CHE tracks 97 points in the basin looking for zebra mussel grub
Mon, 06/11/2006
De momento, se han conocido los análisis efectuados en 26 de esos tramos -los de mayor riesgo-, y el resultado no puede ser más preocupante: nueve de ellos, casi uno de cada tres, están infestados. Ahora, la CHE se encuentra a la espera del diagnóstico de los 71 embalses navegables que hay en su demarcación.
"Esos nuevos análisis ya los está haciendo un laboratorio externo, pero aún no tenemos los primeros resultados -explica Concha Durán, responsable de la lucha contra la plaga en la CHE-. Desde que el 19 de octubre se hizo público que el mejillón cebra también ha llegado a cinco afluentes del Ebro sólo se ha detectado un nuevo caso, el del Canal Imperial, que además confirma lo que ya nos imaginábamos".
Durán recuerda que el hallazgo de ejemplares adultos en un embalse de cabecera reveló, ya a mediados de septiembre, que las larvas del molusco llevan como mínimo meses bajando libremente por todo el río Ebro. "En el nacimiento del Canal Imperial no hay ningún obstáculo para las larvas, así que es normal que en el análisis que se hizo a la altura de la depuradora de Zaragoza se detectaran larvas", indica.
No obstante, y a pesar del goteo continuo de malas noticias, no todo son descubrimientos negativos. Los técnicos de la CHE han comprobado que el embalse del Ebro, el pantano de 540 hectómetros cúbicos situado justo en la cabecera del río, no está afectado por el momento.
Una buena noticia
"Es una noticia muy importante, porque significa que los pequeños trasvases que se hacen hacia las cuencas del norte no han expandido la plaga hacia otras zonas", recuerda la técnico de la Confederación.
Tras el descubrimiento de que el mejillón cebra ha logrado saltar hasta el límite entre Burgos y Álava, la CHE y las Comunidades Autónomas se repartieron las tareas de búsqueda de este bivalvo invasor que causará daños por valor de decenas de millones de euros. El organismo de cuenca se encarga de la localización de larvas y los gobiernos de las regiones implicadas rastrean la presencia de ejemplares adultos. "El objetivo es la detección precoz del molusco allá donde se encuentre -explica Concha Durán-. Prospectar el fondo de los ríos con buzos sería una tarea ingente, así que sólo lo haremos allí donde los niveles de larvas sean muy elevados".
Basándose en los resultados de los análisis realizados hasta el momento, los técnicos de la Confederación consideran que las colonias de mejillones adultos que existen en los tramos medios y altos del Ebro se instalaron hace aproximadamente un año. No obstante, Durán insiste en que todavía es muy pronto para valorar el alcance actual de la invasión. "Los análisis de larvas deben complementarse con el estudio de poblaciones adultas. Sólo entonces podremos evaluar la dinámica poblacional de la especie en el Ebro", señala.
Falta de previsión
Las pruebas para detectar al mejillón cebra en su estado larvario comenzaron a realizarse a comienzos de 2004 en el Bajo Ebro, la zona en la que se sabía que ya estaba presente la plaga. Desde entonces, los análisis se hacen una vez a la semana en verano -cuando se producen las puntas reproductoras del bivalvo-, una vez cada dos semanas en otoño o primavera y una vez al mes en invierno.
A pesar de la experiencia acumulada durante décadas en numerosos países, ni la CHE ni las Comunidades Autónomas encargaron análisis preventivos en otros tramos del Ebro y de sus afluentes. De hecho, hasta este año 2006 no había puntos de control aguas arriba del embalse de Mequinenza. Como era de esperar, el primero, el del meandro de Ranillas, detectó el avance del molusco en sólo unos meses.
Una medida tan simple hubiera bastado para hacer saltar las alarmas antes. Sin embargo la decisión no se ha tomado hasta que se supo que la especie ya ha colonizado la cabecera de la cuenca.
Situación actual
Según los datos que ha ido facilitando la Confederación, a día de hoy el mejillón cebra está presente en todo el Bajo Ebro desde Mequinenza hasta el Delta. Además, se han encontrado colonias en un embalse situado en el límite entre Álava y Burgos -el de Sobrón- y hay individuos sueltos en al menos tres tramos de río cercanos a Logroño. Además, el pasado martes se conoció que en dos depósistos de agua de El Burgo que se abastecen directamente del Canal Imperial también han aparecido algunos ejemplares.
En cuanto a la presencia de larvas, un indicador infalible de que aguas arriba hay adultos, los análisis muestran que el molusco ha empezado a colonizar ambas márgenes. De momento, ya ha llegado a cinco afluentes además de al propio eje del Ebro.
Se ha constatado la existencia de larvas de mejillón en el río Guadalope a su paso por Caspe; en el Huerva a la altura de Villanueva; en el Canal de Aragón y Cataluña -es decir, en el Ésera-; en tres tramos del Segre; y en el río Arga muy cerca de Pamplona. También se han detectado crías en el Ebro a la altura de la localidad navarra de Lodosa y en el Canal Imperial -que nace del Ebro- a la altura de la potabilizadora de Zaragoza.
Es muy probable que las poblaciones adultas de las que provienen esas larvaas están instaladas en embalses situados aguas arriba del punto en el que se realizó el análisis -Barasona en el caso del Ésera, Las Torcas en el Huerva, Calanda o Santoles en el Guadalope...-. Las crías detectadas en el propio eje del Ebro pueden haber bajado desde cualquier tramo infestado, sea conocido o no
"Esos nuevos análisis ya los está haciendo un laboratorio externo, pero aún no tenemos los primeros resultados -explica Concha Durán, responsable de la lucha contra la plaga en la CHE-. Desde que el 19 de octubre se hizo público que el mejillón cebra también ha llegado a cinco afluentes del Ebro sólo se ha detectado un nuevo caso, el del Canal Imperial, que además confirma lo que ya nos imaginábamos".
Durán recuerda que el hallazgo de ejemplares adultos en un embalse de cabecera reveló, ya a mediados de septiembre, que las larvas del molusco llevan como mínimo meses bajando libremente por todo el río Ebro. "En el nacimiento del Canal Imperial no hay ningún obstáculo para las larvas, así que es normal que en el análisis que se hizo a la altura de la depuradora de Zaragoza se detectaran larvas", indica.
No obstante, y a pesar del goteo continuo de malas noticias, no todo son descubrimientos negativos. Los técnicos de la CHE han comprobado que el embalse del Ebro, el pantano de 540 hectómetros cúbicos situado justo en la cabecera del río, no está afectado por el momento.
Una buena noticia
"Es una noticia muy importante, porque significa que los pequeños trasvases que se hacen hacia las cuencas del norte no han expandido la plaga hacia otras zonas", recuerda la técnico de la Confederación.
Tras el descubrimiento de que el mejillón cebra ha logrado saltar hasta el límite entre Burgos y Álava, la CHE y las Comunidades Autónomas se repartieron las tareas de búsqueda de este bivalvo invasor que causará daños por valor de decenas de millones de euros. El organismo de cuenca se encarga de la localización de larvas y los gobiernos de las regiones implicadas rastrean la presencia de ejemplares adultos. "El objetivo es la detección precoz del molusco allá donde se encuentre -explica Concha Durán-. Prospectar el fondo de los ríos con buzos sería una tarea ingente, así que sólo lo haremos allí donde los niveles de larvas sean muy elevados".
Basándose en los resultados de los análisis realizados hasta el momento, los técnicos de la Confederación consideran que las colonias de mejillones adultos que existen en los tramos medios y altos del Ebro se instalaron hace aproximadamente un año. No obstante, Durán insiste en que todavía es muy pronto para valorar el alcance actual de la invasión. "Los análisis de larvas deben complementarse con el estudio de poblaciones adultas. Sólo entonces podremos evaluar la dinámica poblacional de la especie en el Ebro", señala.
Falta de previsión
Las pruebas para detectar al mejillón cebra en su estado larvario comenzaron a realizarse a comienzos de 2004 en el Bajo Ebro, la zona en la que se sabía que ya estaba presente la plaga. Desde entonces, los análisis se hacen una vez a la semana en verano -cuando se producen las puntas reproductoras del bivalvo-, una vez cada dos semanas en otoño o primavera y una vez al mes en invierno.
A pesar de la experiencia acumulada durante décadas en numerosos países, ni la CHE ni las Comunidades Autónomas encargaron análisis preventivos en otros tramos del Ebro y de sus afluentes. De hecho, hasta este año 2006 no había puntos de control aguas arriba del embalse de Mequinenza. Como era de esperar, el primero, el del meandro de Ranillas, detectó el avance del molusco en sólo unos meses.
Una medida tan simple hubiera bastado para hacer saltar las alarmas antes. Sin embargo la decisión no se ha tomado hasta que se supo que la especie ya ha colonizado la cabecera de la cuenca.
Situación actual
Según los datos que ha ido facilitando la Confederación, a día de hoy el mejillón cebra está presente en todo el Bajo Ebro desde Mequinenza hasta el Delta. Además, se han encontrado colonias en un embalse situado en el límite entre Álava y Burgos -el de Sobrón- y hay individuos sueltos en al menos tres tramos de río cercanos a Logroño. Además, el pasado martes se conoció que en dos depósistos de agua de El Burgo que se abastecen directamente del Canal Imperial también han aparecido algunos ejemplares.
En cuanto a la presencia de larvas, un indicador infalible de que aguas arriba hay adultos, los análisis muestran que el molusco ha empezado a colonizar ambas márgenes. De momento, ya ha llegado a cinco afluentes además de al propio eje del Ebro.
Se ha constatado la existencia de larvas de mejillón en el río Guadalope a su paso por Caspe; en el Huerva a la altura de Villanueva; en el Canal de Aragón y Cataluña -es decir, en el Ésera-; en tres tramos del Segre; y en el río Arga muy cerca de Pamplona. También se han detectado crías en el Ebro a la altura de la localidad navarra de Lodosa y en el Canal Imperial -que nace del Ebro- a la altura de la potabilizadora de Zaragoza.
Es muy probable que las poblaciones adultas de las que provienen esas larvaas están instaladas en embalses situados aguas arriba del punto en el que se realizó el análisis -Barasona en el caso del Ésera, Las Torcas en el Huerva, Calanda o Santoles en el Guadalope...-. Las crías detectadas en el propio eje del Ebro pueden haber bajado desde cualquier tramo infestado, sea conocido o no