The high temperature of the sea and the drought increase the risk of the "cold drop" in Autumn
Fri, 12/08/2005
El Laboratorio de Climatología advierte de que se están dando todos los factores pero matiza que todavía es pronto para dar una previsión fiable
F. J. B, / A .G.
La ya casi crónica falta de lluvias que padece la provincia desde mediados del año pasado, incrementada este año en las comarcas del Vinalopó, l´Alacantí y la Vega Baja, y el aumento sostenido de la temperatura del agua del mar Mediterráneo -28 grados en estos momentos- provoca que la provincia reúna este año todos los requisitos para sufrir los efectos de una gota fría. Jorge Olcina, responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, sostiene, sin embargo, que «los factores existen pero todavía no podemos predecir con seguridad si sufriremos lluvias torrenciales en otoño. Lo que está claro es que si ahora mismo se produjera una situación típica de gota fría con la entrada de una bolsa de aire frío en la atmósfera las precipitaciones serían seguras, pero desconocemos qué factores tendremos en octubre».
Históricamente, en la provincia se han producido episodios de lluvias fuertes en otoño tras un año seco. «Pero también hay muchos casos de años sin una gota de lluvia en los que el otoño fue seco. No hay una relación científica», subrayó Olcina quien, por otro lado, coincide con el diagnóstico del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo: el suelo carece en estos momentos de capacidad para retener el agua. «Si se produjeran precipitaciones fuertes no sería de extrañar que padeciéramos episodios de arrastre de material vegetal de los montes. Es un tema que no se puede evitar».
El ciclo seco que afecta al sur meridional de la provincia desde 2004 ha disminuido en un 60% el régimen de lluvias en las comarcas de l´Alacantí, Vega Baja y el Baix Vinalopó, las zonas que menos recursos hídricos almacenan. En total, entre enero y julio sólo se ha recogido una media de 67,3 litros de lluvia por metro cuadrado -el balance normal hubiera sido de unos 170 litros por metro cuadrado-. Salvo abril, con 41 litros por metro cuadrado, el registro del resto de los meses es paupérrimo con cifras por debajo de los cinco litros, según la información facilitada por el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, que indica que no se recordaban unos meses de mayo, junio y julio tan secos desde 1964, hace cuarenta años.
La causa atmosférica que explica esta situación es la generación de dos situaciones definidas por «la entrada de dorsales de aire tropical y la abundancia de circulaciones de viento seco de poniente que nunca dejan precipitaciones en el sureste peninsular», apuntó Olcina.
Paradójicamente, la abundancia de lluvias en el otoño de 2004 y el pasado invierno en las comarcas del norte de la provincia hacen que el balance de precipitaciones en la Marina Alta y l´Alcoià esté por encima de la media y con recursos suficientes para garantizar el abastecimiento de los próximos 12 meses. Otras años muy secos en Alicante fueron 1964, 1974, 1994, 1995 y 2000. Por lo que respecta a las comarcas meridionales de la provincia, el año hidrológico 2004-2005 se puede comparar con los años 1889, 1939, 1961 y 1994 «que resultaron también de extrema sequía, con lluvias similares a las que se han acumulado en dicho intervalo», señaló Jorge Olcina.
Bosque reseco
2 -dióxido de carbono-», continúa Millán, quien asegura que el tema es foco de importantes investigaciones en los últimos años en el ámbito europeo. El Mediterráneo se sobrecalienta a causa de este fenómeno y ello potencia la posibilidad de lluvias torrenciales al final del verano y en otoño, cuando llegan masas de aire de frío.
En otras palabras, los chaparrones de verano -menos frecuentes ahora por la sequía y los abusos en el cambio de uso del suelo- dejan paso a un mayor riesgo de lluvias torrenciales en otoño. Millán Millán explica que incluso este gas caliente, que se instala sobre el Mediterráneo tras no haber podido ser tormenta de verano, es la causa de las fuertes precipitaciones e inundaciones que en los últimos años -1997 y 2002- se han producido en agosto en Centroeuropa. En cuanto a las causas, el experto subraya los abusos sobre el territorio -desecación de marjales y demás-, que reducen las propiedades del suelo
F. J. B, / A .G.
La ya casi crónica falta de lluvias que padece la provincia desde mediados del año pasado, incrementada este año en las comarcas del Vinalopó, l´Alacantí y la Vega Baja, y el aumento sostenido de la temperatura del agua del mar Mediterráneo -28 grados en estos momentos- provoca que la provincia reúna este año todos los requisitos para sufrir los efectos de una gota fría. Jorge Olcina, responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, sostiene, sin embargo, que «los factores existen pero todavía no podemos predecir con seguridad si sufriremos lluvias torrenciales en otoño. Lo que está claro es que si ahora mismo se produjera una situación típica de gota fría con la entrada de una bolsa de aire frío en la atmósfera las precipitaciones serían seguras, pero desconocemos qué factores tendremos en octubre».
Históricamente, en la provincia se han producido episodios de lluvias fuertes en otoño tras un año seco. «Pero también hay muchos casos de años sin una gota de lluvia en los que el otoño fue seco. No hay una relación científica», subrayó Olcina quien, por otro lado, coincide con el diagnóstico del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo: el suelo carece en estos momentos de capacidad para retener el agua. «Si se produjeran precipitaciones fuertes no sería de extrañar que padeciéramos episodios de arrastre de material vegetal de los montes. Es un tema que no se puede evitar».
El ciclo seco que afecta al sur meridional de la provincia desde 2004 ha disminuido en un 60% el régimen de lluvias en las comarcas de l´Alacantí, Vega Baja y el Baix Vinalopó, las zonas que menos recursos hídricos almacenan. En total, entre enero y julio sólo se ha recogido una media de 67,3 litros de lluvia por metro cuadrado -el balance normal hubiera sido de unos 170 litros por metro cuadrado-. Salvo abril, con 41 litros por metro cuadrado, el registro del resto de los meses es paupérrimo con cifras por debajo de los cinco litros, según la información facilitada por el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, que indica que no se recordaban unos meses de mayo, junio y julio tan secos desde 1964, hace cuarenta años.
La causa atmosférica que explica esta situación es la generación de dos situaciones definidas por «la entrada de dorsales de aire tropical y la abundancia de circulaciones de viento seco de poniente que nunca dejan precipitaciones en el sureste peninsular», apuntó Olcina.
Paradójicamente, la abundancia de lluvias en el otoño de 2004 y el pasado invierno en las comarcas del norte de la provincia hacen que el balance de precipitaciones en la Marina Alta y l´Alcoià esté por encima de la media y con recursos suficientes para garantizar el abastecimiento de los próximos 12 meses. Otras años muy secos en Alicante fueron 1964, 1974, 1994, 1995 y 2000. Por lo que respecta a las comarcas meridionales de la provincia, el año hidrológico 2004-2005 se puede comparar con los años 1889, 1939, 1961 y 1994 «que resultaron también de extrema sequía, con lluvias similares a las que se han acumulado en dicho intervalo», señaló Jorge Olcina.
Bosque reseco
2 -dióxido de carbono-», continúa Millán, quien asegura que el tema es foco de importantes investigaciones en los últimos años en el ámbito europeo. El Mediterráneo se sobrecalienta a causa de este fenómeno y ello potencia la posibilidad de lluvias torrenciales al final del verano y en otoño, cuando llegan masas de aire de frío.
En otras palabras, los chaparrones de verano -menos frecuentes ahora por la sequía y los abusos en el cambio de uso del suelo- dejan paso a un mayor riesgo de lluvias torrenciales en otoño. Millán Millán explica que incluso este gas caliente, que se instala sobre el Mediterráneo tras no haber podido ser tormenta de verano, es la causa de las fuertes precipitaciones e inundaciones que en los últimos años -1997 y 2002- se han producido en agosto en Centroeuropa. En cuanto a las causas, el experto subraya los abusos sobre el territorio -desecación de marjales y demás-, que reducen las propiedades del suelo