The Groenlandia´s melt will be catastrophic
Wed, 01/02/2006
Londres
La probable fusión de la capa de hielo de Groenlandia elevará el nivel de los océanos en siete metros de aquí a un millar de años, según las previsiones de un informe oficial británico. Los países más pobres serán las primeras, pero no únicas, víctimas de los efectos inevitables del cambio climático, según el estudio, que resume las conclusiones de una conferencia organizada por la oficina meteorológica del Reino Unido en febrero del pasado año. El primer ministro británico, Tony Blair, escribe en el prefacio del documento que «los riesgos del cambio climático pueden ser peores que lo que pensábamos hasta ahora».
«Con un calentamiento del planeta superior a un grado los riesgos aumentan de modo significativo y rápidamente para los ecosistemas y las especies vulnerables», explica Bill Hare, del Instituto para la Investigación del Impacto del Clima, de Potsdam (Alemania). Este instituto analizó más de setenta estudios sobre el impacto del cambio climático en los recursos hídricos, la agricultura, la fauna y la flora. «Con un calentamiento de uno a dos grados, aumentan de modo significativo los riesgos generales, y a escala regional, el impacto es, con frecuencia, substancial», señala el experto.
Por encima de los dos grados, los riesgos son, según Hare, mucho más elevados y pueden causar la extinción de especies enteras e incluso colapsos del ecosistema, originar hambrunas y escasez de agua así como daños socioeconómicos, sobre todo en los países en desarrollo.
La Unión Europea se ha propuesto como objetivo prevenir un aumento de más de dos grados de las temperaturas medias del planeta, pero, según el informe, eso es ya excesivo. Dos grados son suficientes, según sus autores, para desencadenar un proceso de fusión de las capas de hielo de Groenlandia, lo que tendría un impacto enorme sobre el nivel de los océanos.
Algunos de los científicos se han propuesto la tarea de calcular a partir de qué concentraciones de gases invernadero en la atmósfera pueden provocarse esas peligrosas subidas de la temperatura. Actualmente, la atmósfera contiene aproximadamente 380 partes por millón de dióxido de carbono frente a 275 partes por millón antes de que se desencadenase la llamada Revolución Industrial, en el siglo XIX.
Para lograr el objetivo de dos grados Celsius de aumento de la temperatura, con una probabilidad del 60 por ciento, es preciso estabilizar las concentraciones de gas invernadero a 450 partes por millón como máximo, señalan Michel den Elzen, de la Agencia de Estudios Medioambientales de Holanda, y Malte Meinshausenl del Centro Nacional Estadounidense de Investigaciones Atmosféricas. «Para estabilizar esas concentraciones a un nivel equivalente de 450 partes de dióxido de carbono por millón, es imprescindible que las emisiones globales de CO2 alcancen su cota máxima en torno al año 2015 y que vayan seguidas de reducciones generales de un 30 a un 40 por ciento en el año 2050 con respecto a los niveles de 1990», señalan.
Un incremento de las temperaturas medias del planeta de sólo un 2 por ciento puede generar una caída del rendimiento de las cosechas en todo el mundo, triplicar las malas cosechas en Europa y Rusia y dar lugar a un proceso de desertización en el norte de África con el consiguiente desplazamiento de sus poblaciones.
Otras consecuencias serían una grave escasez de agua que afectaría a 2.800 millones de personas, la difusión del paludismo por África y América del Norte, la pérdida de un 97 por ciento de los arrecifes coralíferos, así como la extinción de especies como el oso polar y de la morsa.
La probable fusión de la capa de hielo de Groenlandia elevará el nivel de los océanos en siete metros de aquí a un millar de años, según las previsiones de un informe oficial británico. Los países más pobres serán las primeras, pero no únicas, víctimas de los efectos inevitables del cambio climático, según el estudio, que resume las conclusiones de una conferencia organizada por la oficina meteorológica del Reino Unido en febrero del pasado año. El primer ministro británico, Tony Blair, escribe en el prefacio del documento que «los riesgos del cambio climático pueden ser peores que lo que pensábamos hasta ahora».
«Con un calentamiento del planeta superior a un grado los riesgos aumentan de modo significativo y rápidamente para los ecosistemas y las especies vulnerables», explica Bill Hare, del Instituto para la Investigación del Impacto del Clima, de Potsdam (Alemania). Este instituto analizó más de setenta estudios sobre el impacto del cambio climático en los recursos hídricos, la agricultura, la fauna y la flora. «Con un calentamiento de uno a dos grados, aumentan de modo significativo los riesgos generales, y a escala regional, el impacto es, con frecuencia, substancial», señala el experto.
Por encima de los dos grados, los riesgos son, según Hare, mucho más elevados y pueden causar la extinción de especies enteras e incluso colapsos del ecosistema, originar hambrunas y escasez de agua así como daños socioeconómicos, sobre todo en los países en desarrollo.
La Unión Europea se ha propuesto como objetivo prevenir un aumento de más de dos grados de las temperaturas medias del planeta, pero, según el informe, eso es ya excesivo. Dos grados son suficientes, según sus autores, para desencadenar un proceso de fusión de las capas de hielo de Groenlandia, lo que tendría un impacto enorme sobre el nivel de los océanos.
Algunos de los científicos se han propuesto la tarea de calcular a partir de qué concentraciones de gases invernadero en la atmósfera pueden provocarse esas peligrosas subidas de la temperatura. Actualmente, la atmósfera contiene aproximadamente 380 partes por millón de dióxido de carbono frente a 275 partes por millón antes de que se desencadenase la llamada Revolución Industrial, en el siglo XIX.
Para lograr el objetivo de dos grados Celsius de aumento de la temperatura, con una probabilidad del 60 por ciento, es preciso estabilizar las concentraciones de gas invernadero a 450 partes por millón como máximo, señalan Michel den Elzen, de la Agencia de Estudios Medioambientales de Holanda, y Malte Meinshausenl del Centro Nacional Estadounidense de Investigaciones Atmosféricas. «Para estabilizar esas concentraciones a un nivel equivalente de 450 partes de dióxido de carbono por millón, es imprescindible que las emisiones globales de CO2 alcancen su cota máxima en torno al año 2015 y que vayan seguidas de reducciones generales de un 30 a un 40 por ciento en el año 2050 con respecto a los niveles de 1990», señalan.
Un incremento de las temperaturas medias del planeta de sólo un 2 por ciento puede generar una caída del rendimiento de las cosechas en todo el mundo, triplicar las malas cosechas en Europa y Rusia y dar lugar a un proceso de desertización en el norte de África con el consiguiente desplazamiento de sus poblaciones.
Otras consecuencias serían una grave escasez de agua que afectaría a 2.800 millones de personas, la difusión del paludismo por África y América del Norte, la pérdida de un 97 por ciento de los arrecifes coralíferos, así como la extinción de especies como el oso polar y de la morsa.