The historical agony of the Tajo

Wed, 13/07/2005

La Vanguardia

La tristeza va envolviendo el espíritu a medida que el conductor se adentra en la Alcarria camino de los dos grandes embalses que recogen el agua de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía. El polvo ensucia los matorrales y árboles de la zona, el mismo polvo que levantan los tractores cuando intentan horadar la tierra y prepararla para los próximos cultivos. El esfuerzo es baldío, tal es el estado en que se encuentran unos campos que este año, a consecuencia de la sequía, apenas si han dejado que los cereales crezcan un palmo. Y este es el sustento de una buena parte de los habitantes de la treintena de municipios ubicados en las proximidades de lo que se ha dado en llamar pomposamente el mar de Castilla. Pero el problema no es el estado que hoy tienen esas tierras, el problema está en que esta zona no tiene literalmente agua pese a vivir junto al Tajo. Tan poca agua tienen que ese preciado líquido debe ser transportado en camiones cisternas, algo que ocurre cada verano aún cuando el año haya sido generoso en lluvias.
Todas las instituciones y organismos, desde el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Castilla-La Mancha hasta los agricultores y los ecologistas, reconocen que la situación de los municipios de la cabecera del Tajo es insostenible, palabra que en los oídos de esta gente suena vacía de contenido. ¿Por qué? La respuesta la da Manuel, vecino de fin de semana de Aullón: 'En la década de los 80 también la pronunciaban los políticos, pero no se hizo nada. Y esa desidia nos obligó a la mayoría de los vecinos de por aquí a marcharnos a Madrid o a Catalunya en busca de trabajo. Y veinte años después, siguen diciendo que la situación es insostenible mientras la Diputación de Guadalajara sigue trayéndonos agua en camiones'.
¿Cómo puede ser que los municipios de la cabecera del Tajo, el único río de España que da agua a tres comunidades -Murcia, Valencia y Andalucía- no tenga ni siquiera agua para beber? La respuesta la tienen clara los habitantes de Sacedón, Buendía, Tabladillo, Cogolludo, Pareja…. 'Por dejadez política y porque no interesamos a nadie', explica Vicente Obispo, alcalde de Buendía y presidente de la asociación de municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía. 'Todo el mundo se ha preocupado de llevar agua a Murcia para favorecer su expansión económica, dejando de lado a Castilla-La Mancha y, más en concreto, a los pueblos que pese a que tenemos el río a nuestros pies ni siquiera podemos usarlo'.
El problema de la cabecera del Tajo es que no tiene la infraestructura necesaria para llevar el agua del río a los municipios. 'Sí hubo dinero para llevarlo hasta Murcia pero no para llevarlo a los pueblos próximos', señala Obispo. Las consecuencias no se hicieron esperar: 'Despoblamiento, población envejecida y pocas perspectivas de desarrollo', señala Miguel Ángel Hernández Soria, coordinador de Ecologistas en Acción de Castilla-La Mancha. En el polo opuesto se observa el crecimiento del Levante desde que en 1983 se puso en marcha de manera efectiva el trasvase: crecimiento de la población e incremento de la renta económica. Así, mientras en el año 1965 el porcentaje de renta sobre el total nacional de Murcia era del 1,86%, ahora supera el 2,35%. En Guadalajara, sin embargo, tanto en el año 65 como ahora la renta supone sólo el 0,40% del total nacional, según datos de la organización ecologista. Y todo ello, pese a que existe la norma legal que señala que la cuenca cedente no puede verse afectada por el trasvase.
La indignación de los habitantes de la zona de Entrepeñas y Buendía es más que manifiesta. Y no es de ahora. En cualquier pared, incluidos los muros de los embalses, se ven pintadas históricas contra el trasvase, renovadas año a año sin éxito. 'Es muy triste ver cómo tu pueblo se muere literalmente de sed mientras los del Levante usan el agua para regar unos campos que cada año suman más hectáreas, y para derrocharla en campos de golf, urbanizaciones por doquier, parques temáticos y para lavar sus coches…Y nosotros, mientras tanto, con camiones cisterna y tierras muertas', señala Obispo,quien 'exige' el derecho de estos pueblos a sobrevivir. Y esa supervivencia depende por completo del agua.
Los alcaldes de los pueblos de la cabecera del Tajo piden su oportunidad de desarrollarse, algo que podría ser una realidad con el turismo. Situados a poco más de una hora de Madrid, ubicados en el corazón verde de la Alcarria, creen que podrían convertirse en una 'muy buena opción' de descanso para los inquietos madrileños, máxime cuando la sierra de esta comunidad está sobresaturada. '¿Por qué se permite el despegue de Murcia como zona turística y no el de la cabecera del Tajo?', preguntan los vecinos. No hay respuesta, como tampoco la ha habido de adónde han ido a parar las compensaciones económicas que los usuarios del agua trasvasada deben dar a la cuenca del Tajo y que, según la ley, han de ir destinadas a financiar obras hidráulicas en la cuenca cedente, recuerda Miguel Ángel Hernández.
Según este ecologista, en el tiempo que lleva funcionando el trasvase se han aportado a este fondo unos 162 millones, que se reparten entre las regiones de Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura. Castilla-La Mancha ha recibido sólo 72 millones, dinero que recibe directamente la Junta y que, según los alcaldes y la asociación ecologista, se han incluido en los presupuestos para 'fines diversos. En esos fines no se encontraban la mejora del abastecimiento en la cabecera del Tajo. Nunca hemos recibido contraprestación alguna', señalan los alcaldes.
Mientras que una parte de España se tira los trastos a la cabeza por saber de quién es el agua, la preocupación de los pueblos próximos a Entrepeñas y Buendía se centra día a día en si van a tener agua para beber. Cuando Castilla-La Mancha y el Levante discuten sobre el significado del término solidaridad, municipios como Tabladillo, Pareja, Sacedón, Cogolludo y Alcolea del Pinar esperan como agua de mayo el camión cisterna con entre 100.000 y 200.000 litros de agua para aliviar la sed y el calor. Ya ni siquiera se quejan de que el agua pasa por su lado sin que la puedan tocar.
'No es cierto, los pantanos están bajo mínimos, el lodo asoma y cada día el tamaño de los embalses empequeñece por momentos. Basta comprobar cómo se puede ir andando desde Sacedón, por debajo de la N-320, hasta la orilla donde aparcan las embarcaciones. ¿Pero qué agua quieren que les demos si la capacidad de lo que antes fuera el mar de Castilla está apenas a un 20 por ciento? ¿Además, para qué, para regar más y más cultivos, más y más campos de golf, para dar de beber a más y más gente?', pregunta indignado el alcalde de Buendía.
Sin embargo, aún tienen esperanzas. Es lo único que les queda. Primero, de que el trasvase se convierta en política del pasado y que las tan prometidas obras de infraestructuras lleguen en un plazo de dos años. Así se han comprometido el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. Las obras contempladas en el programa Agua incluyen el abastecimiento del embalse de Entrepeñas, la ampliación de la potabilizadora del Sorbe, un puente que unirá las dos orillas del embalse de Buendía, y las obras de depuración del entorno de Entrepeñas y Buendía, entre otros proyectos. Un ambicioso programa que, a juicio de Obispo, permitirá a esta tierra tener agua, 'es decir, vivir'.

La carencia de agua por la falta de infraestructuras ha despoblado y empobrecido esta zona de la Alcarria


Los pueblos de la cabecera del Tajo ven pasar el agua mientras en sus casas los grifos están secos