Water with bad smell in Monclo, Centro and Chamberí due to the fall of the temperature
Tue, 20/09/2005
Con olor y algo de sabor. Así manaba el agua que durante este fin de semana salía de los grifos de los hogares ubicados en los distritos de Moncloa, Centro y Chamberí. La entidad encargada de suministrar el agua, el Canal Isabel II, reconoce los hechos y achaca el problema a «un movimiento de las masas de agua potable» fruto del brusco cambio del tiempo sufrido en la Comunidad en los últimos días.
Con el rápido descenso de las temperaturas, el embalse de El Villar, encargado de suministrar el agua potable a los tres distritos, sufrió un movimiento de las aguas. Las masas de líquido inferior, revueltas y estratificadas, se alzaron a la superficie del embalse, y entraron en el proceso de distribución, llegando a cientos de casas desde el sábado 16 de septiembre.Según fuentes de la compañía, el agua con la que se ha abastecido a los tres distritos es salubre, si bien «muestra un fuerte olor, porque proviene de las capas inferiores, que tienen mayor contacto con el subsuelo».
El Canal Isabel II ha realizado una decena de analíticas con resultados positivos en cuanto a potabilidad. «El único parámetro discordante es el olor» citan las fuentes consultadas, «pero en ningún momento el agua distribuida ha estado fuera de la normativa, e incluso en las zonas donde el olor era mayor, no se han superado los parámetros establecidos por la legislación».
Aunque los distintos expertos encargados del estudio del agua procedente del embalse de El Villar esperan «una evolución positiva», el Canal ha optado por cambiar el proceso de distribución. Durante los próximos días, será el embalse de Atazar el que suministre de agua potable a los distritos de Moncloa, Chamberí y Centro.
Pese a que las maniobras para dejar fuera de servicios las masas de agua provenientes del embalse de El Villar comenzaron la noche del domingo, el problema persistirá hasta la mañana de hoy. Para que el agua llegue completamente inodora a los hogares afectados, antes tendrán que vaciarse las distintas tuberías que portan el agua afectada por la inversión térmica. Será a partir de entonces cuando el agua recupere su calidad habitual.
Trescientas llamadas
Hasta 300 llamadas ha recibido el servicio de averías del Canal de Isabel II desde que el pasado sábado los primeros consumidores notaron el «mal olor y sabor» que desprendía el agua.
«El agua tenía un olor extraño, como si viniera con tierra desde una cañería oxidada», comenta Miguel Angel Sierra, un estudiante que vive en la calle de Fernando el Católico. «El olor era tan fuerte que lo notabas hasta en la ducha. Parecía impregnarte todo el cuerpo por mucho jabón que te echaras», comenta el estudiante, que descubrió el problema cuando llegó a su casa el domingo por la noche «y estaba todo cerrado, por lo que no podía ni ir a comprar una botella de agua, porque además era fin de semana».
Algunos comerciantes de los distritos afectados si notaron un ligero aumento de la compra de agua mineral, aunque poco significativo.Según una dependienta de una conocida cadena de supermercados, lo peor era «la pena que daba ver a una anciana de unos ochenta años cargando una botella de agua de cinco litros».
Pese a que desde el Canal de Isabel II se pidió tranquilidad a los consumidores, y se afirmó que «el único parámetro fuera de lugar era el olor», muchos afectados sí manifestaron que «el agua también dejó de ser insabora», y a parte de tener un «profundo olor a humedad», presentaba «un sabor extraño, como si fuera agua encharcada o proviniera de un pozo». Asimismo, aunque desde el Canal se afirmó que en ningún momento se suspendió el suministro, en algunas casas el agua salía «a borbotones» durante la tarde de ayer.
Éste no es el primer caso que se registra en Madrid en los últimos años. En la última década, varios distritos de la Comunidad han sufrido el mismo problema con el agua. Algunas veces, el causante es otro, también relacionado con la temperatura. Se trata del fenómeno llamado «eutrofización», que consistente en un crecimiento masivo de algas en los embalses debido al calor.
Con el rápido descenso de las temperaturas, el embalse de El Villar, encargado de suministrar el agua potable a los tres distritos, sufrió un movimiento de las aguas. Las masas de líquido inferior, revueltas y estratificadas, se alzaron a la superficie del embalse, y entraron en el proceso de distribución, llegando a cientos de casas desde el sábado 16 de septiembre.Según fuentes de la compañía, el agua con la que se ha abastecido a los tres distritos es salubre, si bien «muestra un fuerte olor, porque proviene de las capas inferiores, que tienen mayor contacto con el subsuelo».
El Canal Isabel II ha realizado una decena de analíticas con resultados positivos en cuanto a potabilidad. «El único parámetro discordante es el olor» citan las fuentes consultadas, «pero en ningún momento el agua distribuida ha estado fuera de la normativa, e incluso en las zonas donde el olor era mayor, no se han superado los parámetros establecidos por la legislación».
Aunque los distintos expertos encargados del estudio del agua procedente del embalse de El Villar esperan «una evolución positiva», el Canal ha optado por cambiar el proceso de distribución. Durante los próximos días, será el embalse de Atazar el que suministre de agua potable a los distritos de Moncloa, Chamberí y Centro.
Pese a que las maniobras para dejar fuera de servicios las masas de agua provenientes del embalse de El Villar comenzaron la noche del domingo, el problema persistirá hasta la mañana de hoy. Para que el agua llegue completamente inodora a los hogares afectados, antes tendrán que vaciarse las distintas tuberías que portan el agua afectada por la inversión térmica. Será a partir de entonces cuando el agua recupere su calidad habitual.
Trescientas llamadas
Hasta 300 llamadas ha recibido el servicio de averías del Canal de Isabel II desde que el pasado sábado los primeros consumidores notaron el «mal olor y sabor» que desprendía el agua.
«El agua tenía un olor extraño, como si viniera con tierra desde una cañería oxidada», comenta Miguel Angel Sierra, un estudiante que vive en la calle de Fernando el Católico. «El olor era tan fuerte que lo notabas hasta en la ducha. Parecía impregnarte todo el cuerpo por mucho jabón que te echaras», comenta el estudiante, que descubrió el problema cuando llegó a su casa el domingo por la noche «y estaba todo cerrado, por lo que no podía ni ir a comprar una botella de agua, porque además era fin de semana».
Algunos comerciantes de los distritos afectados si notaron un ligero aumento de la compra de agua mineral, aunque poco significativo.Según una dependienta de una conocida cadena de supermercados, lo peor era «la pena que daba ver a una anciana de unos ochenta años cargando una botella de agua de cinco litros».
Pese a que desde el Canal de Isabel II se pidió tranquilidad a los consumidores, y se afirmó que «el único parámetro fuera de lugar era el olor», muchos afectados sí manifestaron que «el agua también dejó de ser insabora», y a parte de tener un «profundo olor a humedad», presentaba «un sabor extraño, como si fuera agua encharcada o proviniera de un pozo». Asimismo, aunque desde el Canal se afirmó que en ningún momento se suspendió el suministro, en algunas casas el agua salía «a borbotones» durante la tarde de ayer.
Éste no es el primer caso que se registra en Madrid en los últimos años. En la última década, varios distritos de la Comunidad han sufrido el mismo problema con el agua. Algunas veces, el causante es otro, también relacionado con la temperatura. Se trata del fenómeno llamado «eutrofización», que consistente en un crecimiento masivo de algas en los embalses debido al calor.