Este es el caso del río a su paso por Logroño, que según la Confederación Hidrográfica del Ebro, ayer pasó por la capital de la Rioja con un caudal de 122,4 metros cúbicos por segundo, mientras que el lunes este caudal era de 66,3 metros cúbicos por segundo, lo que lleva a duplicar la cantidad de agua que pasa por esta comunidad. El caudal que registra en la actualidad el río Ebro es el equivalente al de un trasvase. Mientras tanto el temporal ha pasado prácticamente de largo de las tierras de la Comunidad Autónoma de Murcia y por tanto la Cuenca del Segura sigue siendo la única de España con un claro déficit estructural.
Asimismo, el caudal del Ebro a su paso por la localidad navarra de Tudela subió unos cincuenta centímetros durante estos últimos días a pesar de que la nieve aún no se había desecho. Este temporal de frío, tendrá sus verdaderas consecuencias ahora, pues se prevé la llegada de un anticiclón que traerá consigo un considerable aumento de las temperaturas.
Este hecho, junto a las lluvias que sustituyen a la nieve en las últimas horas, podrían provocar el desbordamiento de numerosos ríos. De hecho el río Bebas en Gipúzcoa, ha duplicado ya su caudal y las reservas en el embalse de Uribarri están ya casi al ochenta por ciento. En referencia a estos datos el director general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Palop, informó de que la zona que sufre mayor riesgo de desbordamientos es la de los Pirineos, por lo que será uno de los principales puntos de vigilancia. Además, es destacable la situación del embalse de Santillana en la Comunidad de Madrid, que se encuentra a más del noventa por ciento de su capacidad.
Por su parte, el director general del Agua de la Región de Murcia, Miguel Ángel Ródenas, informó el pasado jueves que el río Ebro estaba arrojando al mar cuatrocientos metros cúbicos de agua por segundo, que según dijo, equivale a unos cuarenta hectómetros cúbicos al día. El director general del Agua señaló que mientras que el Ebro vierte esta cantidad al mar «el Segura arroja cero». Asimismo, criticó que mientras esto ocurre en el río Ebro los regantes del Segura no llegan a los once hectómetros cúbicos para todo el año.

Antecedentes

En febrero del año 2003 la fuerte crecida del Ebro, como consecuencia de las abundantes escorrentías ocasionadas por la acción combinada de una intensa lluvia y la rápida fusión de la nieve acumulada en la cabecera durante los temporales de finales de enero, produjo numerosos daños en Zaragoza.
La crecida del río Ebro llegó a rondar los 5,7 metros de altura en Zaragoza capital, con un caudal de más de 2.800 metros cúbicos por segundo. Muchas localidades zaragozanas estuvieron en riesgo por inundaciones, entre ellas la de Pradilla que tuvo que ser evacuada en su totalidad.