Making drinkable water aggravates global warming
Thu, 19/07/2007
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) alertó de que la creciente tendencia a potabilizar el agua de los mares es “una amenaza potencial para el medioambiente que podría agravar el cambio climático”.
El informe “Haciendo agua, desalinización: ¿opción o distracción para un mundo sediento?”, divulgado en Ginebra, muestra cómo en las regiones más secas del mundo se recurre a la desalinización para obtener agua dulce. Ello ocurre concretamente en países como España, Australia, Reino Unido y Estados Unidos y, en menor medida, en India y China, donde los recursos naturales están mal gestionados o son insuficientes para abastecer a zonas densamente pobladas.
La organización ecologista calcula que las plantas desalinizadoras cubren 60% de las necesidades de agua potable en el golfo Pérsico y un tercio en la ciudad australiana de Perth, al tiempo que asegura que España es el país del mundo que más agua desalada destina a la actividad agrícola (22%).
Pero “desalinizar el de Marzo es una forma cara y de gran costo energético de conseguir agua” indicó el director del Programa Mundial para el Agua Dulce del WWF, Jamie Pittock.
El estudio sostiene que el incremento de los residuos salados, de la emisión de gases invernaderos y la destrucción de la costa son algunos de los efectos que tiene la desalinización del agua del mar en el medioambiente.
Aunque Pittock cree que ese sistema puede ser una solución en un futuro, aseguró que “los países todavía tienen maneras más baratas y menos peligrosas para el medioambiente” de abastecer de agua a sus poblaciones.
Para disponer de recursos hídricos sostenibles es necesario proteger los recursos naturales, como ríos y humedales, porque purifican y suministran agua, al tiempo que protegen el entorno ante catástrofes naturales, apunta la organización ecologista.
El estudio considera necesario gestionar correctamente el agua dulce y analizar el impacto de cualquier gran obra de ingeniería para prevenir los daños irreparables que pueda sufrir la naturaleza, así como el costo que a largo plazo recae en los consumidores.
“Los efectos negativos de cada obra de ingeniería, como las grandes presas construidas en los años 50, se conocen cuando es demasiado tarde o caro para arreglarlo”, afirmó el representante del WWF.
El informe “Haciendo agua, desalinización: ¿opción o distracción para un mundo sediento?”, divulgado en Ginebra, muestra cómo en las regiones más secas del mundo se recurre a la desalinización para obtener agua dulce. Ello ocurre concretamente en países como España, Australia, Reino Unido y Estados Unidos y, en menor medida, en India y China, donde los recursos naturales están mal gestionados o son insuficientes para abastecer a zonas densamente pobladas.
La organización ecologista calcula que las plantas desalinizadoras cubren 60% de las necesidades de agua potable en el golfo Pérsico y un tercio en la ciudad australiana de Perth, al tiempo que asegura que España es el país del mundo que más agua desalada destina a la actividad agrícola (22%).
Pero “desalinizar el de Marzo es una forma cara y de gran costo energético de conseguir agua” indicó el director del Programa Mundial para el Agua Dulce del WWF, Jamie Pittock.
El estudio sostiene que el incremento de los residuos salados, de la emisión de gases invernaderos y la destrucción de la costa son algunos de los efectos que tiene la desalinización del agua del mar en el medioambiente.
Aunque Pittock cree que ese sistema puede ser una solución en un futuro, aseguró que “los países todavía tienen maneras más baratas y menos peligrosas para el medioambiente” de abastecer de agua a sus poblaciones.
Para disponer de recursos hídricos sostenibles es necesario proteger los recursos naturales, como ríos y humedales, porque purifican y suministran agua, al tiempo que protegen el entorno ante catástrofes naturales, apunta la organización ecologista.
El estudio considera necesario gestionar correctamente el agua dulce y analizar el impacto de cualquier gran obra de ingeniería para prevenir los daños irreparables que pueda sufrir la naturaleza, así como el costo que a largo plazo recae en los consumidores.
“Los efectos negativos de cada obra de ingeniería, como las grandes presas construidas en los años 50, se conocen cuando es demasiado tarde o caro para arreglarlo”, afirmó el representante del WWF.