Rising water prices could made irrigation lands dissapear, farmers warns
Wed, 17/05/2006
Martín Queralt dice que el régimen español de tarifas ya se ajusta ahora a lo que pide la UE
La Federación Nacional de Comunidades de Regantes mantiene su oposición a los proyectos oficiales que pretenden encarecer el agua de riego y advierte de que, en tal caso, podría desaparecer un tercio del regadío español.
VICENTE LLADRÓ/VALENCIA
Un agricultor cierra una portilla de riego en un campo de uva embolsada del Vinalopó.
Más noticias
Publicidad
Un millar de representantes de comunidades de regantes de toda España celebran en Palma de Mallorca el XI Congreso de Fenacore, su Federación Nacional, con dos asuntos preferentes: la escasez por la sequía y la permanente amenaza del encarecimiento del agua del riego, por los frecuentes anuncios oficiales que hablan de establecer un canon de partida y de repercutir todos los costes, como indica la UE en su Directiva Marco del Agua.
Andrés del Campo, presidente de Fenacore, sentenció en su intervención que encarecer el agua de riego sería el paso definitivo para conseguir ‘‘que la agricultura no sea sostenible en muchos casos’’, advirtiendo que ‘‘puede desaparecer, por falta de competitividad, un tercio del regadío español’’, que supone en estos momentos más de 3 millones de hectáreas de cultivos.
El agua no puede tener precio
El planteamiento de Fenacore es el siguiente: El agua no puede tener un precio de partida, en sí mismo, como recurso natural, y menos aún cuando se destina al riego agrícola, pues no se utiliza por capricho, sino para producir alimentos, y tal como está la situación general de pérdida de rentas en el campo, aplicarle cualquier tipo de impuesto nuevo significaría la puntilla para muchas situaciones. El agua cuesta únicamente lo que cuesta ponerla en situación de uso (embalses, conducciones, bombeos.)
El gran argumento del Gobierno para justificar una subida de precios del agua agrícola se basa en las exigencias de la Directiva Marco de la UE, pero Juan Martín Queralt, catedrático valenciano de Derecho Financiero y Tributario, sentenció en su ponencia que tal como está ahora mismo el régimen económico financiero del sistema hidráulico español no hace falta cambiar nada, porque ya se ajusta plenamente a las exigencias de esa Directiva Europea.
Sobre la misma cuestión de la presunta obligación de repercutir o no todos los costes, Andrés Del Campo matizó que se generaría una indefensión de los usuarios, y explicó que las especiales condiciones climáticas de gran parte de España obligan a tener un gran número de infraestructuras hidráulicas para poder garantizar el suministro de agua, y por esa razón nuestro país es el que mayor número de embalses tiene de Europa (1.300), lo que contribuye a mantener un medio rural vivo y poblado.
Comparaciones con el norte
En cuanto a las frecuentes comparaciones que se realizan entre losmayores consumos de agua en los cultivos agrícolas en España y los muy inferiores en otros países del norte de Europa, Del Campo recordó que la diferencia está en el régimen pluviométrico, de manera que donde llueve mucho no hace falta regar, y al revés, donde no llueve y hay buen clima, es imprescindible guardar agua para el riego, como ocurre en la España seca.
El presidente de los regantes advirtió que si se abandona una zona de regadío ‘‘se convierte en el basurero de la ciudad más cercana’’
La Federación Nacional de Comunidades de Regantes mantiene su oposición a los proyectos oficiales que pretenden encarecer el agua de riego y advierte de que, en tal caso, podría desaparecer un tercio del regadío español.
VICENTE LLADRÓ/VALENCIA
Un agricultor cierra una portilla de riego en un campo de uva embolsada del Vinalopó.
Más noticias
Publicidad
Un millar de representantes de comunidades de regantes de toda España celebran en Palma de Mallorca el XI Congreso de Fenacore, su Federación Nacional, con dos asuntos preferentes: la escasez por la sequía y la permanente amenaza del encarecimiento del agua del riego, por los frecuentes anuncios oficiales que hablan de establecer un canon de partida y de repercutir todos los costes, como indica la UE en su Directiva Marco del Agua.
Andrés del Campo, presidente de Fenacore, sentenció en su intervención que encarecer el agua de riego sería el paso definitivo para conseguir ‘‘que la agricultura no sea sostenible en muchos casos’’, advirtiendo que ‘‘puede desaparecer, por falta de competitividad, un tercio del regadío español’’, que supone en estos momentos más de 3 millones de hectáreas de cultivos.
El agua no puede tener precio
El planteamiento de Fenacore es el siguiente: El agua no puede tener un precio de partida, en sí mismo, como recurso natural, y menos aún cuando se destina al riego agrícola, pues no se utiliza por capricho, sino para producir alimentos, y tal como está la situación general de pérdida de rentas en el campo, aplicarle cualquier tipo de impuesto nuevo significaría la puntilla para muchas situaciones. El agua cuesta únicamente lo que cuesta ponerla en situación de uso (embalses, conducciones, bombeos.)
El gran argumento del Gobierno para justificar una subida de precios del agua agrícola se basa en las exigencias de la Directiva Marco de la UE, pero Juan Martín Queralt, catedrático valenciano de Derecho Financiero y Tributario, sentenció en su ponencia que tal como está ahora mismo el régimen económico financiero del sistema hidráulico español no hace falta cambiar nada, porque ya se ajusta plenamente a las exigencias de esa Directiva Europea.
Sobre la misma cuestión de la presunta obligación de repercutir o no todos los costes, Andrés Del Campo matizó que se generaría una indefensión de los usuarios, y explicó que las especiales condiciones climáticas de gran parte de España obligan a tener un gran número de infraestructuras hidráulicas para poder garantizar el suministro de agua, y por esa razón nuestro país es el que mayor número de embalses tiene de Europa (1.300), lo que contribuye a mantener un medio rural vivo y poblado.
Comparaciones con el norte
En cuanto a las frecuentes comparaciones que se realizan entre losmayores consumos de agua en los cultivos agrícolas en España y los muy inferiores en otros países del norte de Europa, Del Campo recordó que la diferencia está en el régimen pluviométrico, de manera que donde llueve mucho no hace falta regar, y al revés, donde no llueve y hay buen clima, es imprescindible guardar agua para el riego, como ocurre en la España seca.
El presidente de los regantes advirtió que si se abandona una zona de regadío ‘‘se convierte en el basurero de la ciudad más cercana’’