TAJO-SEGURA Between 75.000 and 200.000 people defend the divert
Fri, 15/07/2005
Unas 75.000 personas, según la Delegación del Gobierno, 200.000, según los convocantes y 400.000, de acuerdo con la Policía Local, se manifestaron hoy en Murcia, llegados de diferentes puntos de la Región, la Comunidad Valenciana y la provincia de Almería, en defensa del trasvase Tajo-Segura.
Bajo el lema "en defensa del Trasvase. Necesitamos el agua", los manifestantes, que portaban pancartas en las que se podía leer "Para qué queremos sol y tierra si no tenemos agua"; "Zapatero, queremos agua"; "Narbona dimisión" y "Agua para todos", recorrieron las principales calles de la ciudad hasta llegar a la sede de la Delegación del Gobierno.
La marcha, precedida por una decena de camiones de gran tonelaje, otra de taxis y una veintena de tractores, estaba encabezada por una pancarta de quince metros de longitud con el lema de la manifestación sostenida por los organizadores, entre ellos el presidente del Sindicato Central de Regantes, Francisco del Amor.
El presidente del PP, Mariano Rajoy; el jefe del Ejecutivo murciano, Ramón Luis Valcárcel y su homólogo valenciano, Francisco Camps; el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas y varios líderes populares de estas tres Comunidades, como la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, eran algunos de los que conformaban la representación política.
Los socialistas murcianos, que apoyan a los regantes en la defensa del trasvase Tajo-Segura, anunciaron ayer que, en contra de lo previsto, no acudirían a la marcha por haber sido "manipulada por el PP" y haberse convertido en la manifestación que este partido "tenía pendiente contra la política hidrológica del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero".
"Narbona, dimisión"; "queremos agua" y "agua del salero para Zapatero" eran algunas de las consignas que clamaban los manifestantes, entre quienes se había distribuido previamente regaderas de plástico con pegatinas en las que se podía leer "Este es el trasvase que nos promete la ministra Narbona".
Entre los manifestantes figuraban niños, adultos e inmigrantes que durante todo el trayecto hicieron sonar pitos de forma incesante al ritmo de la música que sonaba desde unos potentes equipos de megafonía que alternaban las melodías con consignas a favor del trasvase.
Ante la Delegación del Gobierno, el presidente del Sindicato Central de Regante, Francisco del Amor leyó un manifiesto, firmado por una veintena de asociaciones de regantes, agricultores, exportadores, sindicatos, empresarios y conserveros de Murcia, Alicante y Almería.
Del Amor afirmó que en estas provincias más de la tercera parte del agua que se consume para abastecimiento procede del río Tajo, y que con ella se riegan cerca de 150.000 hectáreas.
Asimismo indicó que el agua del Tajo proporciona riqueza y puestos de trabajo a la zona del Levante. "En esta tierra -dijo- no podríamos vivir sin las aguas del trasvase, por lo que no comprendemos como, desde regiones hermanas, hay quien pretende privarnos injustamente de esos recursos, que son propiedad de todos los españoles".
Añadió que el trasvase no debe ser "bandera política ni arma de confrontación entre comunidades" sino un elemento de unión, y que, "aunque somos conscientes de la sequía que afecta a España, también consideramos que se nos debe atender en nuestras justas peticiones de agua, cuando existen recursos excedentarios suficientes".
Pidió al Gobierno central que garantice el acueducto Tajo-Segura, al tiempo que rechazó el último trasvase aprobado por el Consejo de Ministros "por su falta de sensibilidad ante las necesidades reales de las zonas regables", y solicitó medidas extraordinarias para la captación de nuevos recursos.
Los organizadores de esta protesta también exigieron al Ejecutivo central "una solución definitiva al déficit de las cuencas mediterráneas, y en especial al estructural de 450 hectómetros cúbicos anuales que padece la cuenca del Segura", y que las desalinizadoras previstas se ejecuten antes de que finalice 2006.
Los regantes también reclaman que en la distribución de las aguas del trasvase se respete la proporción legalmente establecida entre abastecimiento y regadío, y que se adopten las medidas económicas necesarias para paliar las pérdidas agrícolas producidas por la sequía.
Bajo el lema "en defensa del Trasvase. Necesitamos el agua", los manifestantes, que portaban pancartas en las que se podía leer "Para qué queremos sol y tierra si no tenemos agua"; "Zapatero, queremos agua"; "Narbona dimisión" y "Agua para todos", recorrieron las principales calles de la ciudad hasta llegar a la sede de la Delegación del Gobierno.
La marcha, precedida por una decena de camiones de gran tonelaje, otra de taxis y una veintena de tractores, estaba encabezada por una pancarta de quince metros de longitud con el lema de la manifestación sostenida por los organizadores, entre ellos el presidente del Sindicato Central de Regantes, Francisco del Amor.
El presidente del PP, Mariano Rajoy; el jefe del Ejecutivo murciano, Ramón Luis Valcárcel y su homólogo valenciano, Francisco Camps; el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas y varios líderes populares de estas tres Comunidades, como la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, eran algunos de los que conformaban la representación política.
Los socialistas murcianos, que apoyan a los regantes en la defensa del trasvase Tajo-Segura, anunciaron ayer que, en contra de lo previsto, no acudirían a la marcha por haber sido "manipulada por el PP" y haberse convertido en la manifestación que este partido "tenía pendiente contra la política hidrológica del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero".
"Narbona, dimisión"; "queremos agua" y "agua del salero para Zapatero" eran algunas de las consignas que clamaban los manifestantes, entre quienes se había distribuido previamente regaderas de plástico con pegatinas en las que se podía leer "Este es el trasvase que nos promete la ministra Narbona".
Entre los manifestantes figuraban niños, adultos e inmigrantes que durante todo el trayecto hicieron sonar pitos de forma incesante al ritmo de la música que sonaba desde unos potentes equipos de megafonía que alternaban las melodías con consignas a favor del trasvase.
Ante la Delegación del Gobierno, el presidente del Sindicato Central de Regante, Francisco del Amor leyó un manifiesto, firmado por una veintena de asociaciones de regantes, agricultores, exportadores, sindicatos, empresarios y conserveros de Murcia, Alicante y Almería.
Del Amor afirmó que en estas provincias más de la tercera parte del agua que se consume para abastecimiento procede del río Tajo, y que con ella se riegan cerca de 150.000 hectáreas.
Asimismo indicó que el agua del Tajo proporciona riqueza y puestos de trabajo a la zona del Levante. "En esta tierra -dijo- no podríamos vivir sin las aguas del trasvase, por lo que no comprendemos como, desde regiones hermanas, hay quien pretende privarnos injustamente de esos recursos, que son propiedad de todos los españoles".
Añadió que el trasvase no debe ser "bandera política ni arma de confrontación entre comunidades" sino un elemento de unión, y que, "aunque somos conscientes de la sequía que afecta a España, también consideramos que se nos debe atender en nuestras justas peticiones de agua, cuando existen recursos excedentarios suficientes".
Pidió al Gobierno central que garantice el acueducto Tajo-Segura, al tiempo que rechazó el último trasvase aprobado por el Consejo de Ministros "por su falta de sensibilidad ante las necesidades reales de las zonas regables", y solicitó medidas extraordinarias para la captación de nuevos recursos.
Los organizadores de esta protesta también exigieron al Ejecutivo central "una solución definitiva al déficit de las cuencas mediterráneas, y en especial al estructural de 450 hectómetros cúbicos anuales que padece la cuenca del Segura", y que las desalinizadoras previstas se ejecuten antes de que finalice 2006.
Los regantes también reclaman que en la distribución de las aguas del trasvase se respete la proporción legalmente establecida entre abastecimiento y regadío, y que se adopten las medidas económicas necesarias para paliar las pérdidas agrícolas producidas por la sequía.