Acid rainfall threats China development and health
Fri, 04/08/2006
La lluvia ácida, una grave amenaza para la salud de millones de chinos y para el desarrollo económico de la cuarta economía mundial, afecta ya a la mitad de las ciudades de China, reconoció hoy la máxima autoridad medioambiental del país.
Responsables de la Administración Estatal de Protección Medioambiental (SEPA, equivalente a un Ministerio de Medio Ambiente) dieron hoy descorazonadoras cifras sobre la extensión de la lluvia ácida en el país asiático, cada vez más afectado por este fenómeno.
En rueda de prensa, Li Xinmin, director del Departamento de Control de la Polución (dependiente de la SEPA), reconoció que 357 de las 696 ciudades chinas estudiadas, un 51,3 por ciento, presentaron indicios de lluvia ácida.
Estas cifras suponen incluso un empeoramiento con respecto a épocas en las que China mostraba menor interés en la protección ambiental, puesto que a principios de esta década aseguró que el fenómeno de la lluvia ácida afectaba a "sólo" un 30 por ciento del área nacional.
La situación es tal que en ciertas áreas toda la lluvia que cae es ácida: se trata de los distritos de Anji y Xiangshan, en la provincia oriental de Zhejiang (una de las más ricas del país), el de Shaowu, en Fujian (costa suroriental) y el de Ruijin, en Jiangxi (este).
La lluvia ácida, que causa el aumento de la acidez en el suelo y puede cambiar la composición química de ríos y lagos, es causada principalmente por la emisión de dióxido de azufre a la atmósfera, sobre todo en la combustión de carbón en centrales térmicas.
Esta lluvia puede ser uno de los factores de la elevada contaminación del agua en China, donde beber este líquido directamente del grifo es inimaginable y más de la mitad de las masas de agua dulce tienen graves problemas de polución.
Los responsables de la SEPA reconocieron además hoy que China es el primer emisor mundial de dióxido de azufre, con 25,49 millones de toneladas de esta sustancia nociva emitidas en 2005, un 27 por ciento más que cinco años atrás.
Las fuertes emisiones son consecuencia de que China es el principal productor mundial de carbón, su principal fuente de energía (el 70 por ciento de la que consume procede de este mineral).
La solución a estos problemas pasa por que China deje de depender del carbón para alimentar su boyante economía, pero el propio informe de la SEPA reconoce que la situación "es difícil de cambiar a corto plazo".
No obstante, el mismo informe aseguró que se ha logrado que el porcentaje de la energía obtenida del carbón baje del 72 por ciento en 2000 a un 66 por ciento en 2004, pese a que algunos expertos habían dicho que el porcentaje iba incluso a aumentar.
Aparte del perjuicio para la salud de los seres vivos, la lluvia ácida genera graves pérdidas económicas a China, señaló el documento, que calcula que cada año el país pierde por culpa de este fenómeno más de 63.000 millones de dólares (unos 51.000 millones de euros).
"La contaminación atmosférica, y especialmente la lluvia ácida, ha minado los esfuerzos (de China) para lograr una sociedad modestamente acomodada", concluyó el informe de la SEPA.
Li destacó en la rueda de prensa que China intentará revertir las negativas cifras sobre lluvia ácida y contaminación atmosférica en general en el próximo lustro, durante el XI Plan Quinquenal (2006-10), en el que la protección del medio ambiente es una de las prioridades.
Destacó que China intentará reducir un 10 por ciento las emisiones de dióxido de carbono, una cifra que organizaciones ecologistas como Greenpeace calificaron de demasiado modesta.
El responsable de la SEPA destacó que las regiones más contaminadas de China están en el norte y el oeste del país, y citó a las provincias septentrionales de Shanxi y Henan (principales centros mineros) como las de peor calidad atmosférica.
Junto a ellas, destacan las de Ningxia y Lanzhou, en el noreste, donde a la polución se une el problema de la desertización.
Una de las pocas notas positivas del informe de hoy es la situación atmosférica de Pekín, ciudad que intenta mejorar su medio ambiente de cara a los JJOO 2008.
SEPA aseguró que fueron "limpios" el 63 por ciento de los días de 2005 en la capital, aunque lo cierto es que Pekín sigue atenazada por las tormentas de arena y presenta cielos grises y aspecto polvoriento la mayor parte del año.
Responsables de la Administración Estatal de Protección Medioambiental (SEPA, equivalente a un Ministerio de Medio Ambiente) dieron hoy descorazonadoras cifras sobre la extensión de la lluvia ácida en el país asiático, cada vez más afectado por este fenómeno.
En rueda de prensa, Li Xinmin, director del Departamento de Control de la Polución (dependiente de la SEPA), reconoció que 357 de las 696 ciudades chinas estudiadas, un 51,3 por ciento, presentaron indicios de lluvia ácida.
Estas cifras suponen incluso un empeoramiento con respecto a épocas en las que China mostraba menor interés en la protección ambiental, puesto que a principios de esta década aseguró que el fenómeno de la lluvia ácida afectaba a "sólo" un 30 por ciento del área nacional.
La situación es tal que en ciertas áreas toda la lluvia que cae es ácida: se trata de los distritos de Anji y Xiangshan, en la provincia oriental de Zhejiang (una de las más ricas del país), el de Shaowu, en Fujian (costa suroriental) y el de Ruijin, en Jiangxi (este).
La lluvia ácida, que causa el aumento de la acidez en el suelo y puede cambiar la composición química de ríos y lagos, es causada principalmente por la emisión de dióxido de azufre a la atmósfera, sobre todo en la combustión de carbón en centrales térmicas.
Esta lluvia puede ser uno de los factores de la elevada contaminación del agua en China, donde beber este líquido directamente del grifo es inimaginable y más de la mitad de las masas de agua dulce tienen graves problemas de polución.
Los responsables de la SEPA reconocieron además hoy que China es el primer emisor mundial de dióxido de azufre, con 25,49 millones de toneladas de esta sustancia nociva emitidas en 2005, un 27 por ciento más que cinco años atrás.
Las fuertes emisiones son consecuencia de que China es el principal productor mundial de carbón, su principal fuente de energía (el 70 por ciento de la que consume procede de este mineral).
La solución a estos problemas pasa por que China deje de depender del carbón para alimentar su boyante economía, pero el propio informe de la SEPA reconoce que la situación "es difícil de cambiar a corto plazo".
No obstante, el mismo informe aseguró que se ha logrado que el porcentaje de la energía obtenida del carbón baje del 72 por ciento en 2000 a un 66 por ciento en 2004, pese a que algunos expertos habían dicho que el porcentaje iba incluso a aumentar.
Aparte del perjuicio para la salud de los seres vivos, la lluvia ácida genera graves pérdidas económicas a China, señaló el documento, que calcula que cada año el país pierde por culpa de este fenómeno más de 63.000 millones de dólares (unos 51.000 millones de euros).
"La contaminación atmosférica, y especialmente la lluvia ácida, ha minado los esfuerzos (de China) para lograr una sociedad modestamente acomodada", concluyó el informe de la SEPA.
Li destacó en la rueda de prensa que China intentará revertir las negativas cifras sobre lluvia ácida y contaminación atmosférica en general en el próximo lustro, durante el XI Plan Quinquenal (2006-10), en el que la protección del medio ambiente es una de las prioridades.
Destacó que China intentará reducir un 10 por ciento las emisiones de dióxido de carbono, una cifra que organizaciones ecologistas como Greenpeace calificaron de demasiado modesta.
El responsable de la SEPA destacó que las regiones más contaminadas de China están en el norte y el oeste del país, y citó a las provincias septentrionales de Shanxi y Henan (principales centros mineros) como las de peor calidad atmosférica.
Junto a ellas, destacan las de Ningxia y Lanzhou, en el noreste, donde a la polución se une el problema de la desertización.
Una de las pocas notas positivas del informe de hoy es la situación atmosférica de Pekín, ciudad que intenta mejorar su medio ambiente de cara a los JJOO 2008.
SEPA aseguró que fueron "limpios" el 63 por ciento de los días de 2005 en la capital, aunque lo cierto es que Pekín sigue atenazada por las tormentas de arena y presenta cielos grises y aspecto polvoriento la mayor parte del año.