Drought damages Aragon crops

Sat, 22/07/2006

Heraldo de Aragón

Que nadie se engañe con las últimas tormentas. El agua que han dejado sólo ha servido para lamentar daños en cultivos e infraestructuras por el granizo, como ha sido el caso de Maluenda, y poco más. La sequía que soporta la Comunidad Autónoma por segundo año consecutivo prosigue con fuerza y castiga especialmente al principal demandante del recurso hídrico: la agricultura. La escasez de precipitacines y las escasas reservas hidráulicas se han traducido en miles de hectáreas sin cultivar.



Aunque el problema afecta de forma dispar a cada uno, los tres grandes sistemas de riego aragoneses -Bardenas, Riegos del Alto Aragón y Canal de Aragón y Cataluña-, atraviesan notables dificultades. Los agricultores de la Comunidad se ven abocados a un segundo año de cosechas malas o mediocres y a una rebaja en su perspectiva de ingresos.



Quien se está llevando la peor parte esta campaña es el Canal de Aragón y Cataluña. Su presidente, José Luis Pérez, señala que el sistema, que se nutre del Ésera y el Noguera Ribagorzana, está atravesando "la peor campaña de toda su historia". "El año pasado ya fue muy mala, pero contábamos con más reservas en los embalses y, mal que bien, fuimos aguantando; ahora nos conformaremos si puede circular algo de agua por el canal hasta septiembre", añade.



Pérez resalta que, además del bajísimo nivel que presentan los pantanos, los ríos tienen "una imagen penosa, apenas baja agua y ya veremos si no tenemos que ver algún cauce histórico completamente seco".



El presidente del Canal de Aragón y Cataluña remarca que, además, "éste ha sido un año traicionero", porque, entre las precipitaciones a principio de la primavera y la mayor cantidad de nieve acumulada, las previsiones se animaron y ha habido "muy poca retirada de tierras". Luego, el agravamiento de la sequía y un deshielo rapidísimo y muy por debajo de lo esperado en aportaciones hídricas, ha pillado por sorpresa a los regantes.



El dato más elocuente es el de las dotaciones de agua disponibles. Ahora mismo, son de 0,25 litros por segundo y hectárea, "la mitad de lo normal en el sistema, que de por sí ya cuenta con un déficit estructural", explica Pérez. Con este panorama, "al agricultor no le ha quedado más remedio que optar por regar unas cosas u otras y buscar rendimientos mínimos pero posibles". "Las segundas cosechas han desaparecido por completo y lo que se está intentado como sea es salvar una parte de la producción de fruta", comenta Pérez.


Si el Canal de Aragón y Cataluña atraviesa el peor año de su historia, en Bardenas, según su presidente, Luis Ciudad, se está viviendo "el cuarto más malo después de haber sufrido el peor la pasada campaña", aunque "la previsión que se ha realizado y los cambios de cultivos más demandantes de agua por cereal de invierno" están permitiendo solventar la situación.



De todas formas, con esas restricciones, que perjudican a la rentabilidad de las explotaciones agrarias (las cosechas que más consumen son las que mejor precio tienen en el mercado), Ciudad afirma que "si conseguimos llegar a final de campaña cumpliendo lo previsto será de una forma muy apurada".



En Bardenas, un sistema que depende casi en exclusiva del embalse de Yesa, ha habido, según Ciudad, un 40% de abandono de tierras. Además, "aproximadamente, el 30% de lo cultivado es cereal de invierno". Ciudad destaca que "la gente, después de lo de 2005, ha ido a asegurar y ha quitado mucha cultivo de alfalfa, arroz e incluso maíz".



El presidente de la Comunidad General del Canal de Bardenas dice que entre los agricultores hay una sensación de "fastidio y preocupación" por encadenar dos años tan malos. Uno de los problemas de este verano es el intenso calor que se padece desde hace muchas semanas, lo que obliga a consumir "casi medio hectómetro cúbico diario de las reservas", explica Ciudad.



Un 25 % menos de lo normal



El sistema más extenso, el de Riegos del Alto Aragón, pasó en 2005 uno de sus peores veranos. Este año vive una situación mejor, pero lejos de lo que sería una campaña normal. Su presidente, César Trillo, matiza que se espera poder cumplir con la dotación prevista de "seis mil metros cúbicos escasos por hectárea, cuando lo normal es que se puedan dar hasta ocho mil". Es decir, que el sistema está pasando la campaña con una cuarta parte menos de los recursos de un año medio.



Trillo matiza que "quien haya sembrado creyendo que iba a llover y que habría más reservas pasará problemas y tendrá que renunciar a regar una parte". De todas formas, destaca que los agricultores han optado por retirar "más del 30 % de las tierras" y que "se ha sembrado mucho cereal de invierno, aunque también ha consumido mucha agua por el calor".



Por lo que respecta a abastecimientos urbanos, pese a la advertencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro, por ahora sólo hay problemas en un par de municipios aragoneses, aunque todavía resta mucho verano y los acuíferos presentan graves síntomas de agotamiento. El estado de los cursos fluviales, especialmente los pirenaicos, resulta excepcionalmente deficiente, con muchos de ellos convertidos en apenas un hilo de agua.