The CHG transacts this year in Sevilla 115 sanctions by spills to the rivers

Mon, 06/08/2007

ABC

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha abierto en los cuatro primeros meses de este año, de enero a abril, un total de 115 expedientes sancionadores por vertidos a los ríos y arroyos de la provincia lo que implica que, de seguir a este ritmo, se superarán los 292 abiertos en el año 2006. La mayoría de estos vertidos que contaminan a nuestros ríos son residuos de naturaleza urbana, de la industria del olivo, de residuos de granjas animales y de otros procedentes de mataderos, industrias alimentarias, estaciones de servicio, construcción o papeleras. Si en 2006, se abrieron hasta cincuenta expedientes a los ayuntamientos, en los primeros cuatro meses de este año las corporaciones municipales avisadas de sanción por estos hechos ya alcanzan las 25. En la mayoría de los casos, explica el comisario de Aguas de la CHG, Javier Serrano, estas sanciones se producen no tanto por la inexistencia de depuradoras sino porque éstas funcionan mal o por problemas generados por la acción urbanística o por polígonos industriales en los que no hay entidad gestora y que, por tanto, la corporación municipal es responsable. Aunque el número de sanciones es menor —16 en lo que llevamos de año, 39 en 2006— uno de los principales generadores de vertidos en las aguas de la provincia es la industria en torno al olivar. Aunque ya se ha superado el problema que suponían los vertidos de alpechines, la producción de aceite se lleva a cabo moliendo la aceituna y centrifugando la pulpa; se genera un producto, el alperujo, que se utiliza como combustible para generar electricidad, después de haber extraído el orujo, y que las industrias no deben verter al río. También las industrias de aderezo utilizan sosa para quitarles la acidez a las aceitunas de mesa y esa mezcla de sosa y aceite es difícil de eliminar. Se han desarrollado una depuradora de nueva tecnología que hasta el momento sólo se ha implantado en Utrera, con lo que el resto de almazaras de la provincia continúan vertiendo ese producto en unas balsas para que se evaporen. El problema está, por una parte, que el aceite tiene dificulta para esa evaporación y que además, la actividad de las almazaras hace insuficiente el número de esas balsas, con lo que ese líquido termina en los ríos y arroyos. El tercer grupo de vertidos importante son los producidos por las granjas y los mataderos. El comisario de Aguas de la CHG resaltó que estas industrias tienen que tener unas depuradoras especiales, de «digestión previa» y con un sistema de bacterias que ayude a disolver la sangre de los animales antes de que llegue a los ríos, ya que un litro de sangre, destacó, contamina un millón de litros de agua. Y hay varios mataderos que no cuentan con estas depuradoras. A estos problemas se suman, destacó Serrano, los que genera el incremento del uso de fuertes plaguicidas y de nitratos, que la lluvia termina por arrastrar hacía los ríos y cauces. Esta situación ha llevado a que los diversos sistemas de abastecimiento hayan tenido que instalar filtros de carbón activo para asegurar la calidad del agua. Detectar los vertidos que se producen a nuestras aguas no es una tarea fácil. La Confederación desarrolla actividades preventivas y también de policía para vigilar que se cumplen las directrices para mantener la calidad de las aguas y evitar vertidos contaminantes. Para detectar cualquier incidencia se llevan a cabo tanto inspecciones rutinarias —los técnicos visitan los municipios en los que se sabe puede haber problema de forma periódica—, como labores de guardería —con realización de análisis— y además se cuenta con una red automática de calidad de agua —Sayca— que detecta cualquier alteración de la calidad del agua. Con todo, no es tan fácil detectar un vertido, salvo en verano cuando las aportaciones a los cauces se reducen a vertidos residuales y los productos permanecen más tiempo y sólo con seguir el curso del río se detecta quién los realiza. Así la cosas, el comisario de Aguas, Javier Serrano, no duda en señalar que, en cuanto a vertidos, la situación ha mejorado bastante con respecto a hace unos años, sobre todo en el Guadalquivir y pone como ejemplo de ello que se haya considerado la posibilidad de repoblar con esturión el río porque las condiciones de sus aguas eran las idóneas. No obstante, reconoce, quedan problemas importantes, «porque hay vertidos que están sin solucionar, como en el caso del Guadaíra, y hay municipios sin depuradoras».