China´s most important ditch will be finished one year before
Sat, 20/05/2006
Aunque el grueso de la construcción ha terminado, hasta 2008 no estarán operativas sus 26 turbinas, que generarán el 11 por ciento de la electricidad del país
PABLO M. DÍEZ. CORRESPONSAL
PEKÍN. Después de 13 años de obras, la monumental presa de las Tres Gargantas quedará finalizada hoy, cuando se cierre completamente el dique levantado en el río Yangtsé, de 6.360 kilómetros, el tercero más largo del mundo tras el Nilo y el Amazonas. Aunque todavía faltarán por instalar 12 de las 26 turbinas con que contará dicha presa, que estarán operativas en 2008 y producirán el 11 por ciento de la electricidad del país (84.680 millones de kilovatios/hora), habrá terminado así el grueso de una construcción que ya ha sido bautizada como la segunda Gran Muralla china.
En ese momento, la producción de esta colosal infraestructura superará a la que, hasta ahora, es la mayor central hidroeléctrica del mundo: la que genera al año 80.000 millones de kilovatios/hora y se alza en Itaipú, en la frontera entre Brasil y Paraguay que marca el río Paraná.
Barajado por el primer padre de la República, el doctor Sun Yat-sen, hace ya 70 años, y por el mismísimo Mao Zedong, este faraónico proyecto no fue aprobado hasta el 3 de abril de 1992. En medio de una gran polémica por sus perjuicios medioambientales, y con el inusual rechazo de un tercio de sus diputados, la Asamblea Nacional Popular dio luz verde ese día a un embalse que controlaría al indomable río Yangtsé y limitaría los daños de sus mortales crecidas e inundaciones, pero que también modificaría notablemente el bello paraje natural de las Tres Gargantas.
Con un presupuesto de 20.934 millones de euros -entre 31.000 y 38.000 millones, según las estimaciones occidentales-, las obras comenzaron en 1993 con unos trabajos preparatorios que duraron cuatro años, por lo que el dique de contención no se empezó a levantar hasta 1998.
Cifras desorbitadas
Desde entonces y hasta 2003, unos 30.000 operarios (de los que actualmente siguen trabajando 8.000) edificaron la orilla izquierda de la también conocida como presa de Sandouping, ubicada en la localidad de Yichang y en plena provincia central de Hubei. En los tres últimos años han empezado a funcionar las 14 turbinas de esa sección del embalse, por lo que la producción de electricidad, que ya satisfacía al 5 por ciento del consumo nacional en febrero, ha sido paralela al cierre del muro en la orilla derecha.
Desde una parte del río a la otra hay, en total, una distancia de 2,3 kilómetros sobre los que ahora se erige una descomunal barrera de hormigón que provoca una caída del agua de 185 metros de altura. Para salvar semejante desnivel en un río navegable como el Yangtsé, esencial para el transporte fluvial al comunicar la megápolis interior de Chongqing con la costera Shangai, en la ribera izquierda ya están a pleno rendimiento cinco grandes esclusas en cada sentido. Cada una de ellas tiene capacidad para ocho barcos de 4.000 toneladas, al tiempo que un elevador hidráulico podrá trasladar a los navíos de 3.000 toneladas.
Si estas cifras resultan desorbitadas, marean aún más las relacionadas con el movimiento de población que ha supuesto la construcción de la presa. En una de las mayores migraciones forzosas de la Historia, 1,2 millones de personas han sido realojadas al inundarse una superficie de 632 kilómetros cuadrados, que albergaba 365 pueblos y ciudades y 1.599 industrias. No en vano, el agua ha subido en muchos tramos desde los 140 hasta los 170 metros de altura sobre el nivel del mar, por lo que se han construido localidades enteras en el nuevo cauce del río. Todo ello con el fin de crear un embalse con capacidad para 39.300 millones de metros cúbicos de agua que cubre 1.045 kilómetros cuadrados y se extiende por 663 kilómetros de longitud del «Chang jiang» (Río Largo, en mandarín).
La presa de las Tres Gargantas alimentará las acuciantes necesidades energéticas del gigante asiático y romperá su dependencia del carbón, que aporta el 80 por ciento de la electricidad del país, pero podría agravar la contaminación del río y causar un grave daño a su ecosistema y sus especies, como el delfín blanco y cuatro tipos de esturiones.
PABLO M. DÍEZ. CORRESPONSAL
PEKÍN. Después de 13 años de obras, la monumental presa de las Tres Gargantas quedará finalizada hoy, cuando se cierre completamente el dique levantado en el río Yangtsé, de 6.360 kilómetros, el tercero más largo del mundo tras el Nilo y el Amazonas. Aunque todavía faltarán por instalar 12 de las 26 turbinas con que contará dicha presa, que estarán operativas en 2008 y producirán el 11 por ciento de la electricidad del país (84.680 millones de kilovatios/hora), habrá terminado así el grueso de una construcción que ya ha sido bautizada como la segunda Gran Muralla china.
En ese momento, la producción de esta colosal infraestructura superará a la que, hasta ahora, es la mayor central hidroeléctrica del mundo: la que genera al año 80.000 millones de kilovatios/hora y se alza en Itaipú, en la frontera entre Brasil y Paraguay que marca el río Paraná.
Barajado por el primer padre de la República, el doctor Sun Yat-sen, hace ya 70 años, y por el mismísimo Mao Zedong, este faraónico proyecto no fue aprobado hasta el 3 de abril de 1992. En medio de una gran polémica por sus perjuicios medioambientales, y con el inusual rechazo de un tercio de sus diputados, la Asamblea Nacional Popular dio luz verde ese día a un embalse que controlaría al indomable río Yangtsé y limitaría los daños de sus mortales crecidas e inundaciones, pero que también modificaría notablemente el bello paraje natural de las Tres Gargantas.
Con un presupuesto de 20.934 millones de euros -entre 31.000 y 38.000 millones, según las estimaciones occidentales-, las obras comenzaron en 1993 con unos trabajos preparatorios que duraron cuatro años, por lo que el dique de contención no se empezó a levantar hasta 1998.
Cifras desorbitadas
Desde entonces y hasta 2003, unos 30.000 operarios (de los que actualmente siguen trabajando 8.000) edificaron la orilla izquierda de la también conocida como presa de Sandouping, ubicada en la localidad de Yichang y en plena provincia central de Hubei. En los tres últimos años han empezado a funcionar las 14 turbinas de esa sección del embalse, por lo que la producción de electricidad, que ya satisfacía al 5 por ciento del consumo nacional en febrero, ha sido paralela al cierre del muro en la orilla derecha.
Desde una parte del río a la otra hay, en total, una distancia de 2,3 kilómetros sobre los que ahora se erige una descomunal barrera de hormigón que provoca una caída del agua de 185 metros de altura. Para salvar semejante desnivel en un río navegable como el Yangtsé, esencial para el transporte fluvial al comunicar la megápolis interior de Chongqing con la costera Shangai, en la ribera izquierda ya están a pleno rendimiento cinco grandes esclusas en cada sentido. Cada una de ellas tiene capacidad para ocho barcos de 4.000 toneladas, al tiempo que un elevador hidráulico podrá trasladar a los navíos de 3.000 toneladas.
Si estas cifras resultan desorbitadas, marean aún más las relacionadas con el movimiento de población que ha supuesto la construcción de la presa. En una de las mayores migraciones forzosas de la Historia, 1,2 millones de personas han sido realojadas al inundarse una superficie de 632 kilómetros cuadrados, que albergaba 365 pueblos y ciudades y 1.599 industrias. No en vano, el agua ha subido en muchos tramos desde los 140 hasta los 170 metros de altura sobre el nivel del mar, por lo que se han construido localidades enteras en el nuevo cauce del río. Todo ello con el fin de crear un embalse con capacidad para 39.300 millones de metros cúbicos de agua que cubre 1.045 kilómetros cuadrados y se extiende por 663 kilómetros de longitud del «Chang jiang» (Río Largo, en mandarín).
La presa de las Tres Gargantas alimentará las acuciantes necesidades energéticas del gigante asiático y romperá su dependencia del carbón, que aporta el 80 por ciento de la electricidad del país, pero podría agravar la contaminación del río y causar un grave daño a su ecosistema y sus especies, como el delfín blanco y cuatro tipos de esturiones.