The desalination plant of San Pedro will work in two weeks
Sat, 03/12/2005
Colocan el último tubo gigante del emisario submarino, que arrojará al mar la salmuera de las dos plantas que producirán 48 hectómetros al año M. BUITRAGO/MURCIA GIGANTESCO. Los submarinistas de la constructora Necso sumergen en el mar, frente a la playa del Mojón, uno de los tubos del emisario. Cada una de las piezas mide 480 metros de longitud. / LA VERDAD UNA OBRA EMBLEMÁTICA
UNA OBRA EMBLEMÁTICA El emisario submarino
Características: Se compone de 10 tubos de 480 metros de longitud cada uno. Están fabricados en Noruega con pol¿etileno.
Transporte: Se trajeron flotando por dos remolcadores desde Noruega hasta el Puerto de Escombreras. Desde allí, han sido llevados a San Pedro del Pinatar con brazos de lastre de hormigón. Una vez en el punto, cada tubo se ha hundido de forma controlada.
Tramos: El emisario tiene una longitud de 5.109 metros y un diámetro exterior de 1.400 milímetros. El primer tramo es una tubería de hormigón armada a lo largo de los primeros 315 metros para salvar la playa y el arrecife. El segundo va en zanja y con camisa de hormigón, así como sujetos con lastres, con una longitud de 2.500 metros. El tercero va apoyado en el fondo marino a lo largo de 2.294 metros y con lastres de 3 a 5 toneladas.
Seguridad: Para proteger los tubos del impacto de anclas y otros objetos, se revisten con una camisa de hormigón utilizando un sistema de sacos inyectados con mortero de cemento resistente al agua de mar.
Desalinización en el año 2008
Abastecimientos: 146 hm3/año
Regadíos: 110 hm3/año
Reutilización: 100 hm3/año
Total por desalinización: 350 hm3
Producción 2006-07: 72 hm3
La desalinizadora de San Pedro del Pinatar está a punto de sacudirse el estigma maldito que lleva encima desde que fue aprobada hace diez años. La Mancomunidad de los Canales del Taibilla espera que a finales de la próxima semana empiece la cuenta atrás para poner la planta al cien por cien de producción; una vez que se ha anclado en el fondo el último tramo del emisario submarino que debe depositar la salmuera cinco kilómetros más adentro con el fin de no dañar la pradera de posidonia oceánica. Una medida medioambiental necesaria que ha llevado pareja una inversión adicional próxima a los 18 millones de euros.
Este emisario dará servicio tanto a la planta actual como a la gemela que ya está en construcción. Ambas proporcionarán 48 hectómetros cúbicos anuales, que son vitales para garantizar los abastecimientos a la población.
El director de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, Isidoro Carrillo, espera que antes de fin de año estén funcionando a pleno rendimiento los nueve bastidores de la planta, en lugar de los tres actuales.
La empresa Necso ha empleado algo menos de un año en construir el emisario submarino, mediante el anclaje en el fondo del mar de diez tramos gigantescos de tubería de polietileno, de 480 metros de longitud cada uno y fabricados en Noruega. Fiel a la tradición de la desalinizadora de poner todos los obstáculo imaginables, la empresa y los submarinistas han tenido que hacer frente a los temporales, lo cual ha retrasado la última fase de los trabajos. Una vez colocado el último tubo, ahora queda realizar el entronque con el microtúnel que conecta con la fábrica de agua.
Barrera de posidonia
El emisario submarino, de 5.109 metros de longitud, tiene como objetivo evitar que la salmuera (el agua de rechazo con alta concentración de sal que sale de la planta) dañe la barrera de posidonia oceánica, un hábitat muy sensible y de alto valor ecológico. Ésta se extiende desde los 500 metros de la línea de playa hasta los 2.800 metros mar adentro. Los técnicos consideran que este ecosistema estará completamente a salvo, ya que el vertido se realizará a más de 5 kilómetros y a 33 metros de profundidad.
La puesta en marcha provisional de la desalinizadora se produjo en mayo, con una producción limitada a menos de 1 hectómetro mensual, ya que la Consejería de Medio Ambiente autorizó el vertido de salmuera diluida pero con un riguroso plan de control para no dañar la posidonia.
La Mancomunidad del Taibilla espera que este año hidrológico «sea el último de déficit para los abastecimientos. La falta de agua que sufrimos desaparecerá en el año hidrológico 2006-2007», comenta Isidoro Carrillo.
UNA OBRA EMBLEMÁTICA El emisario submarino
Características: Se compone de 10 tubos de 480 metros de longitud cada uno. Están fabricados en Noruega con pol¿etileno.
Transporte: Se trajeron flotando por dos remolcadores desde Noruega hasta el Puerto de Escombreras. Desde allí, han sido llevados a San Pedro del Pinatar con brazos de lastre de hormigón. Una vez en el punto, cada tubo se ha hundido de forma controlada.
Tramos: El emisario tiene una longitud de 5.109 metros y un diámetro exterior de 1.400 milímetros. El primer tramo es una tubería de hormigón armada a lo largo de los primeros 315 metros para salvar la playa y el arrecife. El segundo va en zanja y con camisa de hormigón, así como sujetos con lastres, con una longitud de 2.500 metros. El tercero va apoyado en el fondo marino a lo largo de 2.294 metros y con lastres de 3 a 5 toneladas.
Seguridad: Para proteger los tubos del impacto de anclas y otros objetos, se revisten con una camisa de hormigón utilizando un sistema de sacos inyectados con mortero de cemento resistente al agua de mar.
Desalinización en el año 2008
Abastecimientos: 146 hm3/año
Regadíos: 110 hm3/año
Reutilización: 100 hm3/año
Total por desalinización: 350 hm3
Producción 2006-07: 72 hm3
La desalinizadora de San Pedro del Pinatar está a punto de sacudirse el estigma maldito que lleva encima desde que fue aprobada hace diez años. La Mancomunidad de los Canales del Taibilla espera que a finales de la próxima semana empiece la cuenta atrás para poner la planta al cien por cien de producción; una vez que se ha anclado en el fondo el último tramo del emisario submarino que debe depositar la salmuera cinco kilómetros más adentro con el fin de no dañar la pradera de posidonia oceánica. Una medida medioambiental necesaria que ha llevado pareja una inversión adicional próxima a los 18 millones de euros.
Este emisario dará servicio tanto a la planta actual como a la gemela que ya está en construcción. Ambas proporcionarán 48 hectómetros cúbicos anuales, que son vitales para garantizar los abastecimientos a la población.
El director de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, Isidoro Carrillo, espera que antes de fin de año estén funcionando a pleno rendimiento los nueve bastidores de la planta, en lugar de los tres actuales.
La empresa Necso ha empleado algo menos de un año en construir el emisario submarino, mediante el anclaje en el fondo del mar de diez tramos gigantescos de tubería de polietileno, de 480 metros de longitud cada uno y fabricados en Noruega. Fiel a la tradición de la desalinizadora de poner todos los obstáculo imaginables, la empresa y los submarinistas han tenido que hacer frente a los temporales, lo cual ha retrasado la última fase de los trabajos. Una vez colocado el último tubo, ahora queda realizar el entronque con el microtúnel que conecta con la fábrica de agua.
Barrera de posidonia
El emisario submarino, de 5.109 metros de longitud, tiene como objetivo evitar que la salmuera (el agua de rechazo con alta concentración de sal que sale de la planta) dañe la barrera de posidonia oceánica, un hábitat muy sensible y de alto valor ecológico. Ésta se extiende desde los 500 metros de la línea de playa hasta los 2.800 metros mar adentro. Los técnicos consideran que este ecosistema estará completamente a salvo, ya que el vertido se realizará a más de 5 kilómetros y a 33 metros de profundidad.
La puesta en marcha provisional de la desalinizadora se produjo en mayo, con una producción limitada a menos de 1 hectómetro mensual, ya que la Consejería de Medio Ambiente autorizó el vertido de salmuera diluida pero con un riguroso plan de control para no dañar la posidonia.
La Mancomunidad del Taibilla espera que este año hidrológico «sea el último de déficit para los abastecimientos. La falta de agua que sufrimos desaparecerá en el año hidrológico 2006-2007», comenta Isidoro Carrillo.