CHE consider that Iregua and Tirón basins are dry, alerting about Ebro river levels
Mon, 05/02/2007
El último informe de la Confederación Hidrográfica advierte de la situación extrema del río si no siguen las lluvias La Confederación Hidrográfica del Ebro vuelve a alertar sobre la situación extrema del río por la falta de agua. En el último documento de la Comisión Permanente de Sequía, una disección por zonas de la cuenca del Ebro, la CHE califica como «secas» las riberas del Iregua y el Tirón, dos de los afluentes riojanos que influyen en el caudal norteño. Por su parte, las mediciones realizadas en el río Leza también muestran un caudal inferior al de años anteriores. LA RIOJA/LOGROÑO Nieve en los montes cameranos en los últimos días del pasado mes de enero. / JUSTO RODRÍGUEZ POR ZONAS Muy secas: La Comisión de Sequía considera «muy secas» (con menos del 15% de los recursos) tres cuartas partes de la cuenca del Ebro.
Secas: Con entre el 15 y el 35 por ciento del agua habitual. Entre ellas se incluyen el Iregua y el Tirón, junto a la mayor parte del Pirineo Central y buena parte de Aragón.
Normal: Sólo 3.750 hectáreas se encuentran en esta situación.
Agua acumulada: 4.307 hectómetros cúbicos, ligeramente superior a la de 2006 pero por el aumento en el número de pantanos.
Sólo la regulación de los afluentes riojanos, que concluirá durantes los próximos años con la construcción de las presas de Enciso y Soto-Terroba, impide unos parámetros aún más alarmantes.
La categoría de «seca» indica que tanto el Iregua como el Leza cuentan con entre el 15 y el 35 por ciento de los recursos medios de los que debería disponer el río habitualmente.
Esta misma denominación la comparten el Iregua y el Tirón con las zonas de influencia de los tres principales afluentes provenientes del Pirineo central (el Cinca, el Ésera y el Noguera Ribagorzana), además de casi la totalidad de la cuenca turolense del Ebro, lo que suma 16.600 hectáreas calificadas como secas por la Comisión.
Situación general
Pese a la mala situación en la comunidad, un vistazo más general a la cuenca de todo el río muestra un panorama bastante más desolador. Casi tres cuartas partes de la vega del Ebro, más de 66.000 hectáreas, fueron consideradas el pasado enero por la Confederación como «muy secas», lo que representa que los recursos hídricos son inferiores al 15 por ciento.
En este grupo destacan tanto la cabecera del Ebro (Cantabria y País Vasco) como el eje que atraviesa Aragón y se interna en Cataluña.
La situación empeoró durante la última semana de enero, lo que supone la quinta consecutiva con descensos en el ámbito global del río. Los últimos siete días en los que se registraron variaciones supusieron 58,3 hectómetros cúbicos menos, lo que dejó el global de las reservas en 4.307.
Esta cifra resulta superior a la registrada en el 2006 pero, indagando en las estadísticas, sólo sirve para certificar la entrada en funcionamiento de los pantanos de El Val, Itoiz y Rialb. Es decir, actualmente el Ebro está más seco.
A pesar del descenso, en La Rioja se mantuvo en esa semana el nivel de agua embalsada, con ligeras ganancias en Mansilla, de un hectómetro cúbico, y el mismo descenso en Pajares, mientras el González Lacasa continuó sin variación alguna.
Secas: Con entre el 15 y el 35 por ciento del agua habitual. Entre ellas se incluyen el Iregua y el Tirón, junto a la mayor parte del Pirineo Central y buena parte de Aragón.
Normal: Sólo 3.750 hectáreas se encuentran en esta situación.
Agua acumulada: 4.307 hectómetros cúbicos, ligeramente superior a la de 2006 pero por el aumento en el número de pantanos.
Sólo la regulación de los afluentes riojanos, que concluirá durantes los próximos años con la construcción de las presas de Enciso y Soto-Terroba, impide unos parámetros aún más alarmantes.
La categoría de «seca» indica que tanto el Iregua como el Leza cuentan con entre el 15 y el 35 por ciento de los recursos medios de los que debería disponer el río habitualmente.
Esta misma denominación la comparten el Iregua y el Tirón con las zonas de influencia de los tres principales afluentes provenientes del Pirineo central (el Cinca, el Ésera y el Noguera Ribagorzana), además de casi la totalidad de la cuenca turolense del Ebro, lo que suma 16.600 hectáreas calificadas como secas por la Comisión.
Situación general
Pese a la mala situación en la comunidad, un vistazo más general a la cuenca de todo el río muestra un panorama bastante más desolador. Casi tres cuartas partes de la vega del Ebro, más de 66.000 hectáreas, fueron consideradas el pasado enero por la Confederación como «muy secas», lo que representa que los recursos hídricos son inferiores al 15 por ciento.
En este grupo destacan tanto la cabecera del Ebro (Cantabria y País Vasco) como el eje que atraviesa Aragón y se interna en Cataluña.
La situación empeoró durante la última semana de enero, lo que supone la quinta consecutiva con descensos en el ámbito global del río. Los últimos siete días en los que se registraron variaciones supusieron 58,3 hectómetros cúbicos menos, lo que dejó el global de las reservas en 4.307.
Esta cifra resulta superior a la registrada en el 2006 pero, indagando en las estadísticas, sólo sirve para certificar la entrada en funcionamiento de los pantanos de El Val, Itoiz y Rialb. Es decir, actualmente el Ebro está más seco.
A pesar del descenso, en La Rioja se mantuvo en esa semana el nivel de agua embalsada, con ligeras ganancias en Mansilla, de un hectómetro cúbico, y el mismo descenso en Pajares, mientras el González Lacasa continuó sin variación alguna.