Dry and bitter water
Mon, 12/02/2007
La cuenca del Segura posiblemente es la única cuenca española estructuralmente deficitaria de agua. Esto significa que el agua que consumimos los habitantes de esta cuenca supera a todos sus recursos. Hay más consumo que aportaciones, y el déficit anual se cubre desde diversas fuentes.
Su segunda característica específica son los periodos cíclicos -sequía-inundación- que a lo largo de los siglos, y con datos históricos de los más antiguos que se conservan en la Confederación Hidrográfica del Segura, acreditan esta situación.
Sin pretender realizar un estudio completo de la periodicidad de los ciclos de sequía e inundaciones, vamos a estudiar exclusivamente los últimos vividos por los actuales habitantes de la cuenca. Aunque escasa su perspectiva histórica, puede afirmarse que a los grandes periodos de sequía se suceden otros de relativa normalidad, no exentos de la aparición de gotas frías e inundaciones. Mientras dura el recuerdo de la sequía, los habitantes de esta zona fuerzan al Gobierno central, con mejor o peor fortuna, a tomar medidas extraordinarias, no sólo para reparar los daños sufridos, sino para prevenir en el futuro situaciones análogas.
En la década de los años 60, a finales de la misma, se produjo una sequía importante que movilizó a los españoles, especialmente a los habitantes de la cuenca mediterránea, que solicitaron el trasvase de aguas de otras cuencas, acreditando que esta zona podría ser una de las más rentables de España por su agricultura. Recordemos la obra de Manuel de Torres Martínez El regadío murciano, problema nacional, que volverá a ser reeditada este año.
Para paliar los efectos de esta sequía se aprobó la Ley 21/1971 de 19 de junio sobre el aprovechamiento conjunto Tajo-Segura, que reguló el trasvase de aguas de una cuenca a otra. Los antecedentes inmediatos de esta ley pueden fecharse en noviembre de 1967 al redactarse el Anteproyecto General del Aprovechamiento Conjunto de los Recursos Hidráulicos del Centro y Sureste de España, Complejo Tajo-Segura. En 1968 se resolvió el expediente de información pública, se aprobó definitivamente el anteproyecto, y se ordenó la redacción del proyecto de ejecución de la obra, que se plasmó en la mencionada ley 21/1971 de 19 de junio.
Las obras del trasvase Tajo-Segura se iniciaron en el anterior régimen y terminaron durante el Gobierno de UCD, presidido por Adolfo Suárez, que tras las elecciones celebradas el 15 de junio de 1977, acometió definitivamente su terminación, llegando las primeras aguas del Tajo a la Cuenca del Segura, a las ocho de la mañana del 20 de marzo de 1979. El argumento central utilizado por Adolfo Suárez fue: "Las obras están terminadas, comencemos a rentabilizarlas enviando agua de una cuenca a otra". Como consecuencia directa de estas nuevas aportaciones de agua, se produjo un gran efecto multiplicador en la economía de esta zona, siempre deficitaria de agua.
Pasaron unos años y en la década de los 90, concretamente el año 1994, marcó el punto crítico de una nueva sequía en la cuenca. Pese a las aguas que llegaban del Tajo, la situación en la cuenca del Segura volvió a ser difícil.
Nunca se pasa de un año de gran sequía a otro de grandes lluvias. La curva máxima de sequías e inundaciones se distribuye en un periodo de tres años: en el primero aparecen signos evidentes de sequía; en el segundo, la sequía es máxima; y en el tercero finaliza paulatinamente, iniciándose un periodo de lluvias, que progresivamente se incrementa.
Para paliar los efectos de la sequía de 1994, el Gobierno redujo el caudal ecológico del Tajo a su paso por Aranjuez, que completó con el envío de un pequeño cupo de agua destinada al abastecimiento.
Al margen de este envío, el ministro José Borrell redactó un Plan Hidrológico Nacional, conectando entre sí todos los ríos españoles, para evitar situaciones como las vividas durante esta sequía.
El Plan Hidrológico de José Borrell no fue aceptado por el Partido Popular, que prefirió hacer una nuevo PHN, en el que no se menciona la conexión del Duero con el Tajo. Tras muchos años de trabajo, se terminó un nuevo PHN, pactado entre todas las Comunidades Autónomas en el que se establecían una serie de compensaciones a favor de las llamadas cuencas cedentes, que debían aportar las cuencas receptoras. Y todas las Comunidades Autónomas aceptaron su ejecución y cobraron sus compensaciones.
La llegada al poder de un nuevo Gobierno en las elecciones de 2003 supuso la derogación parcial de este PHN. Concretamente se derogó el trasvase del Ebro, en perjuicio de la cuenca del Segura y de gran parte del Levante mediterráneo, desde la desembocadura del Ebro hacia el Sur.
Las exigencias nacionalistas de los partidos catalanes y aragoneses exigiendo la derogación del trasvase del Ebro hacia la cuenca mediterránea condicionó la campaña del Partido Socialista, que incluyó en su programa electoral esta promesa que posteriormente ratificó en Aragón y Cataluña.
Celebradas las elecciones con el triunfo del Partido Socialista, y en cumplimiento del compromiso adquirido con los nacionalistas, el nuevo Gobierno derogó la parte del PHN referida al trasvase del Ebro. Han transcurrido muy pocos años desde estos últimos acontecimientos, y ya se ha puesto en marcha un proyecto de trasvase desde la misma desembocadura del Ebro hacia Cataluña para regar parte de sus tierras y ampliar el abastecimiento a la población. El antiguo trasvase hacia Cataluña de aguas del Ródano ha sido olvidado, y por razones prácticas y económicas, ha sido sustituido por el envío de aguas del Ebro. Los principios de igualdad y solidaridad que establece la Constitución española han quedado sin efecto en cuanto afectan a los levantinos.
Un análisis tan breve como el realizado pone de manifiesto que o se formalizan previamente acuerdos entre los dos grandes partidos nacionales -PSOE-PP- para resolver problemas que afectan a España, como el agua, o estos problemas nunca se solucionarán. Y cabe preguntarse: ¿Quousque tandem abutere Catilina patientia nostra?, cuya traducción, más o menos libre, podría ser: "¿Hasta cuando, ¡oh Catilina!, abusarás de nuestra paciencia?"
Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, año 2004, Núm. 2 y 3. Sesión de Investidura del presidente del Gobierno -15 y 16 de abril de 2004-, pp. 22, 34, 46, 50, 66, 67, 83, 111, 112 y 113. Pérez Crespo, A., Agua seca y amarga, 1995 ed. Asamblea Regional, que narra minuciosamente las incidencias de esta sequía).
Su segunda característica específica son los periodos cíclicos -sequía-inundación- que a lo largo de los siglos, y con datos históricos de los más antiguos que se conservan en la Confederación Hidrográfica del Segura, acreditan esta situación.
Sin pretender realizar un estudio completo de la periodicidad de los ciclos de sequía e inundaciones, vamos a estudiar exclusivamente los últimos vividos por los actuales habitantes de la cuenca. Aunque escasa su perspectiva histórica, puede afirmarse que a los grandes periodos de sequía se suceden otros de relativa normalidad, no exentos de la aparición de gotas frías e inundaciones. Mientras dura el recuerdo de la sequía, los habitantes de esta zona fuerzan al Gobierno central, con mejor o peor fortuna, a tomar medidas extraordinarias, no sólo para reparar los daños sufridos, sino para prevenir en el futuro situaciones análogas.
En la década de los años 60, a finales de la misma, se produjo una sequía importante que movilizó a los españoles, especialmente a los habitantes de la cuenca mediterránea, que solicitaron el trasvase de aguas de otras cuencas, acreditando que esta zona podría ser una de las más rentables de España por su agricultura. Recordemos la obra de Manuel de Torres Martínez El regadío murciano, problema nacional, que volverá a ser reeditada este año.
Para paliar los efectos de esta sequía se aprobó la Ley 21/1971 de 19 de junio sobre el aprovechamiento conjunto Tajo-Segura, que reguló el trasvase de aguas de una cuenca a otra. Los antecedentes inmediatos de esta ley pueden fecharse en noviembre de 1967 al redactarse el Anteproyecto General del Aprovechamiento Conjunto de los Recursos Hidráulicos del Centro y Sureste de España, Complejo Tajo-Segura. En 1968 se resolvió el expediente de información pública, se aprobó definitivamente el anteproyecto, y se ordenó la redacción del proyecto de ejecución de la obra, que se plasmó en la mencionada ley 21/1971 de 19 de junio.
Las obras del trasvase Tajo-Segura se iniciaron en el anterior régimen y terminaron durante el Gobierno de UCD, presidido por Adolfo Suárez, que tras las elecciones celebradas el 15 de junio de 1977, acometió definitivamente su terminación, llegando las primeras aguas del Tajo a la Cuenca del Segura, a las ocho de la mañana del 20 de marzo de 1979. El argumento central utilizado por Adolfo Suárez fue: "Las obras están terminadas, comencemos a rentabilizarlas enviando agua de una cuenca a otra". Como consecuencia directa de estas nuevas aportaciones de agua, se produjo un gran efecto multiplicador en la economía de esta zona, siempre deficitaria de agua.
Pasaron unos años y en la década de los 90, concretamente el año 1994, marcó el punto crítico de una nueva sequía en la cuenca. Pese a las aguas que llegaban del Tajo, la situación en la cuenca del Segura volvió a ser difícil.
Nunca se pasa de un año de gran sequía a otro de grandes lluvias. La curva máxima de sequías e inundaciones se distribuye en un periodo de tres años: en el primero aparecen signos evidentes de sequía; en el segundo, la sequía es máxima; y en el tercero finaliza paulatinamente, iniciándose un periodo de lluvias, que progresivamente se incrementa.
Para paliar los efectos de la sequía de 1994, el Gobierno redujo el caudal ecológico del Tajo a su paso por Aranjuez, que completó con el envío de un pequeño cupo de agua destinada al abastecimiento.
Al margen de este envío, el ministro José Borrell redactó un Plan Hidrológico Nacional, conectando entre sí todos los ríos españoles, para evitar situaciones como las vividas durante esta sequía.
El Plan Hidrológico de José Borrell no fue aceptado por el Partido Popular, que prefirió hacer una nuevo PHN, en el que no se menciona la conexión del Duero con el Tajo. Tras muchos años de trabajo, se terminó un nuevo PHN, pactado entre todas las Comunidades Autónomas en el que se establecían una serie de compensaciones a favor de las llamadas cuencas cedentes, que debían aportar las cuencas receptoras. Y todas las Comunidades Autónomas aceptaron su ejecución y cobraron sus compensaciones.
La llegada al poder de un nuevo Gobierno en las elecciones de 2003 supuso la derogación parcial de este PHN. Concretamente se derogó el trasvase del Ebro, en perjuicio de la cuenca del Segura y de gran parte del Levante mediterráneo, desde la desembocadura del Ebro hacia el Sur.
Las exigencias nacionalistas de los partidos catalanes y aragoneses exigiendo la derogación del trasvase del Ebro hacia la cuenca mediterránea condicionó la campaña del Partido Socialista, que incluyó en su programa electoral esta promesa que posteriormente ratificó en Aragón y Cataluña.
Celebradas las elecciones con el triunfo del Partido Socialista, y en cumplimiento del compromiso adquirido con los nacionalistas, el nuevo Gobierno derogó la parte del PHN referida al trasvase del Ebro. Han transcurrido muy pocos años desde estos últimos acontecimientos, y ya se ha puesto en marcha un proyecto de trasvase desde la misma desembocadura del Ebro hacia Cataluña para regar parte de sus tierras y ampliar el abastecimiento a la población. El antiguo trasvase hacia Cataluña de aguas del Ródano ha sido olvidado, y por razones prácticas y económicas, ha sido sustituido por el envío de aguas del Ebro. Los principios de igualdad y solidaridad que establece la Constitución española han quedado sin efecto en cuanto afectan a los levantinos.
Un análisis tan breve como el realizado pone de manifiesto que o se formalizan previamente acuerdos entre los dos grandes partidos nacionales -PSOE-PP- para resolver problemas que afectan a España, como el agua, o estos problemas nunca se solucionarán. Y cabe preguntarse: ¿Quousque tandem abutere Catilina patientia nostra?, cuya traducción, más o menos libre, podría ser: "¿Hasta cuando, ¡oh Catilina!, abusarás de nuestra paciencia?"
Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, año 2004, Núm. 2 y 3. Sesión de Investidura del presidente del Gobierno -15 y 16 de abril de 2004-, pp. 22, 34, 46, 50, 66, 67, 83, 111, 112 y 113. Pérez Crespo, A., Agua seca y amarga, 1995 ed. Asamblea Regional, que narra minuciosamente las incidencias de esta sequía).