The Júcar Confederation takes up again the Ebro divert to Castellón

Mon, 24/10/2005

Heraldo de Aragón

La sequía que padece de forma generalizada la Península Ibérica sigue siendo el principal argumento para la defensa de las tesis trasvasistas centradas en el Ebro, incluso las que parten desde organismos dependientes del Gobierno central, que derogó la transferencia de caudales proyectada por el Partido Popular. El sábado fue el turno del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Juan José Moragues, quien resucitó la idea de llevar agua del Ebro hasta el Norte de Castellón si no resultan suficientes las medidas previstas para esa provincia en el programa AGUA, creado para sustituir al trasvase derogado.

Moragues, según informó el periódico Levante, dijo, en la rueda de prensa posterior a la presentación del balance del último año hidrológico, que "si hace falta el minitrasvase, se hará". El presidente de la CHJ expuso su disposición (y es de suponer que la del Ministerio de Medio Ambiente, del que depende el organismo que dirige) a recuperar con ese objetivo el proyecto del canal Cherta-Calig, siempre y cuando no se pueda dotar a Castellón de suficientes recursos con actuaciones como la recarga del río Belcaire, la adecuación del embalse de Arenós o el plan de modernización de riegos de la Plana.

En sus declaraciones, Moragues insistió en la idea de que el Gobierno central "nunca" ha descartado poner en marcha el Cherta-Calig para transferir caudales desde el Ebro hasta el norte de la provincia castellonense.

La idea de ese trasvase, al que se suele denominar con el prefijo mini, aunque no se conozca cuál sería su cantidad, es anterior a la etapa democrática. El canal Cherta-Calig lleva décadas construido, pero nunca se ha utilizado. El proyecto de transferencia de caudales del Ebro a las cuencas mediterráneas desarrollado por el PP utilizaba esa conducción para la primera parte de un recorrido total de casi 800 kilómetros.

Tras la llegada a la Moncloa de Rodríguez Zapatero, el PSOE valenciano se esforzó en que, aunque el macrotrasvase de Aznar y Jaume Matas fuera derogado, se dejase la puerta abierta a la transferencia de agua hasta Castellón. En marzo de 2004, como publicó este periódico, ya hubo presiones de los socialistas valencianos para proyectar ese trasvase con 60 u 80 hectómetros cúbicos anuales.

En octubre de ese mismo año fue la Plataforma del Ebro la que advirtió de la vigencia en el PSOE del proyecto castellonense. En noviembre, el presidente de la CHE, José Luis Alonso, se mostró partidario, pero sólo si se respetaban los límites de la cuenca.