A fire on a chemistry plant leaves without water 110.000 people. The Xunta analyses the pollution level in Umia river
Sat, 02/09/2006
Un total de 110.000 personas se quedaron ayer sin agua corriente tras el incendio de una planta química en Caldas de Reis (Pontevedra). Agentes de la Consejería de Medio Ambiente decidieron cortar la toma de agua del río Umia, que abastece a la comarca de O Salnés, después de que apareciese teñido de color azul turquesa.
Aunque el grado de contaminación en el aire era del 0%, una vez controlado el incendio de la empresa Brenntag Química, el temor a la presencia de sulfato de cobre en el río llevó a los técnicos de Aguas de Galicia a cortar el suministro, informa Europa Press.
Manuel Vázquez, consejero de Medio Ambiente de la Xunta, reconoció que existe alerta sobre «el gran problema» que supone la contaminación del río. Aunque dejó claro que en ningún momento peligrará el abastecimiento a la población, pues existen reservas para entre 18 y 14 horas y, en caso de que se agotasen, no habría «mayor problema», pues el suministro se realizaría mediante cisternas. De cualquier forma, la Xunta destacó ayer por la noche que el corte de la captación de agua requerirá que la población proceda a una racionamiento.
En cualquier caso, desde la Xunta se ha instado a los habitantes de la zona a reducir el consumo de agua para evitar cortes en el suministro. A pesar de que los técnicos de Aguas de Galicia instalaron barreras en el río Umia, la mancha azul se extendió por su cauce.
La mayor preocupación de las autoridades había sido la posible contaminación atmosférica. Sin embargo, la unidad móvil que instaló la consejería en Caldas de Reis no detectó partículas que supusieran riesgo de intoxicación por la inhalación del humo.
Una vecina del casco urbano declaró que «sí notamos que se respira un olor raro, que huele como a lejía», pero confirmó que «la gente sigue por la calle y no se ve mucha alarma entre los vecinos».
A pesar de que el fuego había quedado controlado a las 17.00 horas, al finalizar la tarde todavía podía apreciarse una gran columna de humo muy espeso de unos 20 metros de altura.
El incendio obligó a desalojar a los trabajadores de otras empresas situadas en el polígono industrial de Caldas, así como a desviar el tráfico por carreteras secundarias en previsión de que pudiesen producirse atascos en el casco urbano que complicasen una posible evacuación de la población.
Aunque el grado de contaminación en el aire era del 0%, una vez controlado el incendio de la empresa Brenntag Química, el temor a la presencia de sulfato de cobre en el río llevó a los técnicos de Aguas de Galicia a cortar el suministro, informa Europa Press.
Manuel Vázquez, consejero de Medio Ambiente de la Xunta, reconoció que existe alerta sobre «el gran problema» que supone la contaminación del río. Aunque dejó claro que en ningún momento peligrará el abastecimiento a la población, pues existen reservas para entre 18 y 14 horas y, en caso de que se agotasen, no habría «mayor problema», pues el suministro se realizaría mediante cisternas. De cualquier forma, la Xunta destacó ayer por la noche que el corte de la captación de agua requerirá que la población proceda a una racionamiento.
En cualquier caso, desde la Xunta se ha instado a los habitantes de la zona a reducir el consumo de agua para evitar cortes en el suministro. A pesar de que los técnicos de Aguas de Galicia instalaron barreras en el río Umia, la mancha azul se extendió por su cauce.
La mayor preocupación de las autoridades había sido la posible contaminación atmosférica. Sin embargo, la unidad móvil que instaló la consejería en Caldas de Reis no detectó partículas que supusieran riesgo de intoxicación por la inhalación del humo.
Una vecina del casco urbano declaró que «sí notamos que se respira un olor raro, que huele como a lejía», pero confirmó que «la gente sigue por la calle y no se ve mucha alarma entre los vecinos».
A pesar de que el fuego había quedado controlado a las 17.00 horas, al finalizar la tarde todavía podía apreciarse una gran columna de humo muy espeso de unos 20 metros de altura.
El incendio obligó a desalojar a los trabajadores de otras empresas situadas en el polígono industrial de Caldas, así como a desviar el tráfico por carreteras secundarias en previsión de que pudiesen producirse atascos en el casco urbano que complicasen una posible evacuación de la población.