Strong rainfalls in North Spain punishes agriculture and and doesn´t help to clear up dams situation
Thu, 17/08/2006
J. GUIL / A. MARTÍNEZBARCELONA/SANTIAGO. Lluvia estéril e inocua, cuando no perjudicial. El temporal de lluvias que ha azotado Cataluña en los últimos días y horas, y que ayer desapareció en casi todo
J. GUIL / A. MARTÍNEZ
BARCELONA/SANTIAGO. Lluvia estéril e inocua, cuando no perjudicial. El temporal de lluvias que ha azotado Cataluña en los últimos días y horas, y que ayer desapareció en casi todo el territorio, no sirvió para llenar los pantanos, destrozó cultivos de fruta en Lérida y Tarragona y causó numerosas, aunque leves, incidencias que tuvieron que atender los Bomberos.
En Galicia, las fuertes lluvias han sido mejor recibidas, pero con reparos. Después de doce intensos días de vehemente lucha contra el fuego, el agua solucionará lo que el hombre no ha sido capaz de resolver. Las densas humaredas se han convertido en niebla, y los humeantes focos se han desmoronado. «Por fin han llegado los chubascos, que nos permiten por lo menos respirar tranquilos, con la seguridad de que hoy no habrá incendios», dice Moncho Rodríguez, un veterano pescador. Pero un exceso podría acarrear efectos devastadores en ríos y rías. De hecho, la lluvia torrencial en suelo quemado con fuerte pendiente sería el peor escenario posible de todos los imaginables.
«Del monte llegan contaminantes, y esto provoca siempre una turbidez que afecta a los microorganismos que viven en los fondos marinos», cuenta Liliana Solís, bióloga de la cofradía de Noia, en La Coruña. «Habría que llevar a cabo una extrema vigilancia, porque está claro que ante un diluvio tempestuoso habrá depósitos», explica. La previsión para las próximas horas contempla precipitaciones de entre 20 y 30 litros por metro cuadrado.
Ruina agrícola
Mientras, en Cataluña, la Agencia Catalana del Agua, informó de que las fuertes precipitaciones han tenido consecuencias menores a las esperadas en cuanto a las reservas de agua. No han sido suficientes para mejorar la situación de los embalses de las cuencas internas de Cataluña, que estaban ayer al 63,97% de su capacidad, medio punto por debajo que hace una semana. La falta de humedad del terreno, seco durante meses, hizo que éste absorbiera casi toda la lluvia, lo que propició que las aportaciones de agua pluvial a los ríos fueran relativamente bajas.
Para quienes ha sido especialmente devastador el temporal ha sido para los agricultores. La lluvia caída, que en algunos casos vino acompañada de viento y granizo, ha causado daños en los cultivos de viña de la provincia de Tarragona y en los de manzana, olivares, pera, melocotón y nectarina de Pla de Lérida. Según las primeras estimaciones de la Generalitat, sólo en la provincia de Lérida han quedado afectadas 496 hectáreas de cultivos de fruta, y se calculan los daños entre el 10% y el 70% del total de la cosecha, según los casos. El granizo que cayó en esta zona fue del tamaño de un garbanzo y cayó muy mezclado con agua. En algunas zonas de Alfarrs, Lérida, Artesa de Lérida y Montoliu de Lérida el viento arrancó árboles de raíz.
En cuanto a la provincia de Tarragona, Unió de Pagesos calculó ayer que han quedado dañadas más de 3.000 hectáreas de viña. Sólo en la comarca del Baix Penedès se calcula que han quedado afectadas 600 hectáreas. Además, también perjudicó los cultivos de almendros y olivos del Baix Camp, l´Alt Camp, el Priorat y la Terra Alta.
J. GUIL / A. MARTÍNEZ
BARCELONA/SANTIAGO. Lluvia estéril e inocua, cuando no perjudicial. El temporal de lluvias que ha azotado Cataluña en los últimos días y horas, y que ayer desapareció en casi todo el territorio, no sirvió para llenar los pantanos, destrozó cultivos de fruta en Lérida y Tarragona y causó numerosas, aunque leves, incidencias que tuvieron que atender los Bomberos.
En Galicia, las fuertes lluvias han sido mejor recibidas, pero con reparos. Después de doce intensos días de vehemente lucha contra el fuego, el agua solucionará lo que el hombre no ha sido capaz de resolver. Las densas humaredas se han convertido en niebla, y los humeantes focos se han desmoronado. «Por fin han llegado los chubascos, que nos permiten por lo menos respirar tranquilos, con la seguridad de que hoy no habrá incendios», dice Moncho Rodríguez, un veterano pescador. Pero un exceso podría acarrear efectos devastadores en ríos y rías. De hecho, la lluvia torrencial en suelo quemado con fuerte pendiente sería el peor escenario posible de todos los imaginables.
«Del monte llegan contaminantes, y esto provoca siempre una turbidez que afecta a los microorganismos que viven en los fondos marinos», cuenta Liliana Solís, bióloga de la cofradía de Noia, en La Coruña. «Habría que llevar a cabo una extrema vigilancia, porque está claro que ante un diluvio tempestuoso habrá depósitos», explica. La previsión para las próximas horas contempla precipitaciones de entre 20 y 30 litros por metro cuadrado.
Ruina agrícola
Mientras, en Cataluña, la Agencia Catalana del Agua, informó de que las fuertes precipitaciones han tenido consecuencias menores a las esperadas en cuanto a las reservas de agua. No han sido suficientes para mejorar la situación de los embalses de las cuencas internas de Cataluña, que estaban ayer al 63,97% de su capacidad, medio punto por debajo que hace una semana. La falta de humedad del terreno, seco durante meses, hizo que éste absorbiera casi toda la lluvia, lo que propició que las aportaciones de agua pluvial a los ríos fueran relativamente bajas.
Para quienes ha sido especialmente devastador el temporal ha sido para los agricultores. La lluvia caída, que en algunos casos vino acompañada de viento y granizo, ha causado daños en los cultivos de viña de la provincia de Tarragona y en los de manzana, olivares, pera, melocotón y nectarina de Pla de Lérida. Según las primeras estimaciones de la Generalitat, sólo en la provincia de Lérida han quedado afectadas 496 hectáreas de cultivos de fruta, y se calculan los daños entre el 10% y el 70% del total de la cosecha, según los casos. El granizo que cayó en esta zona fue del tamaño de un garbanzo y cayó muy mezclado con agua. En algunas zonas de Alfarrs, Lérida, Artesa de Lérida y Montoliu de Lérida el viento arrancó árboles de raíz.
En cuanto a la provincia de Tarragona, Unió de Pagesos calculó ayer que han quedado dañadas más de 3.000 hectáreas de viña. Sólo en la comarca del Baix Penedès se calcula que han quedado afectadas 600 hectáreas. Además, también perjudicó los cultivos de almendros y olivos del Baix Camp, l´Alt Camp, el Priorat y la Terra Alta.