Water for human consumption after the summer
Es primavera y llueve en casi toda España, algo que apenas sucedió en el mismo periodo de 2005. Las lluvias de los últimos meses han aliviado en parte la sequía que padece la Península, aunque todavía hay zonas en las que la situación es muy preocupante. Los últimos datos hechos públicos por el Ministerio de Medio Ambiente esta semana señalan que el agua acumulada en los embalses se sitúa en estos momentos al 58,9% de su capacidad, prácticamente la misma cifra que en el mismo periodo del año pasado. Sobre un total de 53.252 hectómetros cúbicos, los embalses almacenan 31.358, 368 más que la semana pasada.
A pesar de estos datos positivos, y a la sensación general de que las lluvias de este invierno y de la primavera han sido abundantes, la situación dista de ser óptima. Y es que el último año hidrológico (del 1 de octubre de 2004 a 30 de septiembre de 2005) ha sido el más seco de la historia en España desde que se tienen registros, y eso se sigue notando. Los embalses se encuentran todavía muy lejos de la media de los últimos cinco años (70,3%) e incluso de la media de los últimos diez (68,2%). Aunque 'es cierto que la situación ha cambiado mucho esta primavera. En octubre y noviembre del año pasado era mucho más preocupante', resalta el director general del Agua, Jaime Palop.
Y este año tampoco está lloviendo a gusto de todos. Mientras que el agua acumulada en las cuencas del Norte supera el 80%, y alcanza el 90% en el País Vasco, las cuencas del Segura, Júcar y Guadalquivir siguen en unos niveles muy bajos. En medio de los dos extremos, las cuencas del Tajo y del Ebro han experimentado una notable mejoría con las lluvias de los últimos meses.
Además, no toda el agua embalsada sirve para lo mismo. Hay que distinguir entre el agua para uso consuntivo (la destinada a beber, el riego de los campos y los caudales ecológicos) y la almacenada para la producción de energía. Si se excluye esta última, la situación está un poco peor: sólo se alcanza el 50% de la capacidad total de los embalses. Aún así, Palop augura que en el agua destinada a consumo humano no habrá problemas de abastecimiento durante el verano. En las zonas donde podrían darse mayores problemas el ministerio ha tomado medidas para que no haya restricciones. Como este año el río Turia ha recogido más agua, se va a aprovechar para que el área metropolitana de Valencia se abastezca más de él que del Júcar. En Cuenca y Albacete también hay obras de emergencia. En esta última ciudad se ha recurrido al uso de aguas subterráneas para su abastecimiento.
Zonas como la Mancomunidad de Canales del Taibilla (que abastece a 79 municipios de Alicante, Murcia y Almería, con una población estable superior a los 2.300.000 habitantes) tienen garantizado el abastecimiento con la puesta en marcha de la desaladora de San Pedro del Pinatar, que aporta 24 hectómetros cúbicos anuales.
En cuanto al agua para regadíos, los problemas se centran en las cuencas del Júcar, Segura y Guadalquivir, y a la cabecera del Tajo, con los embalses de Entrepeñas y Buendía, 'que parece que tienen puesto un paraguas encima' por la falta de precipitaciones, según el director general del Agua. 'En la cuenca del Júcar va a haber poco agua para regadío. Lo van a pasar mal', dice Palop. Igual que la cuenca del Segura, en la que los regadíos se están manteniendo merced a las precipitaciones de estos meses y las extracciones que se están haciendo de los acuíferos. Estos últimos, se lamentan desde el ministerio, ya están dando síntomas de agotamiento muy preocupantes, con subidas importantes de la salinidad de las aguas.
'Pero no va a haber desembalses desde Entrepeñas y Buendía al Segura para sacar adelante cosechas, aunque quizá sí para mantener los cultivos, pues si se perdieran sería una catástrofe para la zona.' La situación está un poco mejor en el Guadalquivir, donde con las últimas lluvias se podrá utilizar para regadío casi la mitad de agua que el año pasado.
Los agricultores también reconocen que los principales problemas estarán en estas zonas, pero no son del todo pesimistas. 'Con carácter general, no hay una preocupación excesiva', apunta José Carlos Caballero, jefe de los servicios técnicos de la organización agraria Asaja. 'No creo que haya motivos para alarmarse, excepto en las zonas concretas del Segura, del Júcar y de la cabecera del Tajo, donde el problema del agua ya es estructural'.
Para estas zonas, las previsiones para los próximos meses no son del todo halagüeñas. Ángel Rivera, jefe de predicción del Instituto Nacional de Meteorología, apunta que para mayo, junio y julio los datos del Centro Europeo de Predicciones a Medio Plazo no muestran señal de que vaya a haber precipitaciones por encima de la media. 'Las precipitaciones serán las normales para esta época, ni por encima ni por debajo', asegura Rivera.
A pesar de estos datos positivos, y a la sensación general de que las lluvias de este invierno y de la primavera han sido abundantes, la situación dista de ser óptima. Y es que el último año hidrológico (del 1 de octubre de 2004 a 30 de septiembre de 2005) ha sido el más seco de la historia en España desde que se tienen registros, y eso se sigue notando. Los embalses se encuentran todavía muy lejos de la media de los últimos cinco años (70,3%) e incluso de la media de los últimos diez (68,2%). Aunque 'es cierto que la situación ha cambiado mucho esta primavera. En octubre y noviembre del año pasado era mucho más preocupante', resalta el director general del Agua, Jaime Palop.
Y este año tampoco está lloviendo a gusto de todos. Mientras que el agua acumulada en las cuencas del Norte supera el 80%, y alcanza el 90% en el País Vasco, las cuencas del Segura, Júcar y Guadalquivir siguen en unos niveles muy bajos. En medio de los dos extremos, las cuencas del Tajo y del Ebro han experimentado una notable mejoría con las lluvias de los últimos meses.
Además, no toda el agua embalsada sirve para lo mismo. Hay que distinguir entre el agua para uso consuntivo (la destinada a beber, el riego de los campos y los caudales ecológicos) y la almacenada para la producción de energía. Si se excluye esta última, la situación está un poco peor: sólo se alcanza el 50% de la capacidad total de los embalses. Aún así, Palop augura que en el agua destinada a consumo humano no habrá problemas de abastecimiento durante el verano. En las zonas donde podrían darse mayores problemas el ministerio ha tomado medidas para que no haya restricciones. Como este año el río Turia ha recogido más agua, se va a aprovechar para que el área metropolitana de Valencia se abastezca más de él que del Júcar. En Cuenca y Albacete también hay obras de emergencia. En esta última ciudad se ha recurrido al uso de aguas subterráneas para su abastecimiento.
Zonas como la Mancomunidad de Canales del Taibilla (que abastece a 79 municipios de Alicante, Murcia y Almería, con una población estable superior a los 2.300.000 habitantes) tienen garantizado el abastecimiento con la puesta en marcha de la desaladora de San Pedro del Pinatar, que aporta 24 hectómetros cúbicos anuales.
En cuanto al agua para regadíos, los problemas se centran en las cuencas del Júcar, Segura y Guadalquivir, y a la cabecera del Tajo, con los embalses de Entrepeñas y Buendía, 'que parece que tienen puesto un paraguas encima' por la falta de precipitaciones, según el director general del Agua. 'En la cuenca del Júcar va a haber poco agua para regadío. Lo van a pasar mal', dice Palop. Igual que la cuenca del Segura, en la que los regadíos se están manteniendo merced a las precipitaciones de estos meses y las extracciones que se están haciendo de los acuíferos. Estos últimos, se lamentan desde el ministerio, ya están dando síntomas de agotamiento muy preocupantes, con subidas importantes de la salinidad de las aguas.
'Pero no va a haber desembalses desde Entrepeñas y Buendía al Segura para sacar adelante cosechas, aunque quizá sí para mantener los cultivos, pues si se perdieran sería una catástrofe para la zona.' La situación está un poco mejor en el Guadalquivir, donde con las últimas lluvias se podrá utilizar para regadío casi la mitad de agua que el año pasado.
Los agricultores también reconocen que los principales problemas estarán en estas zonas, pero no son del todo pesimistas. 'Con carácter general, no hay una preocupación excesiva', apunta José Carlos Caballero, jefe de los servicios técnicos de la organización agraria Asaja. 'No creo que haya motivos para alarmarse, excepto en las zonas concretas del Segura, del Júcar y de la cabecera del Tajo, donde el problema del agua ya es estructural'.
Para estas zonas, las previsiones para los próximos meses no son del todo halagüeñas. Ángel Rivera, jefe de predicción del Instituto Nacional de Meteorología, apunta que para mayo, junio y julio los datos del Centro Europeo de Predicciones a Medio Plazo no muestran señal de que vaya a haber precipitaciones por encima de la media. 'Las precipitaciones serán las normales para esta época, ni por encima ni por debajo', asegura Rivera.