Greater rivers in the World, at risk
Tue, 20/03/2007
Gran parte de los grandes ríos del mundo agonizan a causa de las actividades humanas, según un informe presentado ayer por WWF/Adena, con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebrará el próximo jueves.
De acuerdo con el estudio, la contaminación, la sobreexplotación y la construcción excesiva e incontrolada de presas no sólo ponen en peligro el caudal de los ríos, sino que amenazan valiosos ecosistemas fluviales, secan humedales de los que dependen numerosas especies y ponen en peligro la forma de vida de las millones de personas que viven en sus riberas y dependen de una forma u otra de ellos.
«La situación de estos ríos es sólo un botón de muestra de lo que está ocurriendo en muchas partes del mundo, incluida España», aseguró a LA RAZÓN Guido Schmidt, responsable en nuestro país del Programa Aguas de la ONG. «El caso del río Bravo, uno de los incluidos en la lista, es extrapolable al Segura o el Guadaira, donde se mezclan la poca eficiencia en la extracción para la agricultura con los periodos de escasez y sequía». «En Cataluña -señaló Schmidt- hay ríos con grandes concentraciones de tóxicos, como el Besós o el Llobregat, comparables con el Yangtzé», el mayor río chino y uno de los más contaminados del mundo.
Embalses destructores
La mitad de los diez ríos incluidos la lista se encuentran en Asia: el mencionado Yangtzé, el también chino Mekong y el Salween, que discurre por Tíbet, China, Myanmar y Tailandia; y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003, lo que frenó la construcción de numerosas presas planeadas por Pekín y Yangón. Los indios Ganges e Indo, amenazados por nuevas presas en sus afluentes, completan la lista asiática. El Danubio es el único europeo, mientras que de América figuran el río de La Plata y el Bravo o Grande. El Nilo-Lago Victoria, en África, y el Murria-Darling, en Australia, cierran la relación. De entre los grandes ríos sólo el Amazonas mantiene su caudal.
Los embalses del Danubio -el río más largo de la UE y el segundo del continente, después del ruso Volga- «han destruido el 80 por ciento de los humedales y llanuras de inundación de su cuenca», indica WWF/Adena en una nota. «Aunque no existiera el aumento de temperaturas que amenazan con derretir los glaciares del Himalaya, el Río Indo ya manifiesta, por su parte, una gran escasez, debido al exceso de extracción de agua para la agricultura. La pesca de especies dulceacuícolas, principal fuente de proteína y medio de vida para miles de comunidades en el mundo, está también amenazada», destaca.
«Se desperdicia entre el 50 y el 80 por ciento del agua que se extrae de los ríos», cuyo uso ineficaz podría «dejar secos ríos como el Grande y el Indo hacia 2025».
Jamie Pittock, director del Programa Mundial de Agua Dulce del grupo conservacionista, asegura que «la situación de estos ríos estudiados simboliza la crisis del agua dulce. Crisis que muchas organizaciones vienen denunciando desde hace años pero cuyas advertencias han sido ignoradas. De modo similar a lo ocurrido con el problema del cambio climático que, finalmente, comienza a tener respuesta del sector empresarial y del gobierno. Queremos que los responsables admitan el problema ahora, y no cuando la emergencia de agua dulce adquiera proporciones difíciles de afrontar. «El cambio climático no hace sino empeorar la situación. Debemos modificar nuestra manera de comportarnos ahora o pagaremos el precio en un futuro no muy lejano», concluye.
Según el trabajo, la biodiversidad fluvial ha sufrido un serio retroceso desde 1970, reduciéndose en más de la mitad el número de especies, lo que ha afectado también a las personas que dependen de los recursos fluviales. Sólo el 6 por ciento de los hábitats de agua dulce, que están entre los más amenazados, están protegidos de algún modo.
Casi un 70 por ciento del agua extraída de los ríos se utiliza para riego, y otro 20 se emplea en la industria, lo que deja un pobre 10 por ciento para abastecimiento humano.
De acuerdo con el estudio, la contaminación, la sobreexplotación y la construcción excesiva e incontrolada de presas no sólo ponen en peligro el caudal de los ríos, sino que amenazan valiosos ecosistemas fluviales, secan humedales de los que dependen numerosas especies y ponen en peligro la forma de vida de las millones de personas que viven en sus riberas y dependen de una forma u otra de ellos.
«La situación de estos ríos es sólo un botón de muestra de lo que está ocurriendo en muchas partes del mundo, incluida España», aseguró a LA RAZÓN Guido Schmidt, responsable en nuestro país del Programa Aguas de la ONG. «El caso del río Bravo, uno de los incluidos en la lista, es extrapolable al Segura o el Guadaira, donde se mezclan la poca eficiencia en la extracción para la agricultura con los periodos de escasez y sequía». «En Cataluña -señaló Schmidt- hay ríos con grandes concentraciones de tóxicos, como el Besós o el Llobregat, comparables con el Yangtzé», el mayor río chino y uno de los más contaminados del mundo.
Embalses destructores
La mitad de los diez ríos incluidos la lista se encuentran en Asia: el mencionado Yangtzé, el también chino Mekong y el Salween, que discurre por Tíbet, China, Myanmar y Tailandia; y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003, lo que frenó la construcción de numerosas presas planeadas por Pekín y Yangón. Los indios Ganges e Indo, amenazados por nuevas presas en sus afluentes, completan la lista asiática. El Danubio es el único europeo, mientras que de América figuran el río de La Plata y el Bravo o Grande. El Nilo-Lago Victoria, en África, y el Murria-Darling, en Australia, cierran la relación. De entre los grandes ríos sólo el Amazonas mantiene su caudal.
Los embalses del Danubio -el río más largo de la UE y el segundo del continente, después del ruso Volga- «han destruido el 80 por ciento de los humedales y llanuras de inundación de su cuenca», indica WWF/Adena en una nota. «Aunque no existiera el aumento de temperaturas que amenazan con derretir los glaciares del Himalaya, el Río Indo ya manifiesta, por su parte, una gran escasez, debido al exceso de extracción de agua para la agricultura. La pesca de especies dulceacuícolas, principal fuente de proteína y medio de vida para miles de comunidades en el mundo, está también amenazada», destaca.
«Se desperdicia entre el 50 y el 80 por ciento del agua que se extrae de los ríos», cuyo uso ineficaz podría «dejar secos ríos como el Grande y el Indo hacia 2025».
Jamie Pittock, director del Programa Mundial de Agua Dulce del grupo conservacionista, asegura que «la situación de estos ríos estudiados simboliza la crisis del agua dulce. Crisis que muchas organizaciones vienen denunciando desde hace años pero cuyas advertencias han sido ignoradas. De modo similar a lo ocurrido con el problema del cambio climático que, finalmente, comienza a tener respuesta del sector empresarial y del gobierno. Queremos que los responsables admitan el problema ahora, y no cuando la emergencia de agua dulce adquiera proporciones difíciles de afrontar. «El cambio climático no hace sino empeorar la situación. Debemos modificar nuestra manera de comportarnos ahora o pagaremos el precio en un futuro no muy lejano», concluye.
Según el trabajo, la biodiversidad fluvial ha sufrido un serio retroceso desde 1970, reduciéndose en más de la mitad el número de especies, lo que ha afectado también a las personas que dependen de los recursos fluviales. Sólo el 6 por ciento de los hábitats de agua dulce, que están entre los más amenazados, están protegidos de algún modo.
Casi un 70 por ciento del agua extraída de los ríos se utiliza para riego, y otro 20 se emplea en la industria, lo que deja un pobre 10 por ciento para abastecimiento humano.