More than one billion people are thirsty
Mon, 13/03/2006
iv foro mundial del agua
El mundo tiene sed, o, al menos, mil millones de habitantes del planeta. El problema no es de escasez, sino de reparto. Así lo ha puesto de manifiesto la ONU en puertas de la apertura en México, el jueves, del IV Foro Mundial del Agua. Una mejor distribución del preciado elemento, una adecuada racionalización en la agricultura o el riesgo de la privatización de los recursos hídricos se pondrán sobre la mesa.
GASTEIZ
Mientras la gripe aviaria requiere la máxima atención mediática y social en los países más desarrollados e, incluso, en aquellos que ya les pisan los talones como son los del sudeste asiático, cientos de miles de personas, la práctica totalidad menores de edad, mueren cada año por enfermedades diarréicas, y todo, por no tener al alcanza un grifo de agua potable. En vísperas del IV Foro Mundial del Agua que México acogerá entre los días 16 y 22, Naciones Unidas acaba de hacer público su segundo informe sobre el desarrollo de recursos hídricos en el mundo. Una radiografía nada alentadora, si tenemos en cuenta que uno de cada cinco habitantes del planeta no tiene acceso al agua potable y un 40% no dispone de servicios básicos de saneamiento. «Si se les ofreciera la posibilidad de acceder a abastecimientos de agua potable e instalaciones sanitarias e higiénicas, se salvaría la vida de un millón y medio de personas», se alertó en el informe.
El 97,5% del agua de la Tierra está en los océanos. Es decir, sólo un 2,5% es dulce. De ese agua dulce, el 68,7% se halla en esos mismos glaciares que el calentamiento global acelerado está derritiendo. Cabría pensar que el problema radica en que no hay agua para todos, pero no. Según constata la ONU, ocurre como con los alimentos, el mundo dispone de agua suficiente, pero no está bien repartida. Y, seguramente, cada vez lo estará menos. «Los recursos de agua nunca se van a acabar», tranquilizó esta semana el coordinador del informe de la ONU, Gordon Young, quien matizó que es necesario un uso más eficiente del agua y una mejor asignación del líquido entre la sociedad.
El reto no es sencillo. El próximo año, se calcula que la mitad de la humanidad vivirá ya en grandes ciudades y metrópolis. Para 2030, esa misma calculadora contempla un escenario donde serán ya dos tercios de la población mundial la que lo haga. No hay que pensar mucho para prever que la demanda de agua de estas inmensas urbes se disparará. Aun así, no llegará para todos los que se aglomeren allí: 2.000 millones de personas vivirán en asentamientos irregulares o favelas circundando estas megaciudades, y para ellos el acceso al agua limpia será una carencia más.
Corrupción, también en el agua
Las guerras del futuro, vaticinan los expertos, serán por el agua, no por el petróleo Alaska y Canadá se convertirán, para muchos analistas, en la futura OPEP del agua. Pero hasta entonces, más de uno se está ya aprovechando de los recursos hídricos. «Desafortunadamente la corrupción pervierte a todas las sociedades», ha reconocido el propio Young. La corrupción, denunció, le vale al mundo un trillón de dólares al año, y en el ámbito del agua citó como ejemplo casos de países en los cuales los campesinos con más dinero pueden comprar de las autoridades corruptas mayores cantidades de líquido para regar sus plantaciones.
La privatización, el peligro
El otro caballo de batalla al que se enfrentan los consumidores de todo el planeta es la privatización de este recurso. «Hay que evitar privatizar los beneficios y socializar los daños», defendió esta semana el director regional para América Latina del Programa de Medioambiente de Naciones Unidas (UNEP), Ricardo Sánchez.
El informe de la ONU evidencia que el sector privado tiene un nivel de participación del 41% en el suministro y saneamiento de agua en América Latina; en Europa Oriental es del 61% y en Medio Oriente, 18%, por poner algunos ejemplos evidentes. El próximo 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua; antes, el 14, muchos reivindicarán el nuevo día mundial contra la privatización del agua, impulsado en la Cumbre de Porto Alegre. Como afirma el activista italiano Ricardo Pretella, autor del ‘‘Manifiesto del Agua’’, «debemos combatir la privatización del agua, de la misma forma que se combatiría la del aire».
Muchos de estos temas serán objeto de debate en la inminente cumbre mundial en la capital mejicana, en la que participarán más de 10.000 personas incluidos los ministros de 130 países. Gobiernos, organizaciones no gubernamentales y multinacionales como Vivendi o Suez harán oír sus voces.
México propondrá a los países ricos del mundo intercambiar agua potable por deuda externa, a fin de que los recursos económicos que sean invertidos en obras hidráulicas en comunidades extremamente pobres, se descuenten de sus deudas contraídas.
Esta propuesta se presentará a las naciones poderosas durante el Foro Mundial del Agua, y se les explicará que su fin es apoyar a las comunidades más pobres del mundo, avanzó ayer el presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados, Fernando Ulises Adame de León. -
J.V.
GASTEIZ
Para producir tan sólo 100 gramos de carne de vacuno se requieren hasta 7.000 litros de agua. Si cualquier persona se ducha una vez al día, durante unos siete minutos, a razón de 8 litros por minuto, gastará algo más de 19.000 litros de agua al año sólo en ducharse. Si calculamos que para cada kilo de carne de vaca se necesitan unos 20.000 litros, nos percataremos de que con evitar comer un kilo de carne ahorramos más agua que si nos dejáramos de duchar.
«Más nutrición por la misma cantidad de agua», fue un lema proclamado por la ONU en 2004. La producción de cultivos de regadío aumentará más de un 80%, de aquí al 2030, para hacer frente a la futura demanda de alimentos en los países en vías de desarrollo. Pero un aumento del 80% no se podrá alcanzar nunca aumentando también el consumo de agua en un 80%. Cultivos transgénicos, reducción del consumo de carne, modelos de una mejor gestión del agua como la irrigación por goteo, serán objeto el debate futuro.
El mundo tiene sed, o, al menos, mil millones de habitantes del planeta. El problema no es de escasez, sino de reparto. Así lo ha puesto de manifiesto la ONU en puertas de la apertura en México, el jueves, del IV Foro Mundial del Agua. Una mejor distribución del preciado elemento, una adecuada racionalización en la agricultura o el riesgo de la privatización de los recursos hídricos se pondrán sobre la mesa.
GASTEIZ
Mientras la gripe aviaria requiere la máxima atención mediática y social en los países más desarrollados e, incluso, en aquellos que ya les pisan los talones como son los del sudeste asiático, cientos de miles de personas, la práctica totalidad menores de edad, mueren cada año por enfermedades diarréicas, y todo, por no tener al alcanza un grifo de agua potable. En vísperas del IV Foro Mundial del Agua que México acogerá entre los días 16 y 22, Naciones Unidas acaba de hacer público su segundo informe sobre el desarrollo de recursos hídricos en el mundo. Una radiografía nada alentadora, si tenemos en cuenta que uno de cada cinco habitantes del planeta no tiene acceso al agua potable y un 40% no dispone de servicios básicos de saneamiento. «Si se les ofreciera la posibilidad de acceder a abastecimientos de agua potable e instalaciones sanitarias e higiénicas, se salvaría la vida de un millón y medio de personas», se alertó en el informe.
El 97,5% del agua de la Tierra está en los océanos. Es decir, sólo un 2,5% es dulce. De ese agua dulce, el 68,7% se halla en esos mismos glaciares que el calentamiento global acelerado está derritiendo. Cabría pensar que el problema radica en que no hay agua para todos, pero no. Según constata la ONU, ocurre como con los alimentos, el mundo dispone de agua suficiente, pero no está bien repartida. Y, seguramente, cada vez lo estará menos. «Los recursos de agua nunca se van a acabar», tranquilizó esta semana el coordinador del informe de la ONU, Gordon Young, quien matizó que es necesario un uso más eficiente del agua y una mejor asignación del líquido entre la sociedad.
El reto no es sencillo. El próximo año, se calcula que la mitad de la humanidad vivirá ya en grandes ciudades y metrópolis. Para 2030, esa misma calculadora contempla un escenario donde serán ya dos tercios de la población mundial la que lo haga. No hay que pensar mucho para prever que la demanda de agua de estas inmensas urbes se disparará. Aun así, no llegará para todos los que se aglomeren allí: 2.000 millones de personas vivirán en asentamientos irregulares o favelas circundando estas megaciudades, y para ellos el acceso al agua limpia será una carencia más.
Corrupción, también en el agua
Las guerras del futuro, vaticinan los expertos, serán por el agua, no por el petróleo Alaska y Canadá se convertirán, para muchos analistas, en la futura OPEP del agua. Pero hasta entonces, más de uno se está ya aprovechando de los recursos hídricos. «Desafortunadamente la corrupción pervierte a todas las sociedades», ha reconocido el propio Young. La corrupción, denunció, le vale al mundo un trillón de dólares al año, y en el ámbito del agua citó como ejemplo casos de países en los cuales los campesinos con más dinero pueden comprar de las autoridades corruptas mayores cantidades de líquido para regar sus plantaciones.
La privatización, el peligro
El otro caballo de batalla al que se enfrentan los consumidores de todo el planeta es la privatización de este recurso. «Hay que evitar privatizar los beneficios y socializar los daños», defendió esta semana el director regional para América Latina del Programa de Medioambiente de Naciones Unidas (UNEP), Ricardo Sánchez.
El informe de la ONU evidencia que el sector privado tiene un nivel de participación del 41% en el suministro y saneamiento de agua en América Latina; en Europa Oriental es del 61% y en Medio Oriente, 18%, por poner algunos ejemplos evidentes. El próximo 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua; antes, el 14, muchos reivindicarán el nuevo día mundial contra la privatización del agua, impulsado en la Cumbre de Porto Alegre. Como afirma el activista italiano Ricardo Pretella, autor del ‘‘Manifiesto del Agua’’, «debemos combatir la privatización del agua, de la misma forma que se combatiría la del aire».
Muchos de estos temas serán objeto de debate en la inminente cumbre mundial en la capital mejicana, en la que participarán más de 10.000 personas incluidos los ministros de 130 países. Gobiernos, organizaciones no gubernamentales y multinacionales como Vivendi o Suez harán oír sus voces.
México propondrá a los países ricos del mundo intercambiar agua potable por deuda externa, a fin de que los recursos económicos que sean invertidos en obras hidráulicas en comunidades extremamente pobres, se descuenten de sus deudas contraídas.
Esta propuesta se presentará a las naciones poderosas durante el Foro Mundial del Agua, y se les explicará que su fin es apoyar a las comunidades más pobres del mundo, avanzó ayer el presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados, Fernando Ulises Adame de León. -
J.V.
GASTEIZ
Para producir tan sólo 100 gramos de carne de vacuno se requieren hasta 7.000 litros de agua. Si cualquier persona se ducha una vez al día, durante unos siete minutos, a razón de 8 litros por minuto, gastará algo más de 19.000 litros de agua al año sólo en ducharse. Si calculamos que para cada kilo de carne de vaca se necesitan unos 20.000 litros, nos percataremos de que con evitar comer un kilo de carne ahorramos más agua que si nos dejáramos de duchar.
«Más nutrición por la misma cantidad de agua», fue un lema proclamado por la ONU en 2004. La producción de cultivos de regadío aumentará más de un 80%, de aquí al 2030, para hacer frente a la futura demanda de alimentos en los países en vías de desarrollo. Pero un aumento del 80% no se podrá alcanzar nunca aumentando también el consumo de agua en un 80%. Cultivos transgénicos, reducción del consumo de carne, modelos de una mejor gestión del agua como la irrigación por goteo, serán objeto el debate futuro.