NAVARRA .- 34,34 % of Navarra is on "middle risk" of desertification

Tue, 26/07/2005

Europa Press

El 34,34 por ciento de la superficie de Navarra presenta un riesgo "medio" de desertificación. Otro 2,47 por ciento está en riesgo "alto" y un 2,80, en "bajo". La Comunidad foral no tiene ninguna hectárea en riesgo "muy alto", según se desprende del análisis del suelo realizado a nivel nacional por el ministerio de Medio Ambiente como primer paso para la puesta en marcha del Programa de Acción Nacional Contra la Desertificación (PAND).
Dentro del panorama nacional, Navarra no se encuentra entre las regiones con mayor riesgo de desertificación, ya que los datos ponen de manifiesto que las comunidades que actualmente tienen grado 'alto o muy alto' de desertificación son: Canarias (68,25 por ciento en riesgo alto), la Comunidad Valenciana (55,36 por ciento en riesgo algo), la región de Murcia (48,29 por ciento en riesgo alto) y regiones donde la desertización puede afectar al cien por cien de su territorio; en Andalucía, ese riesgo afecta al 50 por ciento.
En el lado opuesto están, Asturias, Galicia (en las que ese riesgo es nulo), Cantabria (el 0,28 por ciento del territorio presenta un riesgo bajo) y el País Vasco (el 6,69 por ciento del suelo tiene un riesgo medio).
El borrador de trabajo del PAND afirma que la desertificación afecta a casi la totalidad de la superficie de siete provincias españolas, dos de ellas, Las Palmas y Alicante, lo están a un 100 por ciento. De las 48 provincias analizadas -catorce tienen erosionado más de la mitad de su territorio y de ellas, siete presentan niveles por encima del 90 por ciento de su superficie.
En el Documento de Trabajo del 'Programa de Acción Nacional contra la Desertificación' se ha incorporado una primera delimitación de áreas con riesgo de desertificación en el territorio nacional.
Para medir la desertificación se usan varios parámetros. Entre ellos, la medición de la erosión, pero también la frecuencia de incendios forestales, las condiciones climáticas (precipitaciones, sequía) o el índice de aridez del suelo.
Con el fin de mitigar esta situación y tratar de paliar los efectos de la desertización en España, el Ministerio de Medio Ambiente, en colaboración con trece Comunidades Autónomas ha puesto en marcha el Programa de Acción Nacional contra la Desertificación.
La Desertificación es "la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas", según definición de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD).
La desertificación constituye un proceso muy complejo, que no presenta una relación única de causa a efecto, sino que es el resultado de múltiples factores, estrechamente relacionados entre sí, que inciden sobre el sistema y desencadenan un conjunto de procesos y acciones por parte de los agentes naturales y antrópicos que tienen como consecuencia la degradación más o menos progresiva del medio.
Algunas de las condiciones particulares del territorio español que determinan el proceso de desertificación son: condiciones climáticas semiáridas que afectan a grandes zonas, sequías estacionales, extrema variabilidad de las lluvias y lluvias súbitas de gran intensidad; suelos pobres con marcada tendencia a la erosión, propensos a la formación de cortezas superficiales; un relieve desigual, con laderas escarpadas y paisajes muy diversificados; grandes pérdidas de la cubierta forestal a causa de repetidos incendios de bosques; condiciones de crisis en la agricultura tradicional, con el consiguiente abandono de tierras y deterioro del suelo y de las estructuras de conservación del agua; ocasional explotación insostenible de los recursos hídricos, agotamiento de los acuíferos, entre otros.
Inventario Nacional de Erosión de Suelos
Tras la ratificación por parte de España de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, en 1996, el Ministerio de Medio Ambiente, puso en marcha la elaboración, en colaboración con las Comunidades Autónomas afectadas, del Programa de Acción Nacional Contra la Desertificación (PAND), entre cuyas líneas de acción se encuentra la realización del Inventario Nacional de Erosión de Suelos (INES).
Por erosión del suelo se entiende normalmente la remoción del material terrestre, en superficie o escasa profundidad, por acción del agua (erosión hídrica) o del viento (erosión eólica). Es preciso distinguir entre la erosión del suelo a escala geológica, fenómeno natural que interviene en el modelado del paisaje y la erosión motivada por la acción del hombre, cuya causa está en el uso inadecuado de los recursos naturales. La erosión hídrica está estrechamente relacionada con el ciclo hidrológico y se manifiesta de varias formas, pudiendo distinguirse entre erosión en superficie (laminar y en regueros y en cárcavas y barrancos), erosión lineal a lo largo de los cauces fluviales y torrenciales y erosión e profundidad. Así el inventario se estructura en cinco módulos correspondientes a distintas formas de erosión: erosión laminar y en regueros, erosión en cárcavas y barrancos, erosión en profundidad (movimiento en masa), erosión de cauces y erosión eólica.
Los objetivos de este inventario, que recientemente se ha concluido en La Rioja, es detectar, cuantificar y reflejar cartográficamente los principales procesos de erosión en el territorio nacional y determinar su evolución en el tiempo mediante su inventariación de forma continua. El primer inventario se inició en el 2001, y ya están concluidos en Asturias, Baleares, Cantabria, Cataluña, Madrid, Murcia, Navarra y La Rioja, posiblemente, toda España esté inventariada en el 2012.
El citado Inventario, supone un importante salto cuantitativo, desde el punto de vista territorial, en el conocimiento del medio y su explotación será una pieza fundamental para la planificación, gestión y monitorización del territorio.
Según el INES, La Rioja pierde más de 6,3 millones de toneladas al año de suelo, según el INES. La superficie erosionable sería aquellas susceptible de sufrir procesos de erosión.
El inventario arroja datos esperanzadores ya que apunta que en La Rioja se aprecia una disminución de las pérdidas de suelo, y la comparación de los datos parecen mostrar cierta evolución positiva en los procesos erosivos de la región. Las causas pueden encontrarse en el ligero aumento de la superficie dedicada al uso forestal, produciéndose una mejora en las condiciones protectoras de la cubierta vegetal, con un incremento de la superficie arbolada como consecuencia, en parte, de las actuaciones realizadas en materia de restauración, protección y gestión sostenible de los recursos forestales, medidas de prevención control de incendios y las acciones de fomento de reforestación de tierras agrarias. La administración riojana ofrece además varias ayudas agroambientales destinadas a conservar el suelo y fomentar la lucha contra la erosión.