Swamps look like puddles
Mon, 29/08/2005
La sequía pone a los embalses albaceteños del Segura en sus peores niveles, con apenas un 13% de su capacidad
J. PÉREZ PARRA/ALBACETE
SIN APENAS AGUA. Un rebaño de ovejas, junto a un pequeño caudal en el embalse de Fuensanta. / JUAN LEAL
La situación de la cuenca del Segura empeora cada día. En la última semana, los pantanos han perdido tres hectómetros cúbicos. Una cantidad nada despreciable si se tiene en cuenta que apenas quedan 149 hectómetros cúbicos embalsados, un 13% de la capacidad de las presas del Segura.
Los grandes pantanos de la cabecera se mueren mientras boquean a la espera de lluvia. El embalse de Fuensanta, entre Elche de la Sierra y Yeste, apenas mantiene el 3,8% de su capacidad. El del Cenajo, a un paso de Hellín, guarda todavía 38 hectómetros cúbicos, lo que apenas representa el 8,7% de lo que podría acoger (437).
La situación es algo mejor en las presas que recogen las aguas del Tajo-Segura, que han dado un respiro al Talave, que mantiene 6 hectómetros cúbicos de una capacidad de 35, y al pantano de Camarillas, que ha ganado un hectómetro con respecto a la semana pasada, alcanzado los 15, frente a una capacidad de 36. Pero fuera de la provincia, en otros embalses del Segura, las cosas no están mucho mejor. Por ejemplo, en La Pedrera, en Orihuela, ha perdido tres en una sola semana y se ha quedado en 54 (el 22% de los 246 hectómetros cúbicos que es capaz de albergar).
La situación podría mantenerse estable en septiembre, ya que el Instituto Nacional de Meteorología prevé una tendencia hacia valores normales en las precipitaciones, aunque no servirán para aliviar la sequía, ya que son cantidades pequeñas. Los regantes esperan que, al menos, sirvan para frenar la disminución de las reservas hidráulicas. Si no es así, el otoño podría complicarse.
LA FUENSANTA
Languidece con apenas 8 hm3
Las ovejas pastan junto a un hilillo de agua en la cola de lo que otros años ha sido un pantano rebosante. La sequía ha dejado también al descubierto una casa en ruinas, y lo que en otro tiempo estuvo cubierto de agua es ahora una extensión de tierra yerma y reseca. Al embalse de Fuensanta, en la cabecera del Segura, sólo le quedan ocho hectómetros cúbicos. La semana pasada perdió uno. «Esto se está quedando seco a pasos agigantados», explica preocupado Antonio Escribá, que trata de pescar en la pequeña laguna a la que ha quedado reducido el pantano.
Con una capacidad para 210 hectómetros cúbicos, este embalse situado entre Elche de la Sierra y Yeste languidece este año sin que la lluvia alivie su sed. En agosto del año pasado, la presa acogía 40 hectómetros cúbicos, cinco veces la cantidad actual. «Hace unos años, la cola del pantano llegaba tres o cuatro kilómetros más lejos; es increíble», cuenta Escribá. Este pensionista no había visto así la presa en mucho tiempo. «El nivel del agua está bajando muy rápidamente; en una semana se ve que ha caído un metro y medio», aclara. «Esto parece un charco», comentan mientras tanto Rafael Hernica y Ana Ruiz, dos turistas de Almería sorprendidos ante los efectos de la sequía. Desde junio, el embalse ha perdido cuatro hectómetros cúbicos.
EL CENAJO
Peor que nunca y bajando
Juan García no puede reprimir la tristeza. Tenía seis años cuando vio inaugurarse el pantano del Cenajo, y ahora observa junto a sus hijos cómo languidece esta gigantesca obra de ingeniería que apenas conserva el 8,7% de los recursos hídricos que puede albergar. Esto es, 38 hectómetros de 437. En agosto del año pasado, la cantidad de agua era casi el doble (68 hectómetros cúbicos).
Desde el mes de junio, se han perdido 7 hectómetros. «Nunca había visto esto así de seco», comenta señalando las marcas que ha ido dejando el agua.
El descenso del nivel de las aguas ha ido dejando al descubierto las entrañas de la presa. Juan García vive a once kilómetros de aquí, en Las Minas, y ha visto el Cenajo repleto y medio vacío. «Pero nunca hasta este punto».
Todavía recuerda cómo el agua caía a chorros desde lo alto de la presa no hace tanto tiempo. El embalse del Cenajo sigue atrayendo turistas, a pesar de todo. Es el caso de Francisco Sánchez, que recuerda la imagen que le dejó el pantano hace una década, la última vez que lo vio. «Era un crío y recuerdo que había agua por todos lados; ahora está todo increíblemente seco».
Los efectos de la sequía parecen haberse convertido por sí mismos en reclamo de curiosos y vecinos de la zona, que acuden a comprobar cómo semana a semana va bajando de forma ostensible el nivel.
TALAVE Y CAMARILLAS
Mantienen el tipo por el Trasvase
El pantano de Talave resiste frente a la sequía algo mejor que sus hermanos mayores de la cabecera de la cuenca (el Cenajo y Fuensanta). Las aportaciones del trasvase Tajo-Segura permiten que mantenga el 17% de su capacidad. Seis hectómetros cúbicos sobre 35, aunque, eso sí, ha perdido casi la mitad de los recursos hídricos que contenía desde junio.
El año pasado por estas fechas, contaba con 12 hectómetros cúbicos. También está en una situación algo mejor el embalse de Camarillas, que en la última semana ha aumentado un hectómetro cúbico gracias a las aportaciones, alcanzando los 15 hectómetros cúbicos (el 41,7% de su capacidad).
J. PÉREZ PARRA/ALBACETE
SIN APENAS AGUA. Un rebaño de ovejas, junto a un pequeño caudal en el embalse de Fuensanta. / JUAN LEAL
La situación de la cuenca del Segura empeora cada día. En la última semana, los pantanos han perdido tres hectómetros cúbicos. Una cantidad nada despreciable si se tiene en cuenta que apenas quedan 149 hectómetros cúbicos embalsados, un 13% de la capacidad de las presas del Segura.
Los grandes pantanos de la cabecera se mueren mientras boquean a la espera de lluvia. El embalse de Fuensanta, entre Elche de la Sierra y Yeste, apenas mantiene el 3,8% de su capacidad. El del Cenajo, a un paso de Hellín, guarda todavía 38 hectómetros cúbicos, lo que apenas representa el 8,7% de lo que podría acoger (437).
La situación es algo mejor en las presas que recogen las aguas del Tajo-Segura, que han dado un respiro al Talave, que mantiene 6 hectómetros cúbicos de una capacidad de 35, y al pantano de Camarillas, que ha ganado un hectómetro con respecto a la semana pasada, alcanzado los 15, frente a una capacidad de 36. Pero fuera de la provincia, en otros embalses del Segura, las cosas no están mucho mejor. Por ejemplo, en La Pedrera, en Orihuela, ha perdido tres en una sola semana y se ha quedado en 54 (el 22% de los 246 hectómetros cúbicos que es capaz de albergar).
La situación podría mantenerse estable en septiembre, ya que el Instituto Nacional de Meteorología prevé una tendencia hacia valores normales en las precipitaciones, aunque no servirán para aliviar la sequía, ya que son cantidades pequeñas. Los regantes esperan que, al menos, sirvan para frenar la disminución de las reservas hidráulicas. Si no es así, el otoño podría complicarse.
LA FUENSANTA
Languidece con apenas 8 hm3
Las ovejas pastan junto a un hilillo de agua en la cola de lo que otros años ha sido un pantano rebosante. La sequía ha dejado también al descubierto una casa en ruinas, y lo que en otro tiempo estuvo cubierto de agua es ahora una extensión de tierra yerma y reseca. Al embalse de Fuensanta, en la cabecera del Segura, sólo le quedan ocho hectómetros cúbicos. La semana pasada perdió uno. «Esto se está quedando seco a pasos agigantados», explica preocupado Antonio Escribá, que trata de pescar en la pequeña laguna a la que ha quedado reducido el pantano.
Con una capacidad para 210 hectómetros cúbicos, este embalse situado entre Elche de la Sierra y Yeste languidece este año sin que la lluvia alivie su sed. En agosto del año pasado, la presa acogía 40 hectómetros cúbicos, cinco veces la cantidad actual. «Hace unos años, la cola del pantano llegaba tres o cuatro kilómetros más lejos; es increíble», cuenta Escribá. Este pensionista no había visto así la presa en mucho tiempo. «El nivel del agua está bajando muy rápidamente; en una semana se ve que ha caído un metro y medio», aclara. «Esto parece un charco», comentan mientras tanto Rafael Hernica y Ana Ruiz, dos turistas de Almería sorprendidos ante los efectos de la sequía. Desde junio, el embalse ha perdido cuatro hectómetros cúbicos.
EL CENAJO
Peor que nunca y bajando
Juan García no puede reprimir la tristeza. Tenía seis años cuando vio inaugurarse el pantano del Cenajo, y ahora observa junto a sus hijos cómo languidece esta gigantesca obra de ingeniería que apenas conserva el 8,7% de los recursos hídricos que puede albergar. Esto es, 38 hectómetros de 437. En agosto del año pasado, la cantidad de agua era casi el doble (68 hectómetros cúbicos).
Desde el mes de junio, se han perdido 7 hectómetros. «Nunca había visto esto así de seco», comenta señalando las marcas que ha ido dejando el agua.
El descenso del nivel de las aguas ha ido dejando al descubierto las entrañas de la presa. Juan García vive a once kilómetros de aquí, en Las Minas, y ha visto el Cenajo repleto y medio vacío. «Pero nunca hasta este punto».
Todavía recuerda cómo el agua caía a chorros desde lo alto de la presa no hace tanto tiempo. El embalse del Cenajo sigue atrayendo turistas, a pesar de todo. Es el caso de Francisco Sánchez, que recuerda la imagen que le dejó el pantano hace una década, la última vez que lo vio. «Era un crío y recuerdo que había agua por todos lados; ahora está todo increíblemente seco».
Los efectos de la sequía parecen haberse convertido por sí mismos en reclamo de curiosos y vecinos de la zona, que acuden a comprobar cómo semana a semana va bajando de forma ostensible el nivel.
TALAVE Y CAMARILLAS
Mantienen el tipo por el Trasvase
El pantano de Talave resiste frente a la sequía algo mejor que sus hermanos mayores de la cabecera de la cuenca (el Cenajo y Fuensanta). Las aportaciones del trasvase Tajo-Segura permiten que mantenga el 17% de su capacidad. Seis hectómetros cúbicos sobre 35, aunque, eso sí, ha perdido casi la mitad de los recursos hídricos que contenía desde junio.
El año pasado por estas fechas, contaba con 12 hectómetros cúbicos. También está en una situación algo mejor el embalse de Camarillas, que en la última semana ha aumentado un hectómetro cúbico gracias a las aportaciones, alcanzando los 15 hectómetros cúbicos (el 41,7% de su capacidad).