Crops profitability in Alicante goes down with the drought
Wed, 07/06/2006
La rentabilidad de los cultivos de la provincia de Alicante se ha perdido en un 80%, según los datos que maneja la organización Agraria Asaja-Jóvenes Agricultores y que expuso el pasado lunes su presidente ante los componentes de la Comisión de la Sequía de las Cortes Valencianas.
La intervención de Aniorte ante el citado órgano se basó, según él mismo indicó ayer a La Verdad, en la defensa a ultranza de los trasvases, señalando que «derogar el del Ebro fue un decretazo sin sentido, porque la Constitución Española dice que no se puede dejar a una zona sin agua y que el resto de regiones debe apoyar a aquellas donde falte. Además, el Estatuto Valenciano contempla nuestros derechos sobre el agua del río Ebro. Su derogación fue un error político muy grave», considera Aniorte. En su opinión, «los regantes alicantinos no pedimos agua por pedir, sino sencillamente porque no tenemos para regar nuestras cosechas. Creemos que los bancos de agua no sirven para nada si no hay trasvases y que las desalinizadoras son necesarias para beber pero inútiles para la agricultura».
También se refirió el presidente de Asaja en su comparecencia ante la Comisión de la Sequía al daño que la falta de caudales está provocando en los cultivos de la provincia de Alicante, «que ya están entrando en una situación prácticamente irreversible y que va a causar daños graves aunque al final se decidiera retomar el derogado trasvase. Porque el llamado Plan Agua no va a traer agua a Alicante y habremos perdido mucho dinero y una agricultura que ya está viendo la batalla perdida: no hay precios para los productos que sacamos al mercado, y tampoco hay agua para hacerlos mejorar. Además de los cítricos, la siguiente pérdida va a ser la de la uva de mesa del Vinalopó».
Desde su punto de vista, ni los tomates, ni las naranjas, ni los limones tienen ahora mismo salida «y si no llueve difícilmente podremos aguantar los cultivos actuales y, desde luego, no se podrán plantar los del verano porque en el río no hay agua: está igual de seco que la carretera. Sin embargo, España tiene caudales más que suficientes para poder regar todos: la cuenca del Ebro guarda ahora mismo 18.000 hectómetros mientras que en la nuestra sólo hay 800», afirma Aniorte.
Sobre la ausencia del PSOE-PSPV y EU de la Comisión de la Sequía, el presidente de Asaja asegura que «me hubiera gustado muchísimo que estuviesen presentes. Aunque hay muchos socialistas que comparten nuestras inquietudes, el PSOE se ríe de las revindicaciones de los agricultores y eso me parece muy grave. Porque, además, son muy ignorantes».
Por su parte, el catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante, Antonio Gil Olcina, realizó ante los componentes de la Comisión de la Sequía una exposición técnica sobre el problema de la falta de agua en la fachada este de la Península «e hice notar que ningún punto es ajeno al problema, aunque su intensidad sea diferente», añadiendo que la causa de la falta de precipitaciones se debe fundamentalmente «a que estamos a sotavento de los vientos del oeste y aquí no suelen llegar las precipitaciones que traen».
Detalló el profesor Gil Olcina los distintos planteamientos habidos para paliar la incidencia de la falta de pluviosidad, «desde las rogativas religiosas hasta los planes hidráulicos», advirtiendo que la sequía «es consecuencia de condicionamientos geográficos y sólo se pueden atenuar sus efectos como se ha hecho por ejemplo con la creación de los Canales del Taibilla y regulando ríos, sin olvidar los trasvases, que han sido vitales».
Habló también Gil Olcina del aprovechamiento del agua que se hace en Alicante, «donde ya hemos aprendido a vivir con poco cantidad», y su influencia en los hábitos y costumbres de la población, asegurando que «contra la idea equivocada e injusta que tienen de nosotros en otros puntos del país, lo cierto es que en esta tierra sacamos agua de las piedras».
Sobre la percepción social de la falta de agua, el catedrático alicantino admite que «una sociedad tan urbana como la nuestra se alarmaría si un día abriera el grifo y no saliese ni gota», pero resaltó que son precisamente los agricultores «los que más saben aprovecharla y, al tiempo, los grandes perjudicados por su falta. «En el resto de la población, unos estamos mentalizados y otros no tanto. El problema más angustioso que tenemos es la sobreexplotación de los acuíferos, aunque podrían recuperarse con aportes adicionales».
Menos reservas
La reserva de agua volvió a bajar durante la última semana y ya está en el mínimo almacenado en los primeros días de junio de los últimos diez años, según el Ministerio de Medio Ambiente.
Los embalses acumulan 30.103 hectómetros (469 menos que la pasada semana) 1.000 menos que el pasado año en estas fechas, cuando España estaba ya inmersa en la sequía más severa del siglo. La situación más precaria es la del Segura (al 16% de su capacidad total) pero también la de los del Júcar, (al 21) que ya ha perdido durante la última semana ocho hectómetros cúbicos.