Lost of workers finished main strucutre of Three Gorges dam in River Yangtse 3 months before the planned date. Works will finished in 2009

Tue, 02/05/2006

El Mundo

Trabajando en turnos de 12 horas, animados por los carteles del Partido Comunista que llaman a esforzarse por la «madre patria», miles de obreros ponen estos días los últimos metros cúbicos de hormigón en el banco derecho del río Yangtzé. Cuando hayan finalizado, dentro de dos semanas, el inmenso muro de 185 metros de alto se unirá a otro idéntico finalizado en 2003 en el lado izquierdo y la construcción de la estructura de la mayor obra hidroeléctrica de la historia habrá concluido.
«La presa de las Tres Gargantas quedará así terminada antes del plazo previsto», asegura Shi Huiliang, ingeniero jefe de la Corporación de Desarrollo Tecnológico y Económico. El proyecto, bautizado como la segunda Gran Muralla china, tendrá aún por delante más de dos años de trabajo antes de que sus 26 turbogeneradores sean capaces de producir cada año 84.700 millones de kilovatios a la hora, una fuente extra de energía para un país que busca desesperadamente alimentar su creciente economía.
La finalización de la estructura es un hito para un proyecto que desde su aprobación, en 1992, ha estado lleno de problemas y se convertido en el símbolo de la oposición ecologista internacional a las grandes presas. En total, 13 ciudades, 140 pueblos y 1.352 pequeñas villas han quedado sumergidas bajo el inmenso lago de más de 600 kilómetros de largo creado tras la retención de las aguas del río Yangtzé. La obra ha provocado, además, el mayor desplazamiento forzoso de población de la Historia, con dos millones de personas trasladadas por todo el país, y la desaparición de decenas de especies animales.
La finalización de la primera fase, en 2002, provocó la subida del agua hasta los 135 metros de altura en decenas de localidades y generó el pasado año más de 40.000 millones de kilovatios-hora a través de 14 generadores. La segunda parte, con el vaciado del banco norte, empezó en 2003 y su finalización, en los próximos días, ha desatado la alarma entre los ecologistas. El Gobierno chino, a pesar de la censura, no ha podido evitar que las críticas lleguen incluso desde sus propios científicos.
Shu Weiqun, profesor en el Instituto de Investigación Ambiente y Salud, adscrito al Tercer Hospital Médico del Ejército de Liberación Popular, aseguraba recientemente que los efectos más temidos de la presa han empezado a confirmarse. «Desde que se inició la retención de agua en la reserva, el flujo del río ha disminuido radicalmente, y con ello ha quedado afectada su capacidad para limpiarse a sí mismo. Un área con 31 millones de habitantes se ha convertido en una zona de alto riesgo ecológico y de salud pública», según Shu, uno de los científicos medioambientales más importantes del país.
El hormigonado de la presa a la orilla derecha del río se ha logrado con nueve meses de adelanto sobre el calendario previsto.La nueva estructura, que se erige imponente en uno de los paisajes más bellos de China, incluye una esclusa capaz de manipular barcos de hasta 3.000 toneladas. El Gobierno tiene previsto aumentar la capacidad de generar energía de la presa paulatinamente hasta 2009, fecha prevista para la inauguración oficial y entrada en funcionamiento de todos los generadores. Para el régimen chino, esa fecha tendrá, además, un valor simbólico: el sueño de emperadores y presidentes -controlar el flujo de un río que ha provocado grandes tragedias con sus desbordamientos- se habrá cumplido.
Para los críticos del proyecto, la energía que producirá la obra será insignificante para las necesidades chinas. «Los daños serán, sin duda, increíblemente mayores», en palabras de Dai Qing, la disidente y escritora que ha llorado la pérdida de uno de los grandes ecosistemas de China en su libro Yangtzé, Yangtzé.

Una espectacular atracción turística
Las Tres Gargantas, con sus pasadizos, grutas y cañones, han sido la inspiración de pintores, escritores y artistas chinos que durante siglos han descrito la belleza de su paisaje. También solía ser uno de los puntos turísticos preferidos por millones de chinos y extranjeros y uno de los temores del Gobierno ha sido siempre que dejara de serlo una vez estuviera finalizada la obra.
Lo que ha ocurrido, sin embargo, ha sido justamente lo contrario. La presa va camino de convertirse en una atracción turística tan importante como la propia Gran Muralla. La idea del Gobierno de permitir a los turistas contemplar la presa desde lo alto de sus 185 metros de estructura se ha convertido en un éxito sin precedentes desde que se puso en marcha el año pasado. Las autoridades se han visto obligadas a limitar el número de visitas a un máximo de 1.000 al día y reducir la estancia a 20 minutos por turista por temor a accidentes. Las sombrillas, la comida y las cámaras de vídeo han sido prohibidas para evitar que el proyecto estrella del régimen chino se convierta en el plan preferido de los domingueros. Antes incluso de haber sido finalizada, la presa está generando mucho más que energía. La previsión es que, una vez que se inaugure oficialmente en 2009, la obra atraiga a un millón de turistas cada año.