Alert in two russian regions due to the arrival of water from the river polluted in China
Fri, 25/11/2005
El vertido tóxico de benzeno, sustancia cancerígena, procedente de una petroquímica mide ya 80 kilómetros
Las autoridades de las regiones rusas de Jabárovsk y Birobidzhán, situadas en el extremo oriente del país, han decretado un paquete de medidas de emergencia para hacer frente a la llegada de la mancha de benceno, sustancia cancerígena y de alta toxicidad, que se desplaza desde China a través del río Songhua.
RAFAEL M. MAÑUECO / EFE./CORRESPONSAL EN MOSCÚ
Ciudadanos chinos, en una cola para coger agua. / REUTERS
A partir de la jornada de hoy quedará cortado el suministro de agua en las localidades rusas a orillas del río Amur, del que el Songhua es afluente, y se ha prohibido la pesca.
La población despavorida se ha lanzado a las tiendas de alimentación para hacer acopio de agua potable, aunque está previsto poner en funcionamiento un sistema de abastecimiento mediante camiones cisterna.
El vertido tóxico, cuya longitud alcanza los 80 kilómetros, «podría llegar mañana al río Amur», aseguró ayer Oleg Mitvol, responsable del Servicio de Control Ecológico ruso, y por la ciudad de Jabárovsk, la más importante en la zona amenazada por la contaminación, podría pasar el domingo o el lunes.
Mitvol explicó que las bajas temperaturas están ya congelando el Amur, lo que hará que la mancha de benceno quede aprisionada en el hielo hasta la primavera. «No podremos proceder a la limpieza del río, de cuya agua nos abastecemos, hasta dentro de unos cuatro meses», afirmó el responsable ruso.
Zona protegida
La ciudad de Jabárovsk cuenta con más de 600.000 habitantes pero el problema afectará también a muchas aldeas de la región de Birobidzhán (autonomía hebrea) y a otros centros de población importantes como Amursk o Komsomolsk.
Se calcula que en la zona susceptible de sufrir los efectos del vertido vive casi un millón y medio de personas.
El río Amur es el único de Siberia que desemboca en el Pacífico, de ahí su importancia para el ecosistema, y baña una zona protegida en donde habita el tigre siberiano y otros animales en peligro de extinción.
Esta capa de contaminación llegó ayer por la mañana a las inmediaciones de la capital china de Heilongjiang, proveniente de la vecina provincia de Jilín, a 380 kilómetros río arriba, tras explotar una planta petroquímica el pasado 13 de noviembre.
«El agua contaminada entró en la ciudad y se encuentra ya en las estaciones de bombeo» para ser retirada, declaró Liu Yuzhu, portavoz de la Sociedad de aguas públicas de Harbín. A orillas del río Songhua un vendedor de diarios expresa sus dudas. «No sabemos lo que pasa. Ellos están al corriente de la polución desde hace 10 días, pero no dijeron nada, así que quién sabe lo que nos ocultan», subraya Cui.
El Gobierno reconoció el miércoles la magnitud de la contaminación. Las autoridades de Harbín, capital de la provincia de Heilonjiang, habían anunciado el martes la suspensión de la distribución de agua a partir de medianoche como medida de precaución.
Provisiones
Los habitantes acudieron masivamente a supermercados y tiendas de la ciudad para proveerse de agua mineral embotellada. El vicegobernador de la provincia de Jilín, Jiao Zhengzhong, se disculpó antes los habitantes de Harbín, un gesto poco habitual en China por parte de un alto responsable.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) teme que el vertido tóxico afecte negativamente a la población y al medio ambiente locales. «Nos inquieta que los tóxicos alcancen el río Amur y tengan un impacto negativo en la gente y en la fauna y flora rusas», afirmó el coordinador de la WWF en Rusia, Alexey Kokorin.
«Necesitamos leyes nacionales e internacionales mucho más severas para asegurar que sustancias tan peligrosas como las que se liberaron en la explosión, o no se produzcan o se limiten fuertemente», señaló.
Las autoridades de las regiones rusas de Jabárovsk y Birobidzhán, situadas en el extremo oriente del país, han decretado un paquete de medidas de emergencia para hacer frente a la llegada de la mancha de benceno, sustancia cancerígena y de alta toxicidad, que se desplaza desde China a través del río Songhua.
RAFAEL M. MAÑUECO / EFE./CORRESPONSAL EN MOSCÚ
Ciudadanos chinos, en una cola para coger agua. / REUTERS
A partir de la jornada de hoy quedará cortado el suministro de agua en las localidades rusas a orillas del río Amur, del que el Songhua es afluente, y se ha prohibido la pesca.
La población despavorida se ha lanzado a las tiendas de alimentación para hacer acopio de agua potable, aunque está previsto poner en funcionamiento un sistema de abastecimiento mediante camiones cisterna.
El vertido tóxico, cuya longitud alcanza los 80 kilómetros, «podría llegar mañana al río Amur», aseguró ayer Oleg Mitvol, responsable del Servicio de Control Ecológico ruso, y por la ciudad de Jabárovsk, la más importante en la zona amenazada por la contaminación, podría pasar el domingo o el lunes.
Mitvol explicó que las bajas temperaturas están ya congelando el Amur, lo que hará que la mancha de benceno quede aprisionada en el hielo hasta la primavera. «No podremos proceder a la limpieza del río, de cuya agua nos abastecemos, hasta dentro de unos cuatro meses», afirmó el responsable ruso.
Zona protegida
La ciudad de Jabárovsk cuenta con más de 600.000 habitantes pero el problema afectará también a muchas aldeas de la región de Birobidzhán (autonomía hebrea) y a otros centros de población importantes como Amursk o Komsomolsk.
Se calcula que en la zona susceptible de sufrir los efectos del vertido vive casi un millón y medio de personas.
El río Amur es el único de Siberia que desemboca en el Pacífico, de ahí su importancia para el ecosistema, y baña una zona protegida en donde habita el tigre siberiano y otros animales en peligro de extinción.
Esta capa de contaminación llegó ayer por la mañana a las inmediaciones de la capital china de Heilongjiang, proveniente de la vecina provincia de Jilín, a 380 kilómetros río arriba, tras explotar una planta petroquímica el pasado 13 de noviembre.
«El agua contaminada entró en la ciudad y se encuentra ya en las estaciones de bombeo» para ser retirada, declaró Liu Yuzhu, portavoz de la Sociedad de aguas públicas de Harbín. A orillas del río Songhua un vendedor de diarios expresa sus dudas. «No sabemos lo que pasa. Ellos están al corriente de la polución desde hace 10 días, pero no dijeron nada, así que quién sabe lo que nos ocultan», subraya Cui.
El Gobierno reconoció el miércoles la magnitud de la contaminación. Las autoridades de Harbín, capital de la provincia de Heilonjiang, habían anunciado el martes la suspensión de la distribución de agua a partir de medianoche como medida de precaución.
Provisiones
Los habitantes acudieron masivamente a supermercados y tiendas de la ciudad para proveerse de agua mineral embotellada. El vicegobernador de la provincia de Jilín, Jiao Zhengzhong, se disculpó antes los habitantes de Harbín, un gesto poco habitual en China por parte de un alto responsable.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) teme que el vertido tóxico afecte negativamente a la población y al medio ambiente locales. «Nos inquieta que los tóxicos alcancen el río Amur y tengan un impacto negativo en la gente y en la fauna y flora rusas», afirmó el coordinador de la WWF en Rusia, Alexey Kokorin.
«Necesitamos leyes nacionales e internacionales mucho más severas para asegurar que sustancias tan peligrosas como las que se liberaron en la explosión, o no se produzcan o se limiten fuertemente», señaló.