Narbona and Espinosa ask farmers about crops problem. River Tajo has decreased its water flow since fifty years ago. What happened in summer of 1995?

Wed, 29/06/2005

La Verdad

En los cuatro primeros años de funcionamiento del trasvase se vaciaron los dos embalses, arrojando hasta 4.300 hectómetros cúbicos para generar electricidad M. B. B. M. BUITRAGO M. B. B./MURCIA

MURCIA

MURCIA BAJO NIVEL. El pantano de Entrepeñas, de donde parte el acueducto, presentaba este aspecto en enero. / EFE ASÍ SE HA TRASVASADO

LAS APORTACIONES Primera fase: Entre 1979 y 1983 se produjo un vaciado de los dos grandes embalses para usos hidroeléctricos. Se arrojaron río abajo más de 4.300 hectómetros cúbicos, lo cual condicionó toda la planificación posterior. El Acueducto Tajo-Segura estaba en fase de pruebas y se derivó una media de 211 hectómetros cúbicos.

Segunda fase: Entre los años 1984 y 1991 (periodo del PSOE) se trasvasó una media de 336 hectómetros/año para abastecimientos y regadíos

Tercera fase: Entre los años 1996 y 2004 la media ha aumentado hasta los 519 hectómetros anuales (periodo del PP), gracias a una mejor planificación de la cabecera. En el año 2001 se consiguió por vez primera el máximo trasvasable de 600 hm3. Máximas: En los años 1935 y 1940 entraron en la cabecera del Tajo (los pantanos de Entrepeñas y Buendía) 3.343 y 3.278 hectómetros cúbicos, respectivamente.

Medias: Entre 1949 y 1979, las aportaciones medias oscilaron entre 1.200 y 1.500 hectómetros cúbicos.

A la baja: Desde el año 1979 hasta ahora, la media es de 800 hectómetros cúbicos.

Las ministras de Agricultura y de Medio Ambiente, Elena Espinosa y Cristina Narbona, han solicitado al Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura que elabore un informe urgente y más detallado de las pérdidas que sufrirán sus cultivos si no reciben el agua necesaria para su subsistencia este verano. Este informe será valorado por el Consejo de Ministros, que debe tomar el viernes una decisión sobre el próximo desembalse del Tajo al Segura.

El Sindicato Central ya elaboró un informe exhaustivo sobre las pérdidas de este año hidrológico, que arrojaban un balance negativo de 14.550 empleos perdidos y 14.000 hectáreas sin cultivar. Ambas ministras quieren que los regantes afinen todavía más.

Por otra parte, tanto los regantes como el presidente de la Confederación del Segura, José Salvador Fuentes Zorita, confirmaron ayer a La Verdad que Medio Ambiente lleva estudiando desde hace días el envío de aguas del Negratín y del Júcar al Segura mediante la figura del intercambio de concesiones (bancos públicos de agua) para completar el próximo desembalse del Tajo. Con una entrada de agua de hasta 3.343 hectómetros cúbicos en el año 1935, se hacía imperiosa una planificación hidrológica en la cabecera del río Tajo que parecía llamada al éxito dada la abundancia casi salvaje de recursos.

Pero ese nivel de aportaciones ya no volvió a repetirse, descontando una alegría similar de 3.278 hectómetros cúbicos en el año 1940. Desde entonces, las reservas han ido experimentando una tendencia a la baja asociada a un régimen de lluvias también descendente, y que muchos asocian sin dudarlo al cambio climático.

Sólo la capacidad de este río de recuperarse rápidamente después de los periodos de sequía, unido a una planificación más rigurosa en la última época, han certificado una aceptable operatividad del acueducto. Se construyó durante el régimen franquista, pero todas sus aguas se han derivado a la cuenca del Segura en democracia.

Los hiperembalses de Entrepeñas y Buendía, capaces de almacenar 2.400 hectómetros cúbicos, fueron construidos en 1957 para regular la cabecera del Tajo y posteriormente, en 1980, para hacer otro tanto para el Aprovechamiento Conjunto Tajo-Segura.

Pero su estreno resultó ser de lo más desafortunado, y que en los cuatro primeros años de funcionamiento se vaciaron casi por completo los dos grandes pantanos para usos hidroeléctricos en la cuenca del Tajo. De tal forma que se produjeron desembalses indiscriminados y sistemáticos de 1.882, 1.211, 728 y 592 hectómetros cúbicos para generar energía eléctrica.

Con este nefasto punto de partida, con descargas hasta cuatro veces superiores a los propios usos consuntivos del Tajo, el acueducto hacia la cuenca del Segura, aunque aún en fase de pruebas, tuvo un estreno decepcionante porque los dos grandes embalses estaban prácticamente vacíos: sólo atesoraban 545 hm3. Fue el punto de partida de lo que vino después.

¿Pero qué le sucede a la cabecera del Tajo? ¿Puede soportar los consumos actuales y futuros que reclama el Gobierno de Castilla-La Mancha, y a la vez satisfacer a la cuenca del Segura? Las aportaciones van a la baja, eso es incuestionable si se observa la serie histórica.

El informe elaborado por el Sindicato Central de Regantes del Trasvase ha analizado la media móvil de un periodo de veinte años y se observan dos tendencia muy diferenciadas: entre los años 1949 y 1979 la entrada de agua en la cabecera del Tajo variaba entre los 1.200 y los 1.500 hectómetros cúbicos anuales.

No obstante, a partir de 1979 -casi cuando empieza la explotación del trasvase- «la tendencia resulta claramente descendente, pasando progresivamente a valores que rondan en la actualidad los 800 hm3 anuales, estabilizándose en este cifra en los últimos 10 años», señala el informe.

Por ciclos

El único respiro es que si se atiende a la media de 5 años, se detectan periodos cíclicos de recuperación de aportaciones, inmediatamente posteriores a los periodos de sequía. Eso fue lo que ocurrió en los años 1975, 1983 y 1995.

Este año hidrológico existe el temor cada vez más claro de que se registre un mínimo histórico de aportaciones en la cabecera del Tajo. Hasta el momento, sólo han entrado 276 hectómetros cúbicos.

La situación no es trágica porque los embalses de Entrepeñas y Buendía tienen reservas acumuladas de años anteriores. Los regantes de la cuenca del Segura reclaman los excedentes que según la ley se contabilizan a partir de los 240 hectómetros cúbicos y que debe decidir el Consejo de Ministros, aunque saben que asumen gran riesgo, ya que en otoño podrían quedarse sin un gota de agua del Tajo.

El Sindicato Central confía en la experiencia; es decir, en una rápida recuperación tras la sequía. Si no se produce, ellos mismo admiten en su informe que «se podría hablar de situación crítica». Las referencias al verano de 1995, cuando se vivió la última gran sequía, son continuas estos días. Y la pregunta también: ¿Por qué entonces aprobó el Consejo de Ministros, mediante real decreto, un trasvase de 55 hectómetros cúbicos a la cuenca del Segura, habiendo tan sólo 155 hectómetros almacenados en Entrepeñas y Buendía? ¿Y por qué ahora, con más de 515 hectómetros, con mucha más agua embalsada en la cabecera, se cuestiona el envío de 120 hectómetros cúbicos para regar?

La diferencia está en que entonces no existían las reglas de explotación ni disposiciones normativas que definieran los volúmenes excedentarios.

Cuando se aprobó el Plan de Cuenca del Tajo, en 1998, después de una hábil negociación entre José Bono, entonces presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, y la ministra del PP Isabel Tocino (Medio Ambiente), el régimen de desembalses cambió drásticamente. Un gol por toda la escuadra, si se mira desde Murcia, que le coló Bono al Gobierno de Aznar y a la cuenca del Segura.

Aquel acuerdo establece un mínimo intocable de 240 hectómetros cúbicos; la intervención del Consejo de Ministro cuando haya menos de 530 hm3 de media; y desembalses condicionados que sólo pueden alcanzar el máximo legal de 600 hectómetros cúbicos anuales cuando los dos grandes pantanos de cabecera tengan más de 1.500 hectómetros de reserva; o bien cuando en el año hidrológico haya más de 1.000 hectómetros de aportaciones.

Esta situación sólo se ha producido una vez en los 25 años de funcionamiento del trasvase: durante el año hidrológico 2000/2001.

Aquel trasvase de socorro del verano de 1995, que aprobó el Gobierno de Felipe González a instancias del ministro José Borrell (Cristina Narbona era secretaria de Estado de Medio Ambiente), tuvo una factura más abultada.

Por un lado se redujo hasta tres metros cúbicos por segundo el caudal circulante del Tajo a su paso por Aranjuez; pero por el otro se aprobó también por real decreto un nuevo trasvase de 50 hectómetros cúbicos anuales, con carácter permanente, de la cabecera del Tajo a la cuenca alta del Guadiana; con volúmenes a costa de las reservas de cabecera y en menoscabo de la cuenca del Segura.