Climate change diseases
Mon, 09/04/2007
La Organización Mundial de la Salud (OMS) augura que el cambio climático provocará un aumento de la malnutrición y de las enfermedades infecciosas y respiratorias, las cuales incidirán sobre todo en la población infantil. Este organismo internacional, que ha coordinado el capítulo sobre salud del informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) presentado el viernes en Bruselas, afirma que sus predicciones sobre los impactos en la salud tienen un grado de fiabilidad alto (un 80% de probabilidades) o muy alto (un 90%), según los casos.
El IPCC pronostica un incremento de las enfermedades diarreicas y otras relacionadas con la alimentación y el abastecimiento de agua, así como una mayor incidencia de las enfermedades cardiorrespiratorias a consecuencia de las altas concentraciones de ozono en la atmósfera. Este contaminante es generado por los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles procedente de la polución del tráfico y las industrias.
La OMS vaticina asimismo un incremento de muertes, enfermedades y heridos debido a los fenómenos meteorológicos extremos, al hacerse más frecuentes las olas de calor en verano, las tormentas acompañadas por inundaciones y las sequías. El informe detalla los efectos de unas condiciones meteorológicas extremas. Por ejemplo, las olas de calor darán lugar a un mayor riesgo de las muertes asociadas, 'especialmente entre la población adulta, los enfermos crónicos, los más jóvenes y las personas socialmente aisladas'. El aumento de precipitaciones intensas producirá un 'riesgo incrementado de muertes, heridos, infecciones, enfermedades en la piel y respiratorias, y trastornos postraumáuticos'. Y las sequías traerán 'escasez de agua y alimentos, mayor riesgo de malnutrición y enfermedades relacionadas con el agua o los alimentos', según el informe.
La OMS prevé cambios en los registros de la transmisión de la malaria en África y dice que habrá una disminución en el número de muertes provocadas por la exposición al frío, aunque considera que los efectos beneficiosos del cambio climático quedarán ampliamente superados por las consecuencias negativas que traerá la subida de las temperaturas en todo el mundo, especialmente en las naciones en desarrollo.
Para los epidemiólogos, las 35.000 muertes por la ola de calor que azotó Europa el verano del 2003 son 'experimento a baja escala de lo que puede pasar en el futuro'. La OMS dice que fue 'el primer ejemplo alarmante' porque 'ya estamos siendo testigos de algunos efectos del calentamiento en la salud'; y por eso pide que se refuercen los procedimientos de vigilancia y control de los sistemas sanitarios, una mayor coordinación con climatólogos, planificadores y servicios de protección civil, y una mejor difusión de la información sobre los riesgos potenciales para preparar mejor la respuesta médica.
'Las 35.000 muertes a causa de la ola de calor en Europa son una prueba más del cambio climático. Pero no basta asociar ambos fenómenos, sin prevenirlo. Hay que tomar medidas proactivas, y hacer planes específicos contra el cambio climático que afectan a las distintas políticas', señala José Miguel Moreno, catedrático de Ecología y coordinador del capítulo sobre Europa del IPCC.
Mientras tanto, los grupos ecologistas exigen la puesta en marcha de medidas drásticas e inmediatas para paliar los efectos devastadores apuntados en el informe de la ONU. 'No podemos esconder la cabeza. Tenemos las herramientas y las tecnologías para frenar el cambio climático y salvar al mundo de los peores impactos, pero se necesita voluntad política a la altura de las circunstancias', señaló Mar Asunción, de WWF/ Adena. Ecologistas en Acción reclamó 'una acción política mucho más decidida' para afrontar el 'mayor problema con el que se enfrenta la humanidad'.
La OMS dice que las 35.000 muertes por la ola de calor del 2003 fueron 'el primer ejemplo alarmante'
El IPCC pronostica un incremento de las enfermedades diarreicas y otras relacionadas con la alimentación y el abastecimiento de agua, así como una mayor incidencia de las enfermedades cardiorrespiratorias a consecuencia de las altas concentraciones de ozono en la atmósfera. Este contaminante es generado por los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles procedente de la polución del tráfico y las industrias.
La OMS vaticina asimismo un incremento de muertes, enfermedades y heridos debido a los fenómenos meteorológicos extremos, al hacerse más frecuentes las olas de calor en verano, las tormentas acompañadas por inundaciones y las sequías. El informe detalla los efectos de unas condiciones meteorológicas extremas. Por ejemplo, las olas de calor darán lugar a un mayor riesgo de las muertes asociadas, 'especialmente entre la población adulta, los enfermos crónicos, los más jóvenes y las personas socialmente aisladas'. El aumento de precipitaciones intensas producirá un 'riesgo incrementado de muertes, heridos, infecciones, enfermedades en la piel y respiratorias, y trastornos postraumáuticos'. Y las sequías traerán 'escasez de agua y alimentos, mayor riesgo de malnutrición y enfermedades relacionadas con el agua o los alimentos', según el informe.
La OMS prevé cambios en los registros de la transmisión de la malaria en África y dice que habrá una disminución en el número de muertes provocadas por la exposición al frío, aunque considera que los efectos beneficiosos del cambio climático quedarán ampliamente superados por las consecuencias negativas que traerá la subida de las temperaturas en todo el mundo, especialmente en las naciones en desarrollo.
Para los epidemiólogos, las 35.000 muertes por la ola de calor que azotó Europa el verano del 2003 son 'experimento a baja escala de lo que puede pasar en el futuro'. La OMS dice que fue 'el primer ejemplo alarmante' porque 'ya estamos siendo testigos de algunos efectos del calentamiento en la salud'; y por eso pide que se refuercen los procedimientos de vigilancia y control de los sistemas sanitarios, una mayor coordinación con climatólogos, planificadores y servicios de protección civil, y una mejor difusión de la información sobre los riesgos potenciales para preparar mejor la respuesta médica.
'Las 35.000 muertes a causa de la ola de calor en Europa son una prueba más del cambio climático. Pero no basta asociar ambos fenómenos, sin prevenirlo. Hay que tomar medidas proactivas, y hacer planes específicos contra el cambio climático que afectan a las distintas políticas', señala José Miguel Moreno, catedrático de Ecología y coordinador del capítulo sobre Europa del IPCC.
Mientras tanto, los grupos ecologistas exigen la puesta en marcha de medidas drásticas e inmediatas para paliar los efectos devastadores apuntados en el informe de la ONU. 'No podemos esconder la cabeza. Tenemos las herramientas y las tecnologías para frenar el cambio climático y salvar al mundo de los peores impactos, pero se necesita voluntad política a la altura de las circunstancias', señaló Mar Asunción, de WWF/ Adena. Ecologistas en Acción reclamó 'una acción política mucho más decidida' para afrontar el 'mayor problema con el que se enfrenta la humanidad'.
La OMS dice que las 35.000 muertes por la ola de calor del 2003 fueron 'el primer ejemplo alarmante'