Pesticide pollutes the biggest bag of water of Andalucia. 250.000 affected in Cordoba

Wed, 13/07/2005

ABC

La bolsa de agua más grande de Andalucía, el pantano de Iznájar, está contaminada con un plaguicida que se utiliza para la fumigación de los olivares.

Este embalse, con una capacidad de almacenamiento de 981 hectómetros cúbicos de agua, se localiza al sur de la provincia cordobesa, aunque también ocupa parte de Málaga y Granada. De él, la Empresa Provincia de Agua, Emproacsa (dependiente de la Diputación), transporta el agua para 25 municipios de las comarcas Subbética, Campiña Sur, Vega del Guadalquivir y Guadajoz, donde habitan unas 250.000 personas -aproximadamente un tercio de la población total de la provincia cordobesa- y donde se concentra buena parte del olivar cordobés, casi un monocultivo en esta parte.

Altos niveles de terbutilazina

Desde ayer, estos consumidores no pueden utilizar el agua procedente de este monumental embalse por orden de la Delegación de Salud de la Junta al detectarse unos niveles superiores a lo permitido del herbicida denominado terbutilazina. La noticia, siendo preocupante, aún lo es más al trascender ayer que la Junta de Andalucía conocía desde hace varios meses que el agua contenía este herbicida. Las alarmas saltaron a finales del año pasado, fecha en la que Emproacsa recibe por parte de un municipio afectado la primera comunicación de que había parecido esta sustancia tóxica en el suministro domiciliario. Cuatro meses más tarde, a principios de abril, fue la alcaldesa de Almodóvar del Río, María Sierra Luque (IU-CA), la que alertó de nuevo a Emproacsa de que, por dos veces en menos de un mes, se habían superadolos límites autorizados de pesticidas. Como en el caso anterior, Emproacsa informó de esta situación a la Delegación de Salud, que no informó públicamente hasta ayer de la naturaleza del problema.

Problemas técnicos para los análisis

En la misiva que la alcaldesa de Almodóvar envió el 15 de abril pasado se detalla que el 9 de marzo se realizaron unos análisis, dando como resultado «dos parámetros alterados, el índice Langelier y terbutilazina». El primero mide el Ph, las concentraciones de biocarbonato y calcio, y su alto nivel podría deberse a la característica de los manantiales de los macizos karsticos.

En abril, se repitieron los análisis, esta vez a requerimiento de una inspectora de Sanidad, cuya acta concluye que los niveles son superiores a los índices permitidos.

La respuesta que dio la empresa provincial fue muy clara: en primer lugar, informó que es una competencia de Salud, a la que aseguró haber informado de los incidentes; en segundo lugar, confirmó que «en los controles analíticos que hacemos en las aguas suministradas no hemos encontrado otros pesticidas en cantidades significativas». Lo más llamativo es que en la misiva que envía a la alcaldesa de esta localidad declara que sus recursos técnicos le impiden detectar la terbutilazina, razón por la cual su laboratorio no detectó la existencia del herbicida.

Fuentes de la Diputación de Córdoba informaron ayer a este periódico que su responsabilidad se circunscribe a ser «transportadores» del agua, apuntando hacia la Administración estatal y andaluza como las dos a las que correspondería el peso de las decisiones. El ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir con sede en Granada (de la depende el pantano), Joaquín Delgado, descargó de culpa al organismo estatal, ya que su responsabilidad se limita a la regulación de la cuenca -en este caso, por emdio del embalse-, pero quien suministra e «hizo la obra fue Emproacsa».

«Sin riesgo inmediato»

Por su parte, la Delegación de Salud emitió ayer un comunicado donde, además de enumerar los pueblos afectados, subraya que la calificación de «no apta para el consumo» tampoco significa que exista peligro para los consumidores. «No implica riesgo inmediato para la población», si bien admite que sólo se podrá abrir el grifo para el aseo personal o para el funcionamiento de los electrodomésticos que precisen del líquido elemento.

Lo que se va a hacer a partir de ahora lo deciden esta mañana las administraciones implicadas, es decir la Confederación, la Diputación (como suministradora), la Delegación de Salud (responsable de la calidad) y los ayuntamientos (que son los que abastecen en fase de baja). Los interlocutores de la institución provincial consultados por este diario no pudieron precisar el tiempo que se tardará en volver a autorizar el consumo, ni qué medidas se van a llevar a cabo para el suministro de agua. Apuntaron eso sí que, en cualquier caso, el abastecimiento tendrá que realizarse por otros medios, como el agua embotellada o mediante cisternas.

Ésta no es la primera vez que el uso de pesticidas o herbicidas contamina los acuíferos de los que se abastecen los pueblos de la provincia.

Agua mineral, cubas y pozos para sobrevivir

Mientras se comienza a aplicar las medidas correctoras para eliminar la contaminación en el Pantano de Iznajar, los ayuntamientos de las poblaciones afectadas están suministrando agua potable a sus ciudadanos de distintas maneras. Según informó la delegada de Salid en Córdoba, María Isabel Baena, unos ofrecen agua mineral, otros llevan agua en cubas y otros han recurrido aal agua de pozo. Las medidas correctoras que se están planteando ahora son la a instalación de filtros de carbón activo en los sistemas de extracción de agua del embalse o la captación de agua a distintos niveles que no se encuentren contaminados.