Humanitarian labour continues in Java
Fri, 02/06/2006
El Gobierno indonesio aumentó ayer hasta 650.000 el número de desplazados por el terremoto y situó el número provisional de víctimas mortales en 5.846
Las autoridades indonesias siguieron el rastreo en helicópteros de las áreas más remotas golpeadas por el seísmo del sábado pasado mientras se intensifican las medidas para evitar la aparición de epidemias.
El campo de fútbol de Bantul, convertido en centro neurálgico de distribución, es la base de helicópteros militares y civiles para el reparto de ayuda humanitaria de emergencia a los subdistritos más aislados de la región, como el de Wedi, en Klaten.
«Creemos que se ha llegado a todos lados, una primera distribución de ayuda al menos, pero seguiremos sobrevolando la región en los próximos días», declaró Heru Nugroho, coordinador de uno de los equipos de rescate gubernamentales.
«Ha sido una gran suerte que la mayoría de las carreteras hayan quedado poco afectadas (.). La distribución terrestre está cada día más organizada», agregó Nugroho.
El Gobierno indonesio aumentó ayer hasta 650.000 el número de desplazados y situó el número provisional de víctimas mortales en 5.846.
Muchos de los afectados se han organizado en pequeños campos y la llegada de ayuda es cada día más evidente. Pocos son los que no cuentan ya en Bantul con alguna tienda y plásticos para protegerse de la lluvia, además de cajas de comida y agua potable.
Además, la búsqueda incesante entre los escombros de las casas añade cada día nuevas comodidades. La estrella de hoy en uno de los campos de Sumberagung es un televisor, abollado pero operativo, que siguen ensimismados más de cincuenta vecinos.
«Lo encontramos esta mañana y ha sido una gran sorpresa ver que funcionaba», indicó Dedi, su orgulloso propietario.
«En cambio, mira mi guitarra, es imposible arreglarla (.). Pero no la tiro, forma parte de mi minimuseo del horror», explicó este artista de 31 años. Los equipos de rescate evacuaron a Bantul ayer en helicóptero a dos mujeres con fracturas graves para que sean operadas en el hospital de campaña cercano al helipuerto provisional.
Las autoridades indonesias siguieron el rastreo en helicópteros de las áreas más remotas golpeadas por el seísmo del sábado pasado mientras se intensifican las medidas para evitar la aparición de epidemias.
El campo de fútbol de Bantul, convertido en centro neurálgico de distribución, es la base de helicópteros militares y civiles para el reparto de ayuda humanitaria de emergencia a los subdistritos más aislados de la región, como el de Wedi, en Klaten.
«Creemos que se ha llegado a todos lados, una primera distribución de ayuda al menos, pero seguiremos sobrevolando la región en los próximos días», declaró Heru Nugroho, coordinador de uno de los equipos de rescate gubernamentales.
«Ha sido una gran suerte que la mayoría de las carreteras hayan quedado poco afectadas (.). La distribución terrestre está cada día más organizada», agregó Nugroho.
El Gobierno indonesio aumentó ayer hasta 650.000 el número de desplazados y situó el número provisional de víctimas mortales en 5.846.
Muchos de los afectados se han organizado en pequeños campos y la llegada de ayuda es cada día más evidente. Pocos son los que no cuentan ya en Bantul con alguna tienda y plásticos para protegerse de la lluvia, además de cajas de comida y agua potable.
Además, la búsqueda incesante entre los escombros de las casas añade cada día nuevas comodidades. La estrella de hoy en uno de los campos de Sumberagung es un televisor, abollado pero operativo, que siguen ensimismados más de cincuenta vecinos.
«Lo encontramos esta mañana y ha sido una gran sorpresa ver que funcionaba», indicó Dedi, su orgulloso propietario.
«En cambio, mira mi guitarra, es imposible arreglarla (.). Pero no la tiro, forma parte de mi minimuseo del horror», explicó este artista de 31 años. Los equipos de rescate evacuaron a Bantul ayer en helicóptero a dos mujeres con fracturas graves para que sean operadas en el hospital de campaña cercano al helipuerto provisional.