Strong mineral water harms renal system
Mon, 26/06/2006
Es necesario saber qué se come y qué se bebe porque las características de un determinado producto pueden resultar nocivas para algunos grupos. Esto sucede con las aguas minerales embotelladas, puesto que en función de la cantidad y tipos de componentes que poseen pueden provocar problemas a niños, mayores o hipertensos, por ejemplo.
Los expertos coinciden en destacar que ninguna clase de agua mineral embotellada que llega al mercado tiene repercusiones negativas sobre la salud. Al contrario. Los propios servicios sanitarios inspeccionan sus componentes antes de llegar a las tiendas y el consumidor asume el término «mineral» como un aval de garantía y calidad natural.
Sin embargo, la composición de cada marca varía en función de donde haya sido obtenida. Dependiendo de la roca por que circula, los minerales que posee pueden variar. Así, en algunas el nivel de sodio puede ser más elevado que en otras, aspecto no recomendable para personas con problemas de hipertensión, a las que se les recomienda huir de la sal o del sodio. A los niños tampoco les favorece.
«A veces se recomienda a personas con problemas de tensión dietas bajas en sodio y el agua, si tiene mucho, no es buena, como tampoco para los niños, pero debe tratarse de una ingesta continuada de ella», explica Jordi Delgado, del Grupo de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente de la Universidade da Coruña.
El residuo seco
Por ello, muchos especialistas recomiendan a las personas consumir aguas de mineralización débil en ese caso y, sobre todo, si padecen problemas renales. Menos residuos circularán así a través de las nefronas.
El grado de mineralización depende del residuo seco obtenido al evaporar el agua de una botella, con lo que quedan al descubierto las sales que contenía en disolución. Las muy débiles ofrecen menos de 50 mg/l; las débiles, hasta 500; y las fuertes, más de 1.500. Esta magnitud aparece reflejada en el etiquetado de las botellas.
También es necesario administrar las aguas con cautela a los niños que se encuentran en período de dentición. En caso de que el agua contenga demasiado flúor, «puede entrar en los dientes y provocar una enfermedad que se llama fluorosis», manifiesta Delgado.
Vulnerabilidad
Pese a ello, insiste en que los estudios a que se someten son estrictos. Si bien considera que el valor «mineral» es un signo de distinción para el consumidor, lo vincula precisamente con que esos minerales «dan la perspectiva de algo natural». Eso sí, «no aportan mejoras», reconoce.
Las aguas gallegas poseen una calidad «buena», aunque la «vulnerabilidad» de los lugares de abastecimiento podía ser mejorable. Como ejemplo, cita «las aguas superficiales en entornos agrarios, que pueden tener problemas de contaminación».
Termales > Son aquéllas cuya temperatura de surgencia supera al menos en cuatro grados centígrados a la media anual del lugar en que aparecen. Son aptas para usos terapéuticos en instalaciones balnearias, según lo establecido en la legislación sobre aguas minerales vigente
Es peor que la del grifo, dice el EPI
La organización ecologista estadounidense Earth Policy Institute (EPI) considera, en un informe hecho público este año, que gran parte de las aguas minerales vendidas en EEUU y Europa ofrecen peor calidad que la del grifo. «El 40% del agua embotellada es agua del grifo a la que se añaden minerales que no aportan ningún beneficio para la salud», sostiene la organización.
En opinión de Delgado, que confiesa desconocer el informe, esa aseguración resulta «extraña», pues los requisitos sanitarios impiden que esta situación se produzca, por lo menos, en España
Los expertos coinciden en destacar que ninguna clase de agua mineral embotellada que llega al mercado tiene repercusiones negativas sobre la salud. Al contrario. Los propios servicios sanitarios inspeccionan sus componentes antes de llegar a las tiendas y el consumidor asume el término «mineral» como un aval de garantía y calidad natural.
Sin embargo, la composición de cada marca varía en función de donde haya sido obtenida. Dependiendo de la roca por que circula, los minerales que posee pueden variar. Así, en algunas el nivel de sodio puede ser más elevado que en otras, aspecto no recomendable para personas con problemas de hipertensión, a las que se les recomienda huir de la sal o del sodio. A los niños tampoco les favorece.
«A veces se recomienda a personas con problemas de tensión dietas bajas en sodio y el agua, si tiene mucho, no es buena, como tampoco para los niños, pero debe tratarse de una ingesta continuada de ella», explica Jordi Delgado, del Grupo de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente de la Universidade da Coruña.
El residuo seco
Por ello, muchos especialistas recomiendan a las personas consumir aguas de mineralización débil en ese caso y, sobre todo, si padecen problemas renales. Menos residuos circularán así a través de las nefronas.
El grado de mineralización depende del residuo seco obtenido al evaporar el agua de una botella, con lo que quedan al descubierto las sales que contenía en disolución. Las muy débiles ofrecen menos de 50 mg/l; las débiles, hasta 500; y las fuertes, más de 1.500. Esta magnitud aparece reflejada en el etiquetado de las botellas.
También es necesario administrar las aguas con cautela a los niños que se encuentran en período de dentición. En caso de que el agua contenga demasiado flúor, «puede entrar en los dientes y provocar una enfermedad que se llama fluorosis», manifiesta Delgado.
Vulnerabilidad
Pese a ello, insiste en que los estudios a que se someten son estrictos. Si bien considera que el valor «mineral» es un signo de distinción para el consumidor, lo vincula precisamente con que esos minerales «dan la perspectiva de algo natural». Eso sí, «no aportan mejoras», reconoce.
Las aguas gallegas poseen una calidad «buena», aunque la «vulnerabilidad» de los lugares de abastecimiento podía ser mejorable. Como ejemplo, cita «las aguas superficiales en entornos agrarios, que pueden tener problemas de contaminación».
Termales > Son aquéllas cuya temperatura de surgencia supera al menos en cuatro grados centígrados a la media anual del lugar en que aparecen. Son aptas para usos terapéuticos en instalaciones balnearias, según lo establecido en la legislación sobre aguas minerales vigente
Es peor que la del grifo, dice el EPI
La organización ecologista estadounidense Earth Policy Institute (EPI) considera, en un informe hecho público este año, que gran parte de las aguas minerales vendidas en EEUU y Europa ofrecen peor calidad que la del grifo. «El 40% del agua embotellada es agua del grifo a la que se añaden minerales que no aportan ningún beneficio para la salud», sostiene la organización.
En opinión de Delgado, que confiesa desconocer el informe, esa aseguración resulta «extraña», pues los requisitos sanitarios impiden que esta situación se produzca, por lo menos, en España