Highest level in the Ebro since the beginning of the hydrological year
Sat, 11/03/2006
Las lluvias y nevadas caídas en las dos últimas semanas, que han tenido especial incidencia en la cabecera de la cuenca, se han traducido en un significativo aumento de caudales en el Ebro que puede comprobarse a ojos vista. El río registró ayer, a las 19 horas, a su paso por la capital aragonesa, el mayor nivel en lo que se lleva de año hidrológico (que comienza en octubre), con 737,8 metros cúbicos por segundo y una altura de 2,64 metros. .
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE ) informó en un comunicado que el aumento de caudal puede crecer más todavía entre hoy y el lunes si se cumple la previsión de precipitaciones en la mitad norte de la cuenca, principalmente en la cabecera y los Pirineos.
De cumplirse esa crecida, la CHE estima que afectará fundamentalmente a los afluentes de la margen izquierda del Ebro, "lo que podría dar lugar a caudales punta superiores a 1.000 metros cúbicos por segundo, el domingo en Castejón (Navarra) y a partir del lunes en Zaragoza". De todas formas, el organismo recuerda que la previsión es que, en todo caso, "no se superen los niveles de alerta".
Según las predicciones del Instituto Nacional de Meteorología (INM), que son lo que la CHE utiliza para las simulaciones de variación de caudales, las precipitaciones podrían haber alcanzado esta noche los 50 o 60 litros por metro cuadrado en cabecera y afluentes de la mitad norte. La información del INM es que las lluvias remitirán durante esta tarde y no volverán a reproducirse en los días siguientes.
Una crecida media
De todas formas, se alcancen o no esos caudales en el entorno de los 1.000 metros cúbicos por segundo, el Ebro ya está experimentando una crecida que puede catalograse como media y relativamente habitual para estas fechas de fin de invierno.
Incluso no es extraño que el río lleve más agua que la que ahora tiene en la primera semana de marzo. Así, aunque el día 7 de este mes del año pasado se registraron 188 m3/s, el 8 de marzo de 2004 llevaba 850 y el 3 de marzo del año anterior 1.079. Pocos días después de esta última fecha, el río experimentó una avenida de más excepcionalidad para esas alturas de año y llegó a los 2.200 m3/s y una altura de 4,87 metros.
La imagen del Ebro a su paso por Zaragoza estos días reviste más espectacularidad por el largo ciclo de sequía que sufre. En todo 2005, el nivel máximo que se registró, el 24 de abril, fue de 788,6 metros cúbicos por segundo y 2,74 metros. Un caudal que se prevé superar este fin de semana.
El anterior máximo caudal en Zaragoza durante el año hidrológico en curso se registró el primer día de 2006 con 733 metros cúbicos por segundo y 2,63 metros de altura. La marca récord que le precedía era de 536 metros cúbicos por segundo y 2,22 metros.
Elemento ambiental necesario
A pesar del aumento notable de agua en su cauce (más perceptible por el marcado contraste que ofrece la sequía), lo que el Ebro experimenta en estos días ni siquiera es, desde el punto de vista científico, calificable como avenida. Para tener esa denominación, que alude al carácter excepcional de la elevación de caudales, el nivel tiene que alcanzar, al menos, los 1.800 metros cúbicos por segundo, una cifra ahora mismo impensable y ligada a la época de deshielo o a precipitaciones torrenciales.
Las avenidas ordinarias tienen una utilidad biológica y medioambiental fundamental. Sirven de reabastecimiento natural de los acuíferos, de donde se surte la cuenca cuando la pluviosidad desciende. Por otra, limpian los cauces y evitan un exceso de sustancias tróficas y elementos contaminantes, lo que mejora la calidad del agua y beneficia, por tanto, a la flora y la fauna. Al arrastrar abundantes limos, la limpieza es mayor, ya que actúan como si fuera un detergente.
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE ) informó en un comunicado que el aumento de caudal puede crecer más todavía entre hoy y el lunes si se cumple la previsión de precipitaciones en la mitad norte de la cuenca, principalmente en la cabecera y los Pirineos.
De cumplirse esa crecida, la CHE estima que afectará fundamentalmente a los afluentes de la margen izquierda del Ebro, "lo que podría dar lugar a caudales punta superiores a 1.000 metros cúbicos por segundo, el domingo en Castejón (Navarra) y a partir del lunes en Zaragoza". De todas formas, el organismo recuerda que la previsión es que, en todo caso, "no se superen los niveles de alerta".
Según las predicciones del Instituto Nacional de Meteorología (INM), que son lo que la CHE utiliza para las simulaciones de variación de caudales, las precipitaciones podrían haber alcanzado esta noche los 50 o 60 litros por metro cuadrado en cabecera y afluentes de la mitad norte. La información del INM es que las lluvias remitirán durante esta tarde y no volverán a reproducirse en los días siguientes.
Una crecida media
De todas formas, se alcancen o no esos caudales en el entorno de los 1.000 metros cúbicos por segundo, el Ebro ya está experimentando una crecida que puede catalograse como media y relativamente habitual para estas fechas de fin de invierno.
Incluso no es extraño que el río lleve más agua que la que ahora tiene en la primera semana de marzo. Así, aunque el día 7 de este mes del año pasado se registraron 188 m3/s, el 8 de marzo de 2004 llevaba 850 y el 3 de marzo del año anterior 1.079. Pocos días después de esta última fecha, el río experimentó una avenida de más excepcionalidad para esas alturas de año y llegó a los 2.200 m3/s y una altura de 4,87 metros.
La imagen del Ebro a su paso por Zaragoza estos días reviste más espectacularidad por el largo ciclo de sequía que sufre. En todo 2005, el nivel máximo que se registró, el 24 de abril, fue de 788,6 metros cúbicos por segundo y 2,74 metros. Un caudal que se prevé superar este fin de semana.
El anterior máximo caudal en Zaragoza durante el año hidrológico en curso se registró el primer día de 2006 con 733 metros cúbicos por segundo y 2,63 metros de altura. La marca récord que le precedía era de 536 metros cúbicos por segundo y 2,22 metros.
Elemento ambiental necesario
A pesar del aumento notable de agua en su cauce (más perceptible por el marcado contraste que ofrece la sequía), lo que el Ebro experimenta en estos días ni siquiera es, desde el punto de vista científico, calificable como avenida. Para tener esa denominación, que alude al carácter excepcional de la elevación de caudales, el nivel tiene que alcanzar, al menos, los 1.800 metros cúbicos por segundo, una cifra ahora mismo impensable y ligada a la época de deshielo o a precipitaciones torrenciales.
Las avenidas ordinarias tienen una utilidad biológica y medioambiental fundamental. Sirven de reabastecimiento natural de los acuíferos, de donde se surte la cuenca cuando la pluviosidad desciende. Por otra, limpian los cauces y evitan un exceso de sustancias tróficas y elementos contaminantes, lo que mejora la calidad del agua y beneficia, por tanto, a la flora y la fauna. Al arrastrar abundantes limos, la limpieza es mayor, ya que actúan como si fuera un detergente.