Fecal waters to save crops in Murcia
Mon, 04/07/2005
Los propietarios de terrenos que utilizan el agua de los embalses propios del río Segura, que hoy están al 15% de su capacidad, y que es el colectivo de agricultores más numeroso, con cerca de 80.000 personas que trabajan unas 60.000 hectáreas, son los que peor lo están pasando con la sequía que ha vuelto a reabrir la denominada guerra del agua entre Castilla-La Mancha y la Región de Murcia. Este colectivo no recibe recursos del Acueducto Tajo-Segura, cuyos regantes contarán con 42 hectómetros para los próximos tres meses, tal y como decidió el Consejo de Ministros el pasado viernes en Mérida.
Precisamente en la reunión del Consejo de Ministros, a la que no asistió el titular de Defensa y ex presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en su afán por conseguir más agua para los regadíos de Murcia, argumentó que la falta de recursos podría acarrear problemas sanitarios, ya que en su desesperación algunos agricultores estarían tentados de utilizar aguas fecales o residuales, una práctica que ya ha levantado quejas en algún país de la Unión Europea. Pero eso es algo que ya se está haciendo en la actualidad, según argumentan los propios agricultores, quienes manifiestan que el riego con aguas residuales está permitido si no entra en contacto con la producción.
El problema de la sequía ha llegado hasta tal punto que los 500 propietarios de unos cuatro millones de metros cuadrados de terrenos con derecho a agua del Segura de Beniel, un pequeño municipio de 8.000 habitantes situado a 14 kilómetros de la capital regional, justo en la línea que une la provincia con Alicante, o lo que es lo mismo, la frontera natural entre la Vega Media y la Vega Baja del Segura, utilizan las aguas fecales de sus viviendas para completar sus caudales.
Pese a tener derecho a regar con agua del Segura, cuyos embalses disponen en estos momentos de sólo 90 hectómetros cúbicos, la cantidad justa para mantener el caudal ecológico, en realidad la mayor parte de sus recursos los reciben de la depuradora de Murcia. 'Y no son suficientes, por lo que nos vemos obligados a mezclarla con las aguas fecales de nuestras casas, ya que en pleno siglo XXI la mayor parte del municipio no tiene alcantarillado', se lamenta David Fernández, que es procurador del Azarbe del segundo tercio de Beniel, y que tiene en propiedad unas 14 tahúllas, que equivalen cada una a 1.118 metros cuadrados. Pese a todo, Fernández no quiere ni oír hablar de una posible inspección de sanidad, 'ya que era lo que nos faltaba, que ahora nos quitaran lo poco que tenemos, aunque sea agua en condiciones muy dudosas'.
Francisco Esquiva es también procurador del Azarbe, aunque tiene 'más cargo que David', asegura, ya que es el responsable del segundo tercio del Bollo Norte, El Horcajo y el Reguerón de Hurchillo, todos ellos parajes situados también en Beniel, cuya principal producción son los cítricos y las hortalizas, precisamente un cultivo que este año se ha perdido casi al completo, primero por las heladas y ahora por la sequía.
Sobre las críticas de que los agricultores murcianos no utilizan bien el agua, Esquiva no está para nada de acuerdo, pese a que el regadío tradicional es el que menos se ha modernizado y utiliza el riego denominado a manta, que no recurre al goteo. 'Procedemos de una cultura secular del agua heredada de los moriscos, que fueron los que nos enseñaron a utilizar hasta la última gota, ya que siempre ha habido recursos limitados. Pero lo que la gente no sabe es que el riego por inundación es muy bueno para el entorno, sobre todo en un momento en el que avanza la desertización'.
Mientras pasea junto a los bancales de limoneros de Beniel, Esquiva recuerda que son los propios grupos ecologistas los que piden que se mantenga el riego a manta, ya que recarga los acuíferos, que en estos momentos están bajo mínimos. 'Además', explica este regante, propietario de unas 14 tahúllas y que alquila unas 40 más, 'cuando utilizamos el agua, el que está detrás también puede disponer de los sobrantes, por lo que nosotros somos los primeros que hemos recurrido a la reutilización de los recursos, que se aprovechan río abajo en varias ocasiones en la provincia de Alicante'.
Tanto Esquiva como Fernández, quienes se lamentan de la escasez de agua, aseguran que si la situación de los regantes del Tajo-Segura es mala por la sequía, la de ellos, los agricultores tradicionales, y en concreto los de Beniel, es dramática: 'Mira en cualquier acequia del pueblo. Apenas hay agua, sólo hay barro. Los desagües están totalmente anegados y no dejan pasar el poco agua que nos llega. Y encima han instalado un motor en la pedanía murciana de San Pedro, que saca mucho más de lo que les permite la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). Pero nadie hace nada, porque son amigos de los que gobiernan en el PP murciano', denuncia Esquiva, quien asegura que no tiene pelos en la lengua.
Manuel Martínez Navarro, propietario de 24 tahúllas, recuerda que a principios de año plantó patatas, 'y no me molesté en recogerlas por los bajos precios del mercado, que estaban a 7 céntimos el kilogramo'. Pero la mala suerte de este agricultor de Beniel se completó al helársele las alcachofas y recibir la noticia de que no tenía derecho a ninguna ayuda de la Consejería de Agricultura y Agua de Murcia, que le comunicó que sólo recibirían dinero los que tuvieran un seguro agrario.
Por la falta de rentabilidad y ante la pregunta de cuál será el futuro de la huerta murciana, Esquiva lo tiene claro: 'Los ladrillos avanzan muy rápido hacia aquí y creo que nosotros no somos rentables. Además, la población que se dedica al campo está envejeciendo. Mi hijo, que va a hacer prácticas en un bufete de abogados de Murcia, ya me ha dicho que las azadas son para mí, que él no quiere ni oír de hablar de eso'.
Todos lo tienen claro y repiten la frase 'no somos rentables', por lo que esperan la 'llamada de las excavadoras', que según ellos, promueven desde el Gobierno regional de Ramón Luis Valcárcel (PP). Mientras tanto, le han pedido al comisario de Aguas de la CHS, Manuel Aldeguer, que consiga, 'como sea', agua de los pozos de sequía, 'aunque los recursos de esos acuíferos suelen estar muy salinizados, por lo que pueden servir para un riego, como máximo para dos, pero con tres ya se secarían los árboles'. 'Sabemos que Aldeguer está haciendo todo lo posible, pero cuando no hay agua, no hay, y no se puede hacer nada'.
Precisamente en la reunión del Consejo de Ministros, a la que no asistió el titular de Defensa y ex presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en su afán por conseguir más agua para los regadíos de Murcia, argumentó que la falta de recursos podría acarrear problemas sanitarios, ya que en su desesperación algunos agricultores estarían tentados de utilizar aguas fecales o residuales, una práctica que ya ha levantado quejas en algún país de la Unión Europea. Pero eso es algo que ya se está haciendo en la actualidad, según argumentan los propios agricultores, quienes manifiestan que el riego con aguas residuales está permitido si no entra en contacto con la producción.
El problema de la sequía ha llegado hasta tal punto que los 500 propietarios de unos cuatro millones de metros cuadrados de terrenos con derecho a agua del Segura de Beniel, un pequeño municipio de 8.000 habitantes situado a 14 kilómetros de la capital regional, justo en la línea que une la provincia con Alicante, o lo que es lo mismo, la frontera natural entre la Vega Media y la Vega Baja del Segura, utilizan las aguas fecales de sus viviendas para completar sus caudales.
Pese a tener derecho a regar con agua del Segura, cuyos embalses disponen en estos momentos de sólo 90 hectómetros cúbicos, la cantidad justa para mantener el caudal ecológico, en realidad la mayor parte de sus recursos los reciben de la depuradora de Murcia. 'Y no son suficientes, por lo que nos vemos obligados a mezclarla con las aguas fecales de nuestras casas, ya que en pleno siglo XXI la mayor parte del municipio no tiene alcantarillado', se lamenta David Fernández, que es procurador del Azarbe del segundo tercio de Beniel, y que tiene en propiedad unas 14 tahúllas, que equivalen cada una a 1.118 metros cuadrados. Pese a todo, Fernández no quiere ni oír hablar de una posible inspección de sanidad, 'ya que era lo que nos faltaba, que ahora nos quitaran lo poco que tenemos, aunque sea agua en condiciones muy dudosas'.
Francisco Esquiva es también procurador del Azarbe, aunque tiene 'más cargo que David', asegura, ya que es el responsable del segundo tercio del Bollo Norte, El Horcajo y el Reguerón de Hurchillo, todos ellos parajes situados también en Beniel, cuya principal producción son los cítricos y las hortalizas, precisamente un cultivo que este año se ha perdido casi al completo, primero por las heladas y ahora por la sequía.
Sobre las críticas de que los agricultores murcianos no utilizan bien el agua, Esquiva no está para nada de acuerdo, pese a que el regadío tradicional es el que menos se ha modernizado y utiliza el riego denominado a manta, que no recurre al goteo. 'Procedemos de una cultura secular del agua heredada de los moriscos, que fueron los que nos enseñaron a utilizar hasta la última gota, ya que siempre ha habido recursos limitados. Pero lo que la gente no sabe es que el riego por inundación es muy bueno para el entorno, sobre todo en un momento en el que avanza la desertización'.
Mientras pasea junto a los bancales de limoneros de Beniel, Esquiva recuerda que son los propios grupos ecologistas los que piden que se mantenga el riego a manta, ya que recarga los acuíferos, que en estos momentos están bajo mínimos. 'Además', explica este regante, propietario de unas 14 tahúllas y que alquila unas 40 más, 'cuando utilizamos el agua, el que está detrás también puede disponer de los sobrantes, por lo que nosotros somos los primeros que hemos recurrido a la reutilización de los recursos, que se aprovechan río abajo en varias ocasiones en la provincia de Alicante'.
Tanto Esquiva como Fernández, quienes se lamentan de la escasez de agua, aseguran que si la situación de los regantes del Tajo-Segura es mala por la sequía, la de ellos, los agricultores tradicionales, y en concreto los de Beniel, es dramática: 'Mira en cualquier acequia del pueblo. Apenas hay agua, sólo hay barro. Los desagües están totalmente anegados y no dejan pasar el poco agua que nos llega. Y encima han instalado un motor en la pedanía murciana de San Pedro, que saca mucho más de lo que les permite la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). Pero nadie hace nada, porque son amigos de los que gobiernan en el PP murciano', denuncia Esquiva, quien asegura que no tiene pelos en la lengua.
Manuel Martínez Navarro, propietario de 24 tahúllas, recuerda que a principios de año plantó patatas, 'y no me molesté en recogerlas por los bajos precios del mercado, que estaban a 7 céntimos el kilogramo'. Pero la mala suerte de este agricultor de Beniel se completó al helársele las alcachofas y recibir la noticia de que no tenía derecho a ninguna ayuda de la Consejería de Agricultura y Agua de Murcia, que le comunicó que sólo recibirían dinero los que tuvieran un seguro agrario.
Por la falta de rentabilidad y ante la pregunta de cuál será el futuro de la huerta murciana, Esquiva lo tiene claro: 'Los ladrillos avanzan muy rápido hacia aquí y creo que nosotros no somos rentables. Además, la población que se dedica al campo está envejeciendo. Mi hijo, que va a hacer prácticas en un bufete de abogados de Murcia, ya me ha dicho que las azadas son para mí, que él no quiere ni oír de hablar de eso'.
Todos lo tienen claro y repiten la frase 'no somos rentables', por lo que esperan la 'llamada de las excavadoras', que según ellos, promueven desde el Gobierno regional de Ramón Luis Valcárcel (PP). Mientras tanto, le han pedido al comisario de Aguas de la CHS, Manuel Aldeguer, que consiga, 'como sea', agua de los pozos de sequía, 'aunque los recursos de esos acuíferos suelen estar muy salinizados, por lo que pueden servir para un riego, como máximo para dos, pero con tres ya se secarían los árboles'. 'Sabemos que Aldeguer está haciendo todo lo posible, pero cuando no hay agua, no hay, y no se puede hacer nada'.