July was extremely warm and the sea is in 2003 levels
Thu, 03/08/2006
El mes de julio ha sido "extremadamente cálido" y las temperaturas medias han sido casi tres grados más altas que las que se habían registrado en España entre los años 1970 y 2000, según datos del Instituto Nacional de Meteorología.
Ese calor, la ausencia de precipitaciones y las bolsas de aire sahariano que han llegado a España han provocado además un importante incremento de la temperatura del agua del mar, sobre todo en el Mediterráneo, que se ha situado en los mismos niveles del año 2003, cuando España sufrió los efectos de una severa ola de calor.
Así lo expuso a Efe el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante (UA) Jorge Olcina, quien observó que las temperaturas del Mar Mediterráneo a mediados del mes de julio eran incluso más altas que las de final de verano, cuando las aguas están más calientes tras varios meses de calor.
Según el Instituto Nacional de Meteorología, julio se caracterizó por ser "extremadamente cálido" en la mitad norte peninsular, en Castilla-La Mancha, en Andalucía occidental y en Murcia, y "muy cálido" en el resto de la Península y Baleares.
En las Islas Canarias las temperaturas estuvieron, sin embargo, ligeramente por debajo de sus valores normales.
El periodo más caluroso fue el comprendido entre los días 8 y 28, durante el cual se produjo un aumento continuado de las temperaturas medias, por encima de los valores normales, a lo que contribuyó, según el INM, que las temperaturas mínimas fueran muy elevadas y en algunos casos superaran registros históricos.
Además, en muchos de los observatorios de la mitad norte el mes de julio ha sido en su conjunto el de temperatura media más elevada desde, al menos, el año 1961.
Según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Meteorología, las temperaturas medias en la península y en Baleares han sido 2,6 grados más altas que las del periodo 1971-2000.
Las principales "anomalías" se registraron en Zaragoza, donde las temperaturas máximas fueron 4,1 grados más altas de lo normal, y en Santander, donde las máximas fueron 3,6 grados más altas de lo habitual.
En el caso de las mínimas, la diferencia más significativa fue la de Barcelona, donde esas temperaturas fueron 4,9 grados más altas de lo normal durante el citado period, y la de Bilbao, donde fueron 3,8 grados más altas.
Respecto a la temperatura del mar, Jorge Olcina observó que éstas han sorprendido a los bañistas del Mediterráneo, y dijo que en la actualidad rondan ya los 28 grados en muchos puntos del litoral y rozan los 30 en Baleares.
El catedrático aseguró que en torno a la segunda quincena del mes de agosto la temperatura del agua en el Mediterráneo ronda los 24 o 25 grados, pero advirtió que a mediados del mes de julio alcanzaban ya los 27 grados en muchos puntos.
Olcina comparó la situación actual con la que se registró en el verano de 2003, cuando se registró una prolongada ola de calor, y dijo que la ausencia de brisa marina en el litoral está impidiendo que el ambiente se refresque durante la noche y una sensación de bochorno en toda la costa.
Insistió en que no existe una relación directa entre el intenso calor del verano y la "gota fría" que algunas veces se produce al término de éste, y citó como ejemplo el año 2003, cuando a pesar de la ola de calor no se registró ese fenómeno.
El catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante sí observó que las elevadas temperaturas provocan una mayor evaporación de agua del mar, principal "materia prima" de las tormentas en el mediterráneo.
Subrayó por ello la importancia de estar "especialmente vigilantes", ya que las elevadas temperaturas provocan que la atmósfera "se cargue" de calor y de energía que pueden descargar en forma de tormentas fuertes en algunos puntos.
Ese calor, la ausencia de precipitaciones y las bolsas de aire sahariano que han llegado a España han provocado además un importante incremento de la temperatura del agua del mar, sobre todo en el Mediterráneo, que se ha situado en los mismos niveles del año 2003, cuando España sufrió los efectos de una severa ola de calor.
Así lo expuso a Efe el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante (UA) Jorge Olcina, quien observó que las temperaturas del Mar Mediterráneo a mediados del mes de julio eran incluso más altas que las de final de verano, cuando las aguas están más calientes tras varios meses de calor.
Según el Instituto Nacional de Meteorología, julio se caracterizó por ser "extremadamente cálido" en la mitad norte peninsular, en Castilla-La Mancha, en Andalucía occidental y en Murcia, y "muy cálido" en el resto de la Península y Baleares.
En las Islas Canarias las temperaturas estuvieron, sin embargo, ligeramente por debajo de sus valores normales.
El periodo más caluroso fue el comprendido entre los días 8 y 28, durante el cual se produjo un aumento continuado de las temperaturas medias, por encima de los valores normales, a lo que contribuyó, según el INM, que las temperaturas mínimas fueran muy elevadas y en algunos casos superaran registros históricos.
Además, en muchos de los observatorios de la mitad norte el mes de julio ha sido en su conjunto el de temperatura media más elevada desde, al menos, el año 1961.
Según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Meteorología, las temperaturas medias en la península y en Baleares han sido 2,6 grados más altas que las del periodo 1971-2000.
Las principales "anomalías" se registraron en Zaragoza, donde las temperaturas máximas fueron 4,1 grados más altas de lo normal, y en Santander, donde las máximas fueron 3,6 grados más altas de lo habitual.
En el caso de las mínimas, la diferencia más significativa fue la de Barcelona, donde esas temperaturas fueron 4,9 grados más altas de lo normal durante el citado period, y la de Bilbao, donde fueron 3,8 grados más altas.
Respecto a la temperatura del mar, Jorge Olcina observó que éstas han sorprendido a los bañistas del Mediterráneo, y dijo que en la actualidad rondan ya los 28 grados en muchos puntos del litoral y rozan los 30 en Baleares.
El catedrático aseguró que en torno a la segunda quincena del mes de agosto la temperatura del agua en el Mediterráneo ronda los 24 o 25 grados, pero advirtió que a mediados del mes de julio alcanzaban ya los 27 grados en muchos puntos.
Olcina comparó la situación actual con la que se registró en el verano de 2003, cuando se registró una prolongada ola de calor, y dijo que la ausencia de brisa marina en el litoral está impidiendo que el ambiente se refresque durante la noche y una sensación de bochorno en toda la costa.
Insistió en que no existe una relación directa entre el intenso calor del verano y la "gota fría" que algunas veces se produce al término de éste, y citó como ejemplo el año 2003, cuando a pesar de la ola de calor no se registró ese fenómeno.
El catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante sí observó que las elevadas temperaturas provocan una mayor evaporación de agua del mar, principal "materia prima" de las tormentas en el mediterráneo.
Subrayó por ello la importancia de estar "especialmente vigilantes", ya que las elevadas temperaturas provocan que la atmósfera "se cargue" de calor y de energía que pueden descargar en forma de tormentas fuertes en algunos puntos.