Toxic cianobacteries of the water are the guilty of the high losses of life in Doñana

Sat, 04/08/2007

El Mundo

La eutrofización -nitrógeno y fósforo disueltos, fruto de actividades humanas- y las cianobacterias tóxicas que se encuentran en el agua son las culpables de que cada dos años haya en Doñana una mortandad masiva de aves. Este dato fue puesto de relieve por Eduardo Costas, investigador de la Reserva Biológica de Doñana y profesor de la Universidad Complutense, que impartió durante la tarde de ayer su conferencia Eutrofización, algas tóxicas y mortandades masivas de vertebrados.Éste, que es «uno de los problemas más graves de Doñana», provoca cada dos años que mueran hasta 30.000 aves, y se constituye como la explicación a las últimas oleadas de mortandades -que afectaron en 2001 a los flamencos. en 2004 a vertebrados y aves y en 2005 a los peces-, pensándose en un principio, erróneamente, que podía deberse a la contaminación, recursos agrícolas o turismo.Asímismo, Costas informó que estas bacterias no sólo influyen en la muerte masiva de los vertebrados, sino también en la calidad del agua. «Estamos haciendo que las aguas tengan muchísimas funciones y empiezan a dar problemas, no sólo en Doñana sino en nuestros embalses de abastecimiento» apuntó el investigador de la reserva.Algunas de estas toxinas «son cancerígenos muy potentes» y ya han causado muchos problemas de salud pública en países como China, Brasil o Australia.Ademas, Costas añadió que los índices de bacterias en el agua «fluctúan según el año hidrológico», con lo que, «los años más secos hay menos agua, esta más concentrado y es peor» al contrario de los que llueve que «pueden ser mejores». En esta línea, el cambio climático puede ser perjudicial para este ciclo hidrológico debido a que el calor no es bueno y hace que estas toxinas proliferen y estén más concentradas al llover menos.Sistema de alertasPara combatir estas mortandades elevadas Doñana formó la Red de Alerta Temprana. Existen tres niveles de alertas que se fijan según un muestreo que se realiza periódicamente. «Lo normal es que estemos en un nivel de alerta cero cuando no hay muchas cianobacterias tóxicas y se va pasando a posteriores niveles a medida que van aumentando», comentó Costas.Se trata del conocimiento de la cantidad de toxinas en el agua para evitar que se produzcan estas mortandades. De esta manera, un poco antes de los niveles peligrosos, comienzan a hacerse actuaciones tales como favorecer que se desequen los sitios donde hay estas toxinas o espantar grupos de aves que se encuentren ubicadas cerca de donde se dan las bacterias.Costas señaló también que «en algunas zonas como Los Caños, que se puede hacer manejo del agua, se puede meter el mar aprovechando la marea alta en el canal del Cherry y matar así estas cianobacterias».Se trata, en definitiva, de actuar «mediante un manejo del agua de forma natural»Esta red, que lleva funcionando desde el año 2000, ha empezado a trabajar este año con esta nueva estructura a raíz de la trasferencia de competencias de Doñana por una sentencia del Tribunal Constitucional a la Consejería de Medio Ambiente, con lo que «la gestión es más sana y funciona mejor».