat que, en conjunto, almacenan actualmente 267 hectómetros.
SITUACIÓN DE EXCEPCIONALIDAD Pese a ello y ante la dispersión de las precipitaciones y el escaso caudal embalsado, la ACA mantiene la situación de excepcionalidad en todas las cuencas de Catalunya. Eso comporta que los municipios deban garantizar una dotación máxima de 270 litros por habitante y día, pero no más. En el caso de las cuencas del Ter, Llobregat y Muga --por déficit de volumen embalsado que no por escasez de precipitaciones-- esa excepcionalidad comporta la reducción de esa dotación en un 15% y la sustitución de parte del caudal destinado a riego agrícola por agua regenerada, la anulación de desembalses para uso hidroeléctrico, la restricción de vertidos y un mayor control sobre los usuarios, entre otros.
EL PRONÓSTICO En cuanto a las previsiones, todo indica, según la ACA, que no habrá cambios significativos --que pudiese levantar la excepcionalidad, decretada el pasado 17 de abril-- en los próximos días. "Debería llover de forma constante y continuada durante muchos días para que la situación se aliviase", valora el portavoz.
La gran esperanza de la Administración hídrica es que el periodo más seco del verano ya toca a su fin y en otoño, lo habitual es que las lluvias tengan una presencia aún más significativa. Todo ello evitará que se entre en una fase de excepcionalidad más grave que obligaría hasta a un 45% de restricciones para el riego agrícola y otros usos. Solo en el caso de emergencia --con los embalses al mínimo-- se vería afectado el uso de agua de boca, lo que no es previsible que ocurra, por lo menos durante este año.