Energy consumption increases in Spain.
Tue, 10/10/2006
La dependencia energética no cesa. El desarrollo sostenible en España camina por la cuerda floja. Pese a que cada vez son más los instrumentos empleados para tratar de retardar el cambio climático y así sus efectos, la realidad es que el consumo de energía se ha más que duplicado en tres décadas, según revela el «Informe de Sostenibilidad en España 2006», presentado ayer en Madrid. Concretamente, el consumo energético se ha multiplicado por 2,5 entre 1973 y 2005.
Esta tendencia insostenible se suma al gran déficit energético del país, a pesar de ser la nación europea con mayor número de horas de sol. España tiene que importar hasta un 80 por ciento de los recursos energéticos para cubrir la demanda existente. Pero si la importación de recursos aumenta, la nacional desciende. Así, en 2005 la producción interior de energía primaria fue un 7,8 por ciento inferior a la de 2004, según el estudio elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE).
Transporte
La elevada intensidad del uso de los recursos energéticos se pone de manifiesto en los procesos productivos y en los sectores difusos, especialmente en el transporte. El parque de automóviles se incrementó en un 45 por ciento entre 1990 y 2000. En el mismo período el consumo de energía primaria se incrementó en un 38 por ciento.
La mayor presencia de refrigeradores de aire en los hogares explica, en parte, esta tendencia energética. En 2003, por ejemplo, se facturaron 940.000 unidades de equipos de aire acondicionado, lo que supone un 30 por ciento más que en 2002 y cada año se venden 23 millones de electrodomésticos. Este panorama responde a un desarrollo insostenible tanto en el campo medioambiental como en el económico que conlleva, a su vez, unos índices de contaminación mayores.
La segunda edición del informe de Sostenibilidad revela que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan. Concretamente entre 1990 y 2004 crecieron un 48 por ciento y en 2005 pueden haber subido un 53 por ciento.
Otra de las tendencias en España es el impulso del proceso de litoralización, fruto de una actividad turística así como por la cada vez mayor extensión que ocupan las redes de infraestructuras. Concretamente, la actividad turística contribuye en más de un 11 por ciento al Producto Interior Bruto de España.
Pero a pesar de esta mayor demanda turística, el informe hace hincapié en que la costa se urbaniza siguiendo el ritmo de los constructores y no el de la demanda real. Esto explica el cada vez menor índice de ocupación hotelera. Concretamente en las costas de Valencia, Alicante, Murcia, Málaga, el Maresme catalán y algunos municipios de Huelva, Tenerife, Gran Canaria y Baleares, se registra una mayor sobreoferta que no responde a la demanda de habitaciones reales.
Respeto a la destrucción de la costa, el informe revela que la superficie artificializada en el primer kilómetro de costa mediterránea creció un 34,1 por ciento, entre los años 1987 y 2000. Estimándose un crecimiento acelerado entre 2000 y 2005. En Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Andalucía las superficies artificiales en el primer kilómetro de costa ocupan más del 20 por ciento. El informe destaca también la saturación que está viviendo la costa, ya que en España, seis de cada diez personas viven en zonas costeras e insulares, según el estudio.
Respecto al clima, el informe refleja un incremento de la temperatura media de 0,6 ºC en los últimos 75 años. Asimismo, se ha producido un descenso promedio del 8 por ciento en el volumen de precipitación registrada en España entre 1931 y 2005.
Desierto
A pesar de estos datos pluviométricos, existe una «carencia importante» de datos sobre el agua en España. Y eso, a pesar de la importancia de los recursos hídricos en un país donde «un tercio de la superficie de España sufre riesgo de desertificación alto o muy alto» debido fundamentalmente a un clima variante y a la sobreexplotación del suelo, un aspecto unido también a la pérdida de biodiversidad. Las comunidades autónomas con mayor superficie con riesgo de erosión son, según el informe, la Región de Murcia, Canarias y Comunidad Valenciana.
Pero la tendencia en el medio ambiente varía mucho según la región de la que se hable. De esta manera, en el aspecto económico, el informe destaca que Cataluña, Andalucía y en el País Vasco son las comunidades autónomas en las que se ha realizado un mayor gasto medioambiental.
Por otra parte, el informe también hace hincapié en otros aspectos como es el caso de la inmigración. El texto habla del «mal uso y destrucción del valioso capital territorial» y lo presenta como un «elemento crítico de sostenibilidad», y advierte del «riesgo para la cohesión social» que presenta una situación donde «al compás de una población creciente y un progresivo envejecimiento, el fenómeno migratorio está teniendo una enorme trascendencia socioeconómica y cultural que necesita enfoques de integración».
Fuerte inversión
La llegada masiva de inmigrantes ha supuesto «una inversión relativamente fuerte de la tendencia demográfica española» que ha pasado de descendente a ascendente y ha registrado un aumento del 3 por ciento desde el pasado año 1998, mientras que en lo que a la población extranjera se refiere, ésta ha crecido un 500 por ciento en ese mismo espacio de tiempo.
Así, según se desprende del estudio, desde el pasado año 2000 se ha producido un incremento muy intenso de los flujos migratorios con destino a nuestro país, especialmente de personas procedentes de América latina, África y Europa del este. De todos estos, el 80 por ciento llegan a España sin la documentación necesaria, y la mayoría ha de esperar varios años para obtenerla a través de algún procedimiento extraordinario, como son los procesos de regulación o la certificación de varios años de arraigo.
Esta tendencia insostenible se suma al gran déficit energético del país, a pesar de ser la nación europea con mayor número de horas de sol. España tiene que importar hasta un 80 por ciento de los recursos energéticos para cubrir la demanda existente. Pero si la importación de recursos aumenta, la nacional desciende. Así, en 2005 la producción interior de energía primaria fue un 7,8 por ciento inferior a la de 2004, según el estudio elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE).
Transporte
La elevada intensidad del uso de los recursos energéticos se pone de manifiesto en los procesos productivos y en los sectores difusos, especialmente en el transporte. El parque de automóviles se incrementó en un 45 por ciento entre 1990 y 2000. En el mismo período el consumo de energía primaria se incrementó en un 38 por ciento.
La mayor presencia de refrigeradores de aire en los hogares explica, en parte, esta tendencia energética. En 2003, por ejemplo, se facturaron 940.000 unidades de equipos de aire acondicionado, lo que supone un 30 por ciento más que en 2002 y cada año se venden 23 millones de electrodomésticos. Este panorama responde a un desarrollo insostenible tanto en el campo medioambiental como en el económico que conlleva, a su vez, unos índices de contaminación mayores.
La segunda edición del informe de Sostenibilidad revela que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan. Concretamente entre 1990 y 2004 crecieron un 48 por ciento y en 2005 pueden haber subido un 53 por ciento.
Otra de las tendencias en España es el impulso del proceso de litoralización, fruto de una actividad turística así como por la cada vez mayor extensión que ocupan las redes de infraestructuras. Concretamente, la actividad turística contribuye en más de un 11 por ciento al Producto Interior Bruto de España.
Pero a pesar de esta mayor demanda turística, el informe hace hincapié en que la costa se urbaniza siguiendo el ritmo de los constructores y no el de la demanda real. Esto explica el cada vez menor índice de ocupación hotelera. Concretamente en las costas de Valencia, Alicante, Murcia, Málaga, el Maresme catalán y algunos municipios de Huelva, Tenerife, Gran Canaria y Baleares, se registra una mayor sobreoferta que no responde a la demanda de habitaciones reales.
Respeto a la destrucción de la costa, el informe revela que la superficie artificializada en el primer kilómetro de costa mediterránea creció un 34,1 por ciento, entre los años 1987 y 2000. Estimándose un crecimiento acelerado entre 2000 y 2005. En Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Andalucía las superficies artificiales en el primer kilómetro de costa ocupan más del 20 por ciento. El informe destaca también la saturación que está viviendo la costa, ya que en España, seis de cada diez personas viven en zonas costeras e insulares, según el estudio.
Respecto al clima, el informe refleja un incremento de la temperatura media de 0,6 ºC en los últimos 75 años. Asimismo, se ha producido un descenso promedio del 8 por ciento en el volumen de precipitación registrada en España entre 1931 y 2005.
Desierto
A pesar de estos datos pluviométricos, existe una «carencia importante» de datos sobre el agua en España. Y eso, a pesar de la importancia de los recursos hídricos en un país donde «un tercio de la superficie de España sufre riesgo de desertificación alto o muy alto» debido fundamentalmente a un clima variante y a la sobreexplotación del suelo, un aspecto unido también a la pérdida de biodiversidad. Las comunidades autónomas con mayor superficie con riesgo de erosión son, según el informe, la Región de Murcia, Canarias y Comunidad Valenciana.
Pero la tendencia en el medio ambiente varía mucho según la región de la que se hable. De esta manera, en el aspecto económico, el informe destaca que Cataluña, Andalucía y en el País Vasco son las comunidades autónomas en las que se ha realizado un mayor gasto medioambiental.
Por otra parte, el informe también hace hincapié en otros aspectos como es el caso de la inmigración. El texto habla del «mal uso y destrucción del valioso capital territorial» y lo presenta como un «elemento crítico de sostenibilidad», y advierte del «riesgo para la cohesión social» que presenta una situación donde «al compás de una población creciente y un progresivo envejecimiento, el fenómeno migratorio está teniendo una enorme trascendencia socioeconómica y cultural que necesita enfoques de integración».
Fuerte inversión
La llegada masiva de inmigrantes ha supuesto «una inversión relativamente fuerte de la tendencia demográfica española» que ha pasado de descendente a ascendente y ha registrado un aumento del 3 por ciento desde el pasado año 1998, mientras que en lo que a la población extranjera se refiere, ésta ha crecido un 500 por ciento en ese mismo espacio de tiempo.
Así, según se desprende del estudio, desde el pasado año 2000 se ha producido un incremento muy intenso de los flujos migratorios con destino a nuestro país, especialmente de personas procedentes de América latina, África y Europa del este. De todos estos, el 80 por ciento llegan a España sin la documentación necesaria, y la mayoría ha de esperar varios años para obtenerla a través de algún procedimiento extraordinario, como son los procesos de regulación o la certificación de varios años de arraigo.