Pere Chevallier: 'Climate change impact on water resources will depend on the way they are managed'
Mon, 19/03/2007
PREGUNTA.- ¿Cuál es el mensaje que ha lanzado durante su participación en el encuentro internacional de expertos sobre el agua que acaba de organizar la DGA?.
RESPUESTA.- Que el impacto del cambio climático en los recursos hídricos de un lugar dependerá de cómo se gestione el agua en ese territorio. Todas las variaciones que se produzcan estarán relacionadas con la forma que tengan sus habitantes de distribuir las reservas de agua.
P.- Pero los efectos no variarán de un sitio a otro. ¿Qué va a suceder con el agua?.
R.- La principal consecuencia del cambio climático será un aumento de la temperatura, y un aumento de la temperatura puede incidir en el ciclo hidrológico de varias formas: aumentará la evaporación, las reservas disminuirán, se modificarán los regímenes de precipitaciones, nevará menos, habrá más lluvias fuertes...
P.- ¿Cuál debe ser nuestra respuesta ante esa realidad?.
R.- España, Francia y todos los países deben aclimatarse a esos cambios modificando su cultura y sus comportamientos hacia el agua. Me refiero fundamentalmente a la agricultura, ya que el regadío es el principal consumidor de recursos hídricos.
P.- ¿Cómo debe ser la aclimatación de la agricultura?.
R.- Es fundamental que se produzca tanto una mejora de la gestión como un cambio en las prácticas agrícolas. Hay que adaptar la cultura agrícola de cada región a su disponibilidad de agua, lo que significa que, por ejemplo, en el suroeste de Francia probablemente haya que cortar con una tradición como el cultivo de maíz. Está muy arraigada, pero ese cultivo necesita mucha agua en verano.
P.- Supongo que los cambios no se reducirán sólo a la elección de un cultivo u otro.
R.- No. Por un lado hay que ser más eficiente en el uso del agua. Hay que utilizar sólo la necesaria para el desarrollo de la planta, economizar el gasto para que con menos recursos se obtenga la misma producción.
P.- Eso supone invertir dinero en la modernización de los regadíos.
R.- Sí, pero también esforzarse en la formación y la información de los agricultores.
P.- Con esas perspectivas de futuro, ¿tiene sentido construir nuevos embalses?.
R.- La construcción o no de un embalse es una decisión muy importante y al mismo tiempo muy difícil. Puede ser una buena solución, pero a la hora de decidir hay que tener en cuenta otros factores como los ambientales, las afecciones a lo habitantes de la zona, el alto coste económico. La clave es ver cuál es la voluntad de la sociedad. Actualmente, la tendencia en la construcción de presas es a la baja, pero yo creo que la verdadera solución está en encontrar el punto medio que concilie todas las posturas.
Pantanos
P.- Pero, con el cambio climático, ¿habrá agua para llenar los nuevos pantanos?.
R.- No creo que el problema sea ese. El problema es que apenas quedan lugares para construir un gran embalse. Los requisitos ambientales y sociales lo hacen muy difícil, y de hecho en Francia apenas quedan sitios disponibles.
P.- ¿Y qué me dice de expandir el regadío? ¿Es compatible con la adaptación al cambio climático?.
R.- Aunque conozco bastantes trabajos sobre la cuenca del Ebro, no soy un gran conocedor de la situación española. Lo único que puedo decir es sobre esa cuestión es que se debe tomar una decisión política basada en las soluciones técnicas que se propongan y que esas soluciones deben ser aceptadas por la sociedad.
P.- La agricultura es ya un sector en crisis, así que con el cambio climático parece que sólo cabe ser aún más pesimista.
R.- Yo no soy ni pesimista ni optimista, pero tengo claro que la agricultura va a experimentar un cambio. Ya lo está haciendo, las pequeñas propiedades han quedado obsoletas y ahora se basan explotaciones modernas que usen las últimas tecnologías. Lo que debemos tener claro es que la situación no va a seguir como hasta ahora y que hay que encontrar nuevos equilibrios que se adapten tanto al cambio climático como a otros factores como la economía y la energía.
P.- ¿De verdad va a ser tan terrible lo que se nos avecina?.
R.- Es muy difícil precisar con exactitud las consecuencias futuras del cambio climático porque depende de la evolución de muchos factores. No sabemos cómo va a ser esa evolución, así que lo único que podemos hacer son hipótesis. No podemos aventurarnos a asegurar cómo va a ser el mundo dentro de 50 años porque la realidad siempre nos sorprende, pero hay que estar preparado.
RESPUESTA.- Que el impacto del cambio climático en los recursos hídricos de un lugar dependerá de cómo se gestione el agua en ese territorio. Todas las variaciones que se produzcan estarán relacionadas con la forma que tengan sus habitantes de distribuir las reservas de agua.
P.- Pero los efectos no variarán de un sitio a otro. ¿Qué va a suceder con el agua?.
R.- La principal consecuencia del cambio climático será un aumento de la temperatura, y un aumento de la temperatura puede incidir en el ciclo hidrológico de varias formas: aumentará la evaporación, las reservas disminuirán, se modificarán los regímenes de precipitaciones, nevará menos, habrá más lluvias fuertes...
P.- ¿Cuál debe ser nuestra respuesta ante esa realidad?.
R.- España, Francia y todos los países deben aclimatarse a esos cambios modificando su cultura y sus comportamientos hacia el agua. Me refiero fundamentalmente a la agricultura, ya que el regadío es el principal consumidor de recursos hídricos.
P.- ¿Cómo debe ser la aclimatación de la agricultura?.
R.- Es fundamental que se produzca tanto una mejora de la gestión como un cambio en las prácticas agrícolas. Hay que adaptar la cultura agrícola de cada región a su disponibilidad de agua, lo que significa que, por ejemplo, en el suroeste de Francia probablemente haya que cortar con una tradición como el cultivo de maíz. Está muy arraigada, pero ese cultivo necesita mucha agua en verano.
P.- Supongo que los cambios no se reducirán sólo a la elección de un cultivo u otro.
R.- No. Por un lado hay que ser más eficiente en el uso del agua. Hay que utilizar sólo la necesaria para el desarrollo de la planta, economizar el gasto para que con menos recursos se obtenga la misma producción.
P.- Eso supone invertir dinero en la modernización de los regadíos.
R.- Sí, pero también esforzarse en la formación y la información de los agricultores.
P.- Con esas perspectivas de futuro, ¿tiene sentido construir nuevos embalses?.
R.- La construcción o no de un embalse es una decisión muy importante y al mismo tiempo muy difícil. Puede ser una buena solución, pero a la hora de decidir hay que tener en cuenta otros factores como los ambientales, las afecciones a lo habitantes de la zona, el alto coste económico. La clave es ver cuál es la voluntad de la sociedad. Actualmente, la tendencia en la construcción de presas es a la baja, pero yo creo que la verdadera solución está en encontrar el punto medio que concilie todas las posturas.
Pantanos
P.- Pero, con el cambio climático, ¿habrá agua para llenar los nuevos pantanos?.
R.- No creo que el problema sea ese. El problema es que apenas quedan lugares para construir un gran embalse. Los requisitos ambientales y sociales lo hacen muy difícil, y de hecho en Francia apenas quedan sitios disponibles.
P.- ¿Y qué me dice de expandir el regadío? ¿Es compatible con la adaptación al cambio climático?.
R.- Aunque conozco bastantes trabajos sobre la cuenca del Ebro, no soy un gran conocedor de la situación española. Lo único que puedo decir es sobre esa cuestión es que se debe tomar una decisión política basada en las soluciones técnicas que se propongan y que esas soluciones deben ser aceptadas por la sociedad.
P.- La agricultura es ya un sector en crisis, así que con el cambio climático parece que sólo cabe ser aún más pesimista.
R.- Yo no soy ni pesimista ni optimista, pero tengo claro que la agricultura va a experimentar un cambio. Ya lo está haciendo, las pequeñas propiedades han quedado obsoletas y ahora se basan explotaciones modernas que usen las últimas tecnologías. Lo que debemos tener claro es que la situación no va a seguir como hasta ahora y que hay que encontrar nuevos equilibrios que se adapten tanto al cambio climático como a otros factores como la economía y la energía.
P.- ¿De verdad va a ser tan terrible lo que se nos avecina?.
R.- Es muy difícil precisar con exactitud las consecuencias futuras del cambio climático porque depende de la evolución de muchos factores. No sabemos cómo va a ser esa evolución, así que lo único que podemos hacer son hipótesis. No podemos aventurarnos a asegurar cómo va a ser el mundo dentro de 50 años porque la realidad siempre nos sorprende, pero hay que estar preparado.